La teoría nos proporciona una idea relativamente próxima a lo que supone vivir con depresión, sin embargo, los detalles de la experiencia en sí a menudo están reservados para quienes conviven a diario con el diagnóstico, ya sea por vivencia personal o por alguien cercano.
LaRae LaBouff nos narra su proceso depresivo en primera persona en un artículo publicado en el blog de la revista Psych Central. La depresión puede afectar a una persona al punto de distorsionar negativamente su realidad, dice LaBouff, algo que no mejora incluso siendo una persona razonable.
“Cuando estoy deprimida”, escribe, “No funciona ser lógica ni razonable. Me encuentro a mí misma sumida en la negatividad. Todo es malo y seguirá siendo malo en el futuro. No es que sea cierto, pero es así como estar deprimida hace que me sienta”.
La depresión, cuenta LaBouff desde su experiencia, va mucho más allá de sentirse triste o cansado. Comprende un estado de letargo y falta de energía caracterizado por la desesperanza, es decir, la ausencia absoluta de confianza en la posibilidad de hallar la forma de mejorar la situación.
No es tan sencillo como restarle importancia a “las mentiras que dice la depresión”, porque no se trata de un monstruo bajo la cama sino de una enfermedad, una condición que nos hace ver el mundo literalmente como un sitio cruel e inhóspito.
Dicha malformación del mundo recibe el nombre de distorsión cognitiva, un fenómeno que comprende experiencias de interpretación alterada por los efectos de la depresión y comúnmente perjudiciales para el individuo.
Algunas de las distorsiones cognitivas más comunes que LaBouff asegura haber vivido son:
Personalización
Encarnar en propia piel la culpa o responsabilidad por algo sobre lo cual no tenemos ningún control, lo que nos hace sentir mal respecto a nuestras propias cualidades.
Descalificación de lo positivo
Si algo bueno nos ocurre, le restamos importancia y preferimos enfocarnos en lo negativo.
Pensamiento de todo o nada
Sistema mental que nos hace creer que las cosas funcionan únicamente de forma extremista, o blanco o negro, sin matices intermedios.
Sobregeneralización
Tendencia a juzgar a una persona o situación sin conocer todos los detalles, únicamente con base en experiencias negativas del pasado.
Catastrofización
Propensión a pensar que las cosas solo pueden salir de la peor forma posible.
Razonamiento emocional
Tendencia a creer que si estamos experimentando una emoción intensa esto es indicio de una verdad absoluta, cuando en realidad se trata de una respuesta automática a un estímulo.
Conclusiones anticipadas
Llegar a respuestas concluyentes (y generalmente negativas) si contar con toda la información necesaria para un juicio válido.
Magnificación
Dar mayor importancia o poder de influencia a algo que no lo tiene realmente.
Asignar etiquetas
Clasificar nuestras experiencias o emociones de forma negativa (“no debería estar sintiendo esto”, “soy un inútil”), sin permitirnos vivenciar los matices.
Desplazamiento de la culpa
Responsabilizar a los demás por todo lo que nos pasa.
Obligaciones irracionales
Consiste en la creencia de que estamos obligados a cumplir con ciertas expectativas o alcanzar logros que usualmente son irracionalmente altos para nosotros.
Falacia controlada
Pensamos tener bajo control eventos o sentimientos que en realidad no controlamos.
Falacia de injusticia
Creemos que todo se basa en una gran injusticia cometida en nuestra contra cuando en realidad no es así.
Asumir que los sentimientos actuales son para siempre
La depresión puede hacernos creer que el mal momento por el que estamos pasando va a ser eterno. Nos clausura las posibilidades de mejorar nuestras circunstancias.
Falsas ilusiones
Consiste en creencias falsas que conservamos incluso cuando hay evidencia real que nos dice lo contrario. Esto puede ocurrir especialmente en casos de depresión con psicosis.
“He lidiado con la mayoría de estas distorsiones incluso sin estar deprimida”, escribe LaBouff. “
Tú puedes lidiar también con ellas practicando el diálogo interno positivo o hablando con un amigo, también puedes iniciar un proceso de reconstrucción cognitiva utilizada en TCC (terapia cognitivo conductual) para ayudarte a reconocer las distorsiones cognitivas y evaluar evidencia para saber si lo que estás pensando realmente es cierto”.
Fuente: Psych Central
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