Aun con todas las criticas y cuestionada evidencia, las explicaciones cerebrales de la depresión han calado hondo en la cultura general.
Las personas que creen fuertemente que la depresión se debe a factores biológicos opinan que la depresión será un trastorno severo y crónico, pero al mismo tiempo suelen ser más optimistas sobre los tratamientos. Así lo describe en un nuevo paper disponible en el Journal of Mental Health.
En la investigación encuestaron a 319 personas via online para evaluar sus creencias, actitudes y experiencias con la depresión y su tratamiento. Casi el 50% de ellos reportó haber sufrido depresión. A todos se les dio un documento que describía los síntomas de la depresión y luego se les preguntó si creían que habían sufrido de depresión en el pasado y si creían que su pareja, padres, familiares o algún amigo había tenido el mismo trastorno.
Las personas que reportaron haber tenido experiencia con la depresión, ya sea como diagnóstico propio o con otras personas cercanas a ellos, tenían menos actitudes negativas hacia la depresión y reportaban mayor aceptación. Dentro de este mismo grupo, aquellos que creían que la depresión se debía a causas biológicas, eran más comprensivos con las personas con ese diagnóstico.
En conclusión los autores sugieren que la atribución biológica de la depresión está inversamente relacionada con el estigma, especialmente en aquellas personas que han tenido una experiencia con la depresión.
Datos de diversos metanálisis también demuestra que las explicaciones biológicas pueden incrementar la aversión, la percepción de peligro y el pesimismo sobre la recuperación de los trastornos mentales. La investigación de la que se trata este artículo tomó en cuenta la historia previa de los participantes, una variable que es difícil de separar y que sin duda también afecta la compasión y empatía con las personas que pasan por el mismo sufrimiento.
Referencia del estudio original: Sarah L. Mann, Richard J. Contrada. Biological causal beliefs and depression stigma: the moderating effects of first- and second-hand experience with depression. Journal of Mental Health, 2020; 1 DOI: 10.1080/09638237.2020.1755018
Fuente: ScienceDaily