Enrique Dans escribe este artículo imprescindible para todos aquellos que se dedican a la educación:
La enseñanza online está aquí para quedarse: incluso aunque las medidas de confinamiento terminasen pronto, veremos como, durante una larga temporada, cualquier alumno con un simple catarro o gripe se ve obligado a quedarse en casa, porque después de una pandemia, nadie se encontrará cómodo sentado al lado de alguien que moquea, que tose o que estornuda. Aunque aplanemos la curva, seguramente seguirá habiendo casos de infección durante bastante tiempo. Habrá que esforzarse para ofrecer a los alumnos formas alternativas de seguir las clases desde su casa.
Si alguien cree que enseñar online es simplemente poner la cámara y contar lo mismo que contabas en clase, o subir una presentación y un documento sin más para después «poner deberes» a los alumnos, tiene un problema. Pero sobre todo, el problema lo tendrán los alumnos, porque esa no es manera de aprender, y el que estemos en situación de confinamiento no debería justificar que la calidad de la educación cayese hasta ese punto. El 2020 no debería convertirse en «el año en que perdimos un curso», sino en «el año que aprendimos (por fuerza) a dar clase online«. Podemos hacer mucho más y mucho mejor. Y como instituciones educativas o como profesores, deberíamos sentirnos, además, obligados a hacerlo.
El artículo incluye una serie de puntos que son necesarios a considerar a la hora de implementar la educación online.