Sebastian Torok en La Nación expone brevemente el aporte que ofrecen en el tenis de alta competición:
“Un partido de tenis es una pulseada anímica. Y eso no es algo simpático. Cuando el otro se equivoca, el tenista grita con mucho fervor un «¡Vamos!» y debe mostrar cierto placer por la equivocación ajena. Nadal eso lo hace muy bien. Por eso el tenis, emocionalmente, no es para cualquiera”, comentó, hace un tiempo, Grande. Y añadió otro concepto relacionado al arte de las raquetas: “Cada vez que hay una derrota, el trabajo mental está en que uno no se autoconvenza de que no es bueno para eso”.