Un creciente cuerpo de investigación ha establecido el impacto duradero de vivir en la pobreza durante la infancia y la adolescencia, cuando nuestros cerebros están en su punto más plástico. Sabemos que las principales estructuras cerebrales relacionadas con la regulación emocional y el aprendizaje tienen conexiones más débiles con otras áreas del cerebro, en niños que han crecido en la pobreza, quienes incluso podrían sufrir de un retraso en el desarrollo de la materia gris y en la región parietal y frontal del cerebro. Por otra parte, la pobreza y el estrés (no sólo por cuestiones económicas) afectan la capacidad de aprendizaje en niños. Incluso se ha encontrado que la pobreza podría acelerar la llegada de la pubertad. Por si esto fuera poco, la pobreza acorta la vida casi tanto como el sedentarismo y mucho más que la obesidad, la hipertensión y el consumo excesivo de alcohol.
Sin embargo, una investigación sugiere que la crianza de los hijos que incluye altos niveles de sensibilidad y apoyo emocional, junto con bajos niveles de conflicto, puede compensar muchas de las desventajas psicosociales que rodean a los niños y jóvenes en la pobreza (Brody et al., 2019).
Para investigar estos efectos amortiguadores del estrés, Brody y sus colegas reclutaron a 91 adultos jóvenes afroamericanos de las zonas rurales de Georgia que habían participado previamente en un estudio longitudinal sobre los efectos protectores de la crianza con apoyo en las familias “trabajadoras pobres”, que viven cerca o por debajo de los estándares federales de pobreza, a pesar de que los cuidadores primarios trabajan un promedio de 40 horas por semana.
En el estudio inicial, los cuidadores de los participantes proporcionaron información sobre el estado financiero de su familia cuando sus hijos tenían entre 11 y 13 años y entre 16 y 17 años, por un total de cinco evaluaciones. En cada momento, los padres también calificaron los niveles de aliento, participación y comunicación en su relación padre-hijo y completaron un inventario de las formas en que resolvieron o extendieron los conflictos en el hogar.
A los 25 años, los participantes se sometieron a una exploración de resonancia magnética funcional (fMRI) que se centró en la actividad neuronal en la red central-ejecutiva (RCE), una región del cerebro relacionada con la toma de decisiones y el autocontrol, y la red de regulación de emociones (RRE), un área responsable de imperar en las respuestas emocionales. En estas áreas, la reducción de la conectividad funcional en estado de reposo (CFer), es decir, la cantidad de actividad neuronal en una región cuando un individuo no participa activamente en una tarea, se ha relacionado con un mayor número de casos de depresión y otros problemas con la regulación de las emociones.
Los hallazgos
Como se esperaba, Brody y sus colegas descubrieron que los participantes que pasaron más años en la pobreza entre las edades de 11 y 17 años exhibieron menos CFer en el RCE y RRE a los 25 años, pero solo si recibían una crianza alta en conflicto y baja en apoyo emocional. Los participantes que crecieron con una crianza de apoyo, por otro lado, no demostraron una reducción significativa en CFer, independientemente de la cantidad de años que pasaron en la pobreza. También se descubrió que los niveles de ingresos actuales de los participantes no tenían ningún efecto sobre la conectividad funcional.
Esto sugiere que los adolescentes captan las señales de las capacidades reguladoras de sus padres y las incorporan a su propio comportamiento cotidiano.
Cuando los adolescentes tienen la oportunidad de presenciar la resolución de problemas con una acción deliberada, planificada y direccional, es más probable que empleen esas estrategias ellos mismos, en lugar de depender de reacciones emocionales negativas o evasivas, explican los autores.
Referencia del estudio:
Brody, G. H., Yu, T., Nusslock, R., Barton, A. W., Miller, G. E., Chen, E., … Sweet, L. H. (2019). The Protective Effects of Supportive Parenting on the Relationship Between AdolesCENt Poverty and Resting-State Functional Brain Connectivity During Adulthood. Psychological Science, 30(7), 1040-1049. https://doi.org/10.1177/0956797619847989
Fuente: Psychological Science