El ambiente, la conducta humana y las interrelaciones, variaciones y combinaciones infinitas que pueden darse hacen que el análisis aplicado de conductas relevantes sea una tarea muy desafiante. Hoy trataremos de resumir conceptos clave que nos ayudan a entender por qué las personas nos comportamos de la manera en que lo hacemos y, a la vez, por qué a veces toma tanto tiempo lograr un cambio efectivo en la conducta.
Conducta respondiente
Existen comportamientos que los organismos emitimos sin necesidad de haberse dado un aprendizaje previo. Estos comportamientos cumplen diferentes funciones:
- Protegernos de estímulos dañinos: Por ejemplo, toser para mantener despejada la garganta y las vías respiratorias.
- Ayudar a regular el balance interno y la economía del organismo: Por ejemplo, sudar cuando hace calor.
- Promover la reproducción: Por ejemplo, la excitación sexual.
Dichas respuestas forman parte de un repertorio de reflejos con los que vienen equipados los miembros intactos de una especie desde el nacimiento. Son respuestas no condicionadas, es decir que no han sido aprendidas, y las llamamos conductas respondientes. Para que la respuesta no condicionada aparezca, solo es necesario un estímulo antecedente (Estímulo = dolor en la mano / Respuesta = retirar la mano). Si las partes corporales involucradas están intactas, la respuesta se dará todas las veces que el estímulo aparezca. Sin embargo, si el estímulo se presenta repetidamente en un período de tiempo corto, la magnitud de la respuesta disminuirá y, en algunos casos, la conducta puede no aparecer. A este proceso se le da el nombre de habituación.
Condicionamiento respondiente
Estímulos que son neutros pueden adquirir la capacidad de elicitar una conducta respondiente a través de un proceso de aprendizaje. Este fenómeno recibe el nombre de condicionamiento respondiente, condicionamiento clásico o condicionamiento pavloviano (por los experimentos de Ivan Pavlov). Si quieres profundizar sobre el tema, lee este artículo.
Extinción respondiente
Mientras hacía sus experimentos, Pavlov descubrió también que una vez que se establecía un estímulo condicionado, este podía debilitarse y hasta desaparecer si se presentaba repetidamente en ausencia del estímulo incondicionado.
Conducta operante
Aunque la conducta respondiente, de la que hablábamos en el apartado anterior, tiene una importancia clave en nuestra supervivencia, no puede ser la única forma en que un organismo interactúa con su ambiente.
La habilidad de aprender en base a los efectos de nuestra conducta en el ambiente es lo que nos ayuda a adaptarnos y aprender a dar respuestas novedosas y cada vez más complejas en un mundo que siempre está cambiando.
Lo que caracteriza a este tipo de respuestas, que llamamos conducta operante, es que son determinadas mayormente por el historial de consecuencias. Esta es la primera diferencia con la conducta respondiente, de la cual habíamos dicho que es elicitada por los antecedentes.
La siguiente diferencia es que las conductas respondientes tienen funciones y una topografía predeterminada. Por otro lado, las conductas operantes pueden tomar muchas formas. Las operantes se definen funcionalmente, es decir, por el efecto que tienen sobre la conducta:
- La misma operante puede contener respuestas de diferentes topografías, por ejemplo, si le pedimos a alguien que nos cuente un chiste.
- La misma conducta también puede abarcar diferentes operantes en diferentes condiciones. Por ejemplo, un niño puede llorar para obtener la atención de su padre o, en otra ocasión, puede llorar para evitar comer algo que no le gusta.
Aquellos comportamientos que producen resultados más favorables son seleccionados y se quedan en el repertorio de la persona, lo que hace que dicho repertorio sea más adaptativo.
Condicionamiento operante
El condicionamiento operante es el procesamiento y efectos selectivos de las consecuencias en la conducta. Dependiendo de las consecuencias que tenga una conducta, será más (reforzamiento) o menos (castigo) probable que la misma se repita en el futuro. Suelo ir al bebedero que está arriba a buscar agua porque siempre la obtengo (reforzamiento); ya no voy al bebedero que me queda más cerca porque en muchas ocasiones no he obtenido agua allí (castigo).
Las consecuencias solo afectan la conducta futura, es decir que la frecuencia de emisión de una conducta ante estímulos similares aumentará o disminuirá dependiendo de las consecuencias que le hayan seguido en el pasado.
Otro aspecto interesante del condicionamiento operante es que también son reforzadas respuestas ligeramente diferentes, pero que comparten algún elemento funcional con las respuestas anteriores (por ejemplo, decir “borrador”, “pásame el borrador”, “dame el borrador”, “préstame el borrador”, para conseguir que nos den un borrador). Esto es muy beneficioso ya que sería un problema para nuestra adaptación que solo se vieran reforzadas respuestas idénticas. A esto se llama clase de respuestas, ya que son topográficamente diferentes pero funcionalmente similares, y son éstas las que son reforzadas o debilitadas por el condicionamiento operante.
