La Terapia Cognitivo Conductual, TCC de aquí en adelante, es uno de los tratamientos psicológicos más recomendados a nivel mundial, principalmente porque cuenta con muchas investigaciones que la sustentan y ofrece varios beneficios sobre otras terapias, como por ejemplo: un tratamiento estructurado, centrado en el presente, de duración limitada y enfocado en enseñar a los pacientes cómo resolver problemas.
Para darte un poco de contexto, los inicios de la TCC se remontan a finales de los años 60, cuando el Dr. Aaron Beck publicó la Teoría Cognitiva de la Depresión, la cual explica que ésta se mantiene a través de los pensamientos automáticos, el procesamiento sesgado de la información y las creencias disfuncionales.
Pero, aun con todos los beneficios mencionados, un nuevo metanálisis publicado en el número de mayo en la revista Psychological Bulletin, encontró una reducción lineal constante en la eficacia de la TCC a través del tiempo.
El estudio diseñado por Johnsen y Friborg (PDF completo), analizó los datos de 7o estudios publicados desde 1977 hasta 2014, que incluyeron a más de 2426 personas (30.9% fueron varones), con edad promedio de 40.5 años, diagnosticados con depresión a través del Inventario de depresión de Beck y la Escala de Depresión de Hamilton, dos de las pruebas estandarizadas más populares que existen.
Los investigadores evaluaron varios factores relacionados para intentar explicar este declive:
Analizaron factores como la edad de los pacientes, comorbilidad, consumo de psicofármacos y gravedad de la depresión, pero estos datos no fueron suficientes para explicar los resultados.
La competencia de los terapeutas tampoco fue suficiente para explicar la aparente pérdida de eficacia, aunque los autores argumentan que el número de estudios era bajo y que otros análisis estadísticos (regresión) sugieren, como es de esperar, que un terapeuta experimentado podría ofrecer mejores resultados que un estudiante de psicología.
También evaluaron la posibilidad de que los terapeutas no estarían siendo tan meticulosos como en sus inicios, pero, ni el uso estricto del manual de Beck para la depresión, ni el número de sesiones, mejoró los resultados de la terapia.
Como dato interesante, los análisis mostraron que el declive era más pronunciado en aquellos estudios que usaron el manual de Beck que aquellos que no lo hicieron. Sin embargo, Johnsen y Friborg resaltan que la falta de efectividad entre los estudios que usaron el manual de Beck encontrados en esta investigación, no invalidan las recomendaciones de mantenerse con los tratamientos basados en la evidencia, ya que los estudios que no usaron el manual podrían haber contado con terapeutas experimentados que pudieron implementar apropiadamente la TCC sin el manual.
¿Cómo se explica la aparente pérdida de eficacia de la TCC para la depresión?
Es una respuesta difícil de contestar. Los investigadores nos ofrecen algunas hipótesis:
Es probable que la aparente sencillez de la TCC la haya hecho especialmente atractiva y que por eso se haya creado un concepto errado de que es muy fácil de implementar. Sin embargo, es necesario un entrenamiento formal, práctica considerable y supervisión constante para que la TCC funcione de manera eficaz.
Los autores también creen que la experiencia de los terapeutas puede haber afectado los resultados de una manera diferente. Los fundadores originales podrían haber estado más preocupados con la fidelidad de la terapia y la adquisición de experiencia antes de realizar un ensayo clínico aleatorio, pero durante los últimos años ha habido una tendencia a publicar ensayos de TCC que no describen adecuadamente el contenido del tratamiento dado, lo que podría también indicar una menor preocupación con la adherencia al manual. Los investigadores explican que esto es una posibilidad, pero poco probable, porque tendría que ser una interacción muy fuerte para cambiar la tendencia en una dirección positiva.
Pero la explicación más importante del estudio está en el Efecto Placebo. Los autores explican que el Placebo tiene un fuerte influencia sobre las expectativas que tenemos de un nuevo enfoque terapéutico, o sea, tendemos a considerar a los tratamientos nuevos como más eficaces que los anteriores, pero al pasar el tiempo estas expectativas desvanecen. Esto podría haber también pasado con la TCC, que en sus inicios fue presentada como la primera línea de tratamiento para varias condiciones. Pero durante los últimos años se ha publicado un creciente número de investigaciones como las de Baardseth et al., 2013; Wampold et al., 2002, que no han encontrado superioridad de la TCC sobre otras terapias. Seguramente esta investigación será muy debatida.
Es importante dejar en claro que los datos de este metanálisis no significan que la TCC no sirve, los investigadores explican que todavía puede mejorar y para ello es necesario que no solo se sigan considerando variaciones de sus técnicas o nuevas adiciones, sino también una mejor integración entre el terapeuta y el paciente. Así como también, se necesita de más investigaciones que permitan conocer cuál es la mejor manera de llevar a cabo la Terapia Cognitivo Conductual.
Fuente: BPS