La BBC publicó la historia de Donald Grey Triplett, el primer niño diagnosticado con autismo. El artículo recopila la historia del diagnóstico del autismo, la infancia de Triplett, el doloroso momento en que sus padres lo internaron y el importante rol que jugó la comunidad donde él vive para lograr su integración y realización personal.
El primer artículo científico en hablar sobre el autismo fue un diagnóstico que citaba a Donald como el “Caso 1″de entre 11 niños, los cuales -estudiados por el psiquiatra de Baltimore, EE.UU., Leo Kanner- le ayudaron a esclarecer la idea de que estaba ante un tipo de trastorno del que no se había hablado antes en los libros médicos.
Lo llamó “autismo infantil”. Más tarde sería denominado, simplemente, autismo.
Nacido en 1933 en Forsest, Mississippi, hijo de Beamon y Mary Triplett, un abogado y una maestra de escuela, Donald era un niño profundamente introvertido que nunca ofreció una sonrisa a su madre o respondió a su voz.
Parecía estar todo el tiempo en un mundo aparte, con su propia lógica, y tenía una manera especial de utilizar el lenguaje.
Donald podía hablar e imitar palabras, pero la mímica no parecía ajustarse al significado. A menudo hacía eco de palabras que escuchaba decir a su alrededor.
Durante un tiempo, por ejemplo, comenzó a pronunciar las palabras “enredadera” y “crisantemo” una y otra vez, además de la frase “podría poner una pequeña coma”.
Sus padres trataron de que se abriera, sin éxito alguno.
Donald no estaba interesado en jugar con otros niños y ni siquiera levantó la vista cuando un hombre vestido de Santa Claus le visitó para darle una sorpresa.
A los padres les recomendaron que se olvidaran de su hijo:
Su memoria excepcional le permitía recordar el orden de un conjunto de perlas que su padre había colocado al azar en una cadena.
Pero sus dotes intelectuales no evitaron su ingreso en una institución, pues lo había recomendado el doctor.
Siempre era así, en esa época, para los niños que se alejaban de “lo normal”, como era el caso de Donald.
La rutina que aconsejaron a los padres fue que trataran de olvidarse del niño y siguieran adelante con sus vidas.
A mediados de 1937, Beameon y Mary llevaron a cabo la recomendación, y Donald, de 3 años, fue ingresado en una institución, lejos de su casa.
Pero no le olvidaron
Lo visitaban todos los meses, probablemente discutiendo cada vez que comenzaban el largo trayecto de vuelta a su casa, en Forest, si debían traerlo con ellos de vuelta a casa la próxima vez.
Y eso fue lo que hicieron a finales de 1938.
La importancia de la comunidad en la vida de Donald:
La ciudad jugó un papel fundamental en la excelente recuperación de Donald.
Los cerca de 3.000 habitantes de la ciudad de Mississippi tomaron, probablemente, una inconsciente pero clara decisión sobre cómo iban a tratar a ese extraño chico que vivía en su comunidad.
Decidieron, en definitiva, aceptarlo; integrarlo como “uno de los suyos” y protegerlo.
Sabemos esto porque la primera vez que visitamos Forest y comenzamos a hacer preguntas sobre Donald, al menos tres personas nos advirtieron que nos vigilarían incluso si no hacíamos nada para lastimar a Donald.