Ada Nuño escribió para El Confidencial un buen resumen de la historia del hábito del sueño.
(…) Las ocho horas reglamentarias que en tantas revistas nos aseguran que son algo así como la llave para conseguir la vida eterna y el cutis más bello, son en realidad una cosa relativamente moderna. No es algo que digamos nosotros, sino que se lleva estudiando desde hace tiempo. Según Roger Ekirch, historiador del sueño de la Universidad de Virginia, el patrón del sueño dominante desde tiempos inmemoriales era en realidad bifásico. En otras palabras, nuestros antepasados dormían en dos bloques de cuatro horas (así que, en el fondo, cumplían también aquello de las ocho horas. Aunque de manera diferente).
Hace algunos años leí un estupendo ensayo de Karen Emslie que explica cómo la luz artificial cambió nuestros hábitos de sueño. Es un texto un poco más extenso, pero que vale la pena leerlo.