Sarah Wildman en The New York Times:
El dolor siempre está ahí para nosotros. Nos estará esperando en el apartamento cuando volvamos esta noche, y se tumbará junto a nosotros en la cama o vendrá a vernos cuando despertemos: siempre lo tenemos. Pero tenemos que dejar entrar a esta belleza, también. Esa será la tarea para el resto de nuestros días: sostener este dolor y esta belleza el uno junto a la otra, sin permitir que uno aplaste o desplace al otro. También tenemos que dejar entrar esta belleza.
Hermoso.