Por Thuy-vy Nguyen es la investigadora principal del Solitude Lab y profesora asociada de psicología en la Universidad de Durham en el Reino Unido. También es coautora de Solitude: The Science and Power of Being Alone (2024).
¿Qué pasaría si, además de programar citas, reuniones y eventos sociales en tu calendario, empezaras a asignar tiempos específicos solo para estar contigo mismo y disfrutar de la soledad?
Propongo este experimento mental porque, para muchas personas con las que he hablado, la soledad ocurre solo como un accidente feliz (o no deseado). Esto también me sucede a mí: mi calendario está lleno de reuniones y compromisos sociales con colegas y amigos. Hasta hace poco, rara vez protegía mi tiempo de soledad de la misma manera.
Cuando surge un momento de soledad, como cuando se cancela una reunión, un plan falla o un tren se retrasa, es poco común que las personas lo aprovechen intencionalmente. A menudo sentimos la necesidad de buscar el teléfono para llenar esos momentos, responder correos electrónicos de trabajo o revisar las redes sociales. Yo mismo lo he hecho. Es una inclinación natural para lidiar con el estrés y el aburrimiento, especialmente si estamos demasiado agotados para comprometernos con alternativas que requieren más esfuerzo y atención.
Los beneficios de la soledad
En una sociedad que a menudo considera la soledad como algo indeseable, sus beneficios suelen subestimarse. Sin embargo, numerosos estudios han resaltado las ventajas de pasar tiempo a solas. Usada sabiamente, la soledad breve puede ser profundamente reparadora, ofreciendo un descanso necesario del bullicio de la vida cotidiana.
La soledad te permite reiniciar y recargar
Como fundador del Solitude Lab en la Universidad de Durham, he creado un espacio dedicado al estudio de cómo la soledad influye en nuestras emociones, pensamientos y experiencias internas. Nuestro equipo explora estos beneficios a través de entrevistas, diarios que documentan experiencias momentáneas de soledad y experimentos en laboratorio. Además de nuestra investigación, fomentamos una comunidad donde compartimos resúmenes breves de nuestros hallazgos, invitando a los lectores a reflexionar sobre cómo la soledad impacta sus vidas personales. Esta comunicación abierta desafía las percepciones negativas en torno a la soledad.
En el Solitude Lab, a menudo invitamos a los participantes a sentarse solos en una habitación tranquila durante 15 minutos. Al evaluar sus emociones antes y después, hemos demostrado que la soledad puede restaurar el equilibrio emocional. Incluso tras un breve período, los participantes suelen describir un cambio significativo: se sienten menos activados y menos estresados, con una notable disminución de la tensión y la energía nerviosa.
Llamamos a esto el efecto de desactivación, que describe cómo la soledad reduce las emociones intensas, como las que surgen en actividades sociales, ya sea por la emoción de una conversación en una fiesta o la ansiedad de presentar frente a un grupo. Aunque estos momentos sociales pueden ser emocionantes, también exigen energía y atención, lo que a veces resulta agotador. Ahí es donde la soledad se vuelve valiosa, permitiéndote reiniciar y recargar.
Los entornos sociales pueden ser estresantes
En un reciente experimento de laboratorio no publicado, encontramos que la soledad ayuda a recuperarse emocionalmente después del estrés. Los participantes dieron un discurso y completaron una tarea matemática frente a jueces indiferentes; después, su frustración disminuyó al pasar tiempo solos. Esto sugiere que los momentos de soledad son cruciales para quienes enfrentan constantes demandas de atención, como trabajadores de emergencia, empleados de restaurantes y madres con niños pequeños. En contraste con los entornos sociales que constantemente nos exigen algo, la soledad ofrece la libertad de seguir nuestros intereses a nuestro propio ritmo.
Cómo empezar a disfrutar de la soledad
Comienza poco a poco
Si eres de las personas que evitan la soledad, es importante introducirla de forma gradual. Una estrategia inicial podría ser dar un paseo corto por tu vecindario, leer a solas por la mañana antes de que tu familia se despierte o tomarte unos minutos en tu auto durante la pausa del almuerzo. Empezar de forma sencilla puede ayudarte a asociar la soledad con pequeños placeres en lugar de incomodidad.
Cambia la forma en que piensas sobre la soledad
La investigación muestra que percibir la soledad como una elección personal y una oportunidad valiosa para la autorreflexión y la regulación emocional, en lugar de una condición impuesta, puede mejorar significativamente cómo la experimentamos. Si encuentras un momento inesperado de soledad, en lugar de verlo como algo indeseable, trata de abrazar los beneficios potenciales que ofrece.
Planifica cómo usarás tu tiempo a solas
La intención es clave para aprovechar al máximo los momentos de soledad. En lugar de llenar este tiempo con tareas o distracciones automáticas, considera actividades que te ayuden a recargar, como resolver un rompecabezas, escuchar un podcast interesante o simplemente sentarte en silencio con tus pensamientos. Encuentra lo que mejor funcione para ti y ajusta tus actividades según lo que te haga sentir más renovado.
Protege tu espacio y tiempo para la soledad
Crear una rutina para disfrutar de la soledad puede ser un buen comienzo. Por ejemplo, levantarte 30 minutos antes que los demás para disfrutar de un café tranquilo puede convertirse en un hábito invaluable. Comunica tus necesidades de soledad a las personas cercanas para que comprendan que no se trata de evitarlas, sino de recargar energías.
Sal al aire libre
La naturaleza ofrece un entorno ideal para la soledad. Un paseo tranquilo o sentarte en un banco del parque puede ser un descanso reparador. Los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros, pueden calmar la mente y reducir el estrés. Asegúrate de tomar precauciones para sentirte seguro en estos espacios, como permanecer en senderos marcados e informar a alguien sobre tu ubicación.
Notas finales
Redefinir tu relación con la soledad significa encontrar momentos intencionales que te conecten contigo mismo y te permitan descansar. Al igual que cualquier hábito nuevo, lleva tiempo. Comienza poco a poco, prueba diferentes actividades y observa cómo te sientes. Con el tiempo, la soledad puede pasar de ser una pausa ocasional a convertirse en una parte vital de tu bienestar.
Artículo publicado en Psyche y traducido y adaptado al español por David Aparicio.