Las investigaciones anteriores se han concentrado en los efectos de la exposición a la violencia en niños que viven en grandes ciudades y comunidades urbanas. Pero un nuevo estudio se ha diferenciado de los anteriores al enfocarse en los niños que viven en pequeñas ciudades, quienes no están acostumbrados a ser expuestos a los altos niveles de violencia característicos de las grandes ciudades.
“Sabemos que la exposición a la violencia está relacionada con la agresión, depresión, síntomas del estrés postraumático y dificultades académicas y cognitivas en corto plazo, pero se conoce muy poco sobre los efectos a largo plazo a tal exposición. Y nuestros datos muestran que la respuesta a la exposición al estrés no es solamente inmediata y que los efectos pueden ser duraderos” dijo Elizabeth Susman, profesora de salud bio-comportamental en la Universidad de Pensilvania.
Los niños que fueron expuestos a situaciones violentas, continuaron exhibiendo respuestas físicas al estrés luego de un año de haber experimentado tal situación, lo que sugiere que la exposición a la violencia puede tener efectos negativos a largo plazo, según los resultados publicados en Journal of Adolescent Health (Revista de la Salud Adolescente) y desarrollados por investigadores de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Londres.
Melissa Peckins, una de las colaboradoras de la investigación dijo: “Nuestra hipótesis era que los niños que fueron expuestos a más eventos violentos en el último año tendrían una respuesta atenuada al estresor del laboratorio, aún luego de 12 meses del incidente, comparado con los niños que experimentaron menos eventos violentos”.
El equipo investigador reclutó a 124 niños sanos, sin historia de maltrato que tenían entre 8 y 13 años de edad, que vivían en pequeñas ciudades o comunidades rurales.Y le aplicaron un cuestionario, que identifica su exposición a la violencia en los últimos 12 meses. Luego le pidieron a los niños que completaran una historia al frente de dos jueces simulados y se les dijo que se estaban evaluando sus respuestas y actuaciones, para su posterior comparación con la de otros niños de la misma edad. Luego se les aplicó una serie de tareas aritméticas de resta.
Durante la investigación el equipo midió la respuesta al estrés de los niños comparando los niveles de cortisol presentes en muestras de saliva recolectadas antes y después de que la tarea estresante fuera administrada.
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“En los varones, se encontró que mientras la exposición a la violencia aumenta, la reactividad del cortisol disminuye, lo que demuestra que era un efecto de habituación. En cambio no se encontró esta relación en las niñas participantes” sostuvo Peckins.
Los investigadores creen que hemos adaptado una respuesta evolucionista para suprimir nuestros niveles de cortisol, porque niveles altos y prolongados de cortisol en nuestro torrente sanguíneo pueden conllevar consecuencias negativas, como enfermedades autoinmunes, baja inmunidad, artritis y depresión atípica. Esto puede explicar por qué los varones tienen una baja reactividad al cortisol. Y las mujeres hablan sobre las situaciones problemáticas, lo que puede ayudar a reducir los efectos negativos del cortisol en su torrente sanguíneo.
Esta investigación vuelve a evidenciar la importancia del tratamiento y debate de los padres con los hijos sobre los episodios de violencia, lo cual tal vez pueda ayudar a reducir los efectos a largo plazo ocasionados por estos eventos estresantes.
Fuente: Exposure to violence has long-term stress effects among adolescents