Son solo unas cuantas neuronas, apiñadas en una zona minúscula del cerebro, pero su activación puede tener unos efectos cruciales en la vida de un individuo: le hacen tomar una decisión arriesgada, y basta bajarles el volumen con un pequeño truco para convertir a su portador en un perfecto cobarde. La investigación está hecha en ratas, por fortuna, pero los humanos tenemos una estructura muy similar. Por lo que respecta al riesgo, y a la falta de él, no suele haber gran diferencia entre tener dos patas o cuatro.
Bastante interesante el artículo de El País, aunque un poquito exagerado para mi gusto. Se trata de una reciente investigación de la Universidad de Stanford que dice haber encontrado que él psicofármaco pramipexole, utilizado para tratar el mal del Párkinson, puede modificar el funcionamiento de las neuronas haciéndonos más propensos a tomar riesgos.
Si esto es así y otros estudios lo confirman, entonces no me extrañaría que en un par de años se comercialice la píldora para hacernos “más valientes”. Ojalá esté equivocado.
Lee el artículo completo en El País.