Los resultados de previas investigaciones demuestran que las parejas casadas tienen usualmente mejor estado de salud que las parejas no casadas, pero ¿estos resultados se aplican también a las personas que cohabitan con su pareja del mismo sexo?
Un reciente estudio publicado en Journal of Health and Social Behavior encuestó durante los años 2007 y 2009, a parejas del mismo sexo que vivían juntas. Las parejas respondieron preguntas sobre su estado de salud, las cuales fueron comparadas con las parejas heterosexuales que estaban casadas y que vivían juntas, personas divorciadas, viudas y personas que nunca se habían casado. El estudio contó con el total de 1.634 mujeres que vivían con su pareja del mismo sexo y 1.659 hombres que vivían con sus compañeros del mismo sexo.
Los resultados confirman los datos de investigaciones previas, las personas del mismo sexo que viven juntas tienen mejor salud que las personas solteras, sin embargo también encontró que las parejas del mismo sexo reportan un estado de salud más pobre que las parejas heterosexuales casadas.
La socióloga y directora de la investigación, Hui Liu, explicó: “Estas relaciones (como matrimonio) entre personas del mismo sexo, representan una población muy interesante, no sólo para la política, sino en términos de disparidades en la salud.”
Luego de controlar los efectos del estatus socioeconómico. Se encontró que las personas comprometidas en relaciones con otras personas del mismo sexo, eran 61% más propensas a tener una salud regular o mala en comparación con los hombres en matrimonios heterosexuales; por otro lado, las mujeres que vivían con sus parejas del mismo sexo eran 46% más propensas a un estatus sanitario inferior, en comparación con las mujeres en matrimonios heterosexuales.
La investigación en general no encontró variaciones entre la raza y el género, en comparación con las parejas del mismo sexo y heterosexuales, pero sí se encontró diferencias cuando se comparó a las mujeres que vivían con una pareja del mismo sexo con las mujeres solteras. Las mujeres negras que vivían con sus parejas femeninas tenían un peor estatus de salud que las mujeres negras que no estaban casadas. Por el contrario, las mujeres blancas que co-habitaban con parejas femeninas tenían un mejor estado de salud que las heterosexuales que co-habitaban con su pareja y las mujeres divorciadas.
Los investigadores especulan que estos hallazgos, en cuanto a la baja calidad del estatus de salud entre las mujeres negras, podría deberse a los altos niveles de homofobia y discriminación que pueden experimentar siendo éstas lesbianas, lo que a su vez puede influenciar su salud.
De hecho, estas presiones sociales, y el estrés provocado, podría explicar en parte, los bajos niveles de salud de los hombres y mujeres que viven con parejas del mismo sexo. Liu también sugiere que la legalización de las personas del mismo sexo podría mejorar la salud de estas personas y reduciría las disparidades que se ven en la sociedad.
Liu agregó: “La mayoría de estas personas que están cohabitando no pueden casarse legalmente, así que no pueden obtener los recursos relacionados con el matrimonio, por ejemplo, los beneficios de las aseguradoras de salud para los cónyuges. Esto no es bueno para su salud. Además las parejas del mismo sexo sufren de altos niveles de discriminación y estrés, lo que puede afectar directamente su salud física.”
El matrimonio igualitario ya es una realidad en diferentes países del mundo. Sería importante realizar estudios que evalúen los niveles de salud de las parejas del mismo sexo y contrastarlos con los países donde todavía no es legal. Esto permitiría agregar argumentos aún más sólidos en los foros políticos donde se debate la posibilidad del matrimonio igualitario.
Fuente: Healthland