Javier Tovar nos relata en EFE Salud cómo el actor y escritor Damián Alcolea dejó sin palabras a la reina Letizia y a los diputados españoles con su discurso acerca de su diagnóstico obsesivo compulsivo y cómo ha luchado desde que era adolescente para seguir adelante:
“Empecé a ir a una psicóloga a los 14 años. Llevaba tiempo sintiéndome acosado por constantes pensamientos sobre la muerte y por algunos compañeros del instituto que me hacían la vida un poco complicada”, ha revelado el actor manchego, que ahora tiene 39 años.
Tras preguntarse por qué aquellos chicos le trataron así y le condujeron a “un gran agujero negro”, se ha contestado que quizá fue porque “era evidente que era gay o porque mostraba una sensibilidad que ellos no llegaban a entender”.
“Pero lo cierto es que me hacían la vida difícil porque a sus ojos yo era diferente, era el otro”, ha concluido Alcolea, quien fue diagnosticado de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), algo que padece en torno a un millón de personas en España.
El suyo, ha remarcado, no es “un testimonio de superación”, al seguir conviviendo con la enfermedad, y ha animado a los afectados y a la sociedad a afrontar este problema con la “aceptación” con la que él lo hace.
“Nuestra historia no es la historia del otro, sino de tu hijo, de tu hermana, de una amiga, de tu pareja o puede que sea su propia historia aunque aún no lo sepa”, ha reflexionado.
Me encantó como termina Alcolea. Al visibilizar que cualquiera puede tener un trastorno mental y que es muy probable que algún ser querido o uno mismo pueda sufrirlo y que es necesario que todos podamos contar con el apoyo necesario.