Las mujeres tienden a desaprobar y son menos propensas a participar en corrupción política que los hombres, pero sólo en los países donde la corrupción es estigmatizada, según una nueva investigación científico-política realizada por la Universidad Rice.
Las investigaciones previas muestran que una mayor participación femenina en el gobierno se asocia con más bajos niveles de la corrupción percibida. Sin embargo, esta investigación revela que la relación no existe en las autocracias, donde las mujeres pueden sentirse obligadas a estar de acuerdo con el status quo en vez de desafiar al sistema.
El estudio se realizó en dos partes. En la primera, se evaluó la corrupción a nivel nacional utilizando los datos recolectados en 157 países entre los años 1998 y 2007, de tres organizaciones que monitorean y miden la corrupción: Transparency International, The World Bank Governance Indicators y The International Crisis Risk Group. La segunda parte del estudio evaluó las actitudes hacia la corrupción a nivel individual en 68 países, por medio de una encuesta denominada World Values Survey (WVS). Esta escala intenta determinar cuánto tolera la gente la corrupción a nivel individual. Los datos fueron recogidos entre 1999 y 2002.
Los resultados señalan que las mujeres son menos tolerantes a la conducta corrupta, pero solo en gobiernos democráticos, donde una política de beneficios propios es normalmente castigada por los votantes y tribunales.
Justin Esarey, profesor asistente de ciencias políticas de la Universidad Rice y director de la investigación explicó:
“La relación entre el género y la corrupción parece depender del contexto. Cuando la corrupción es estigmatizada, como en la mayoría de las democracias, las mujeres son menos tolerantes y menos propensas a participar que los hombres. Pero sí las conductas “corruptas” son parte ordinaria del gobierno, apoyadas por las instituciones políticas, entonces no habrá una brecha de corrupción según el género”.
“Los estados que tienen más corrupción tienden a ser menos democráticos. En las autocracias, el soborno, el favoritismo y la lealtad personal a menudo son características de las operaciones normales del gobierno y no están etiquetadas como ‘corrupción’”, dijo Esarey. En consecuencia, es poco probable que la contratación de mujeres en estos gobierno ayude a reducir la corrupción”.
Estos resultados están disponibles para descargar y serán próximamente publicados en la revista Politics and Gender.
Fuente: Psypost