¿Qué factores influyen en el comportamiento relacionado a la actividad física? ¿Qué lleva a que tantas personas no cumplan con las recomendaciones semanales mínimas de ejercicio, aún conociendo sus importantes beneficios para la salud física y mental? ¿Por qué algunas personas son capaces de experimentar las actividades físicas de manera positiva y de percibir de esa forma sus efectos posteriores, mientras otros las experimentan como actividades tortuosas? Una nueva investigación encontró que las personas que temen más los síntomas físicos y emocionales de la ansiedad tienden a ser menos activas (Hearon & Harrison, 2020).
En el estudio, 64 adultos jóvenes completaron una evaluación de la sensibilidad a la ansiedad junto con un cuestionario de personalidad de los “Cinco Grandes” antes de usar un acelerómetro de muñeca para medir su movimiento durante una semana. Los investigadores encontraron que la sensibilidad a la ansiedad estaba asociada negativamente con la actividad física. En otras palabras, las personas con un mayor miedo a experimentar ansiedad tendían a presentar niveles reducidos de actividad.
“Espero que los resultados den alguna validación a aquellos que han intentado incorporar el ejercicio regular en su rutina pero continúan encontrando que es desagradable. La sensibilidad a la ansiedad, o el miedo a los síntomas comúnmente asociados con la ansiedad, como el aumento de la frecuencia cardíaca, los pensamientos acelerados, la dificultad para respirar, pueden ser la razón por la cual este es el caso de algunas de estas personas,” explicó la autora del estudio, Bridget A. Hearon, profesora asistente de psicología en el Albright College.
“La buena noticia es que la sensibilidad a la ansiedad se puede reducir bastante rápido con un tratamiento conductual que puede incluir la exposición sistemática a sensaciones desagradables como sudoración o falta de aliento, o programas de ejercicio personalizados que pueden ayudar a disminuir gradualmente esta sensibilidad.”
Un metaanálisis previo de 64 estudios (Wilson & Dishman, 2015) con 88400 participantes, encontró que los rasgos de personalidad apertura, conciencia y extraversión estaban relacionadas con una mayor actividad física, mientras que el neuroticismo estaba relacionado con menor actividad. La amabilidad, por otro lado, no estaba relacionada con la actividad física.
Sin embargo, el nuevo estudio halló que solo la amabilidad se asociaba con la actividad física. Los resultados inconsistentes podrían deberse al hecho de que investigaciones previas se han basado en actividades autoinformadas. “Esto sugiere que se necesitan más estudios que usen medidas objetivas,” explicó Hearon.
Dentro de sus limitaciones, este estudio contó con una muestra que consistía en individuos entre las edades de 18 y 22 años.“Será importante replicar estos hallazgos en una muestra con mayor diversidad de edad,” dijo Hearon.
“Aunque no es el caso en nuestro estudio, otras investigaciones de sensibilidad a la ansiedad y evitación del ejercicio han notado una asociación entre este constructo y un IMC más alto. Dado que nuestra muestra era principalmente adultos jóvenes, sería interesante realizar un estudio longitudinal para determinar si la elevada sensibilidad a la ansiedad en esta etapa predice la disminución del ejercicio y el aumento de peso posterior con el tiempo,” señaló finalmente.
Referencia bibliográfica:
Hearon, B. A., & Harrison, T. J. (2020). Not the exercise type? Personality traits and anxiety sensitivity as predictors of objectively measured physical activity and sedentary time. Journal of Health Psychology, 1359105320906242. https://doi.org/10.1177/1359105320906242
Wilson, K. E., & Dishman, R. K. (2015). Personality and physical activity: A systematic review and meta-analysis. En Personality and Individual Differences (Vol. 72, pp. 230-242). https://doi.org/10.1016/j.paid.2014.08.023
Fuente: Psypost