Adicionalmente, la inmediatez con que una conducta es reforzada tiene una gran influencia sobre el incremento de su frecuencia futura. Si el reforzamiento ocurre inmediatamente o unos pocos segundos después, es mucho más probable que la conducta se repita en el futuro. Un punto importante que debemos entender es que cualquier conducta que preceda al reforzamiento o al castigo, incrementará o disminuirá respectivamente. Es la relación temporal entre la conducta y la consecuencia lo que será funcional (no relaciones lógicas o topográficas).
Un último aspecto que podemos resaltar es que el condicionamiento operante ocurre así te des cuenta o no de que se está dando. Una conexión de reforzamiento no necesita ser obvia para el individuo. Esta característica se denomina automaticidad del reforzamiento. Las personas no tenemos que entender o verbalizar la relación entre nuestra conducta y una consecuencia, o saber siquiera que una consecuencia ha tenido lugar, para que el reforzamiento se de.
Reforzamiento
Este es el principio más importante de la conducta y el elemento principal de la mayoría de los programas de cambio conductual diseñados por analistas de conducta.
Como se explicaba anteriormente, cuando una conducta es seguida por cierta consecuencia y eso resulta en que comportamientos similares ocurran más seguido, está sucediendo un reforzamiento. Aunque a veces es suficiente con un reforzador para ver cambios significativos en la conducta, generalmente es necesario que muchas conductas sean seguidas por el reforzador para que se de un condicionamiento significativo.
La mayoría de los cambios estimulares que funcionan como reforzadores pueden describirse como:
- Un estímulo nuevo agregado al ambiente (+)
- Un estímulo que ya está presente y se retira del ambiente (-)
Además, existen dos formas de reforzamiento:
- Reforzamiento positivo: una respuesta (o conducta) es seguida inmediatamente por la presentación de un estímulo que resulta en la ocurrencia de más respuestas similares en el futuro. Por ejemplo, un hombre se pone ropa rosada y recibe cumplidos, entonces comienza a usar ese color más seguido.
- Reforzamiento negativo: una conducta ocurre con más frecuencia porque al comportarnos así anteriormente, se retiró o eliminó algún estímulo aversivo. Por ejemplo, entro a la cocina y siento un olor desagradable, entonces saco la basura y el olor en la cocina desaparece. Esta forma de reforzamiento se caracteriza por contingencias de escape o evitación.
El concepto de reforzamiento negativo ha confundido a muchos estudiantes y profesionales, mayormente porque se suele pensar que es lo mismo que castigo. Para entender mejor la diferencia, debemos recordar que el término “reforzamiento” siempre significa un incremento en la frecuencia de una conducta. Los modificadores “positivo” y “negativo” simplemente describen el tipo de cambio estimular, es decir si se presenta o se retira un estímulo.
Un último aspecto que destacaremos sobre el reforzamiento es que, una vez establecida una conducta a través de este, no es necesario reforzar cada vez que ocurre, si no que la respuesta se mantendrá por reforzamiento intermitente. Por otro lado, si el reforzamiento no ocurre para la clase de respuestas, la conducta irá disminuyendo hasta llegar a los niveles en los que se encontraba antes del reforzamiento, debido a un proceso basado en el principio de extinción.
Castigo
La palabra ‘castigo’ tiene muchas connotaciones negativas, pero es importante recordar que el término tiene una definición específica en análisis de conducta aplicado, que no necesariamente coincide con el concepto que tenga la población general.
Al igual que el reforzamiento, el castigo es definido funcionalmente. Esto quiere decir que cuando una respuesta es seguida inmediatamente por un cambio estimular y, en consecuencia, sucede menos en el futuro, decimos que la conducta fue castigada.
Los castigos también pueden ser positivos o negativos, pero dichos modificadores solo indican que un cambio estimular que sirve como castigo ha sido presentado (castigo positivo) o retirado (castigo negativo).
Muchos procedimientos conductuales incorporan las dos operaciones de castigo básicas. Por ejemplo, los procedimientos que incluyen el uso del tiempo fuera y coste de respuesta.
Así mismo, la mayoría de los cambios estimulares que funcionan como castigos (al igual que sucede con los reforzadores) pueden describirse como:
- Un estímulo nuevo agregado al ambiente (+)
- Un estímulo que ya está presente y se retira del ambiente (-)
Sobre los reforzadores y castigos
Para que una conducta cambie, las consecuencias que le siguen deben ser relevantes, pero ¿cómo sabemos qué estímulo funcionará bien como reforzador y castigo?
Castigo y reforzamiento incondicionados
Algunos estímulos funcionan como reforzadores o castigos incluso aunque el organismo no presente una historia de aprendizaje vinculada a dicho estímulo.
- Reforzador incondicionado: se define como un cambio estimular que puede aumentar la ocurrencia futura de un comportamiento sin haberse asociado anteriormente con ninguna otra forma de reforzamiento. Un ejemplo muy claro es la comida, que suele funcionar como reforzador incondicionado y tiene que ver con el mantenimiento biológico del organismo. Sin embargo, la efectividad de un reforzador incondicionado es momentánea debido a lo que llamamos operaciones motivadoras. Para entender mejor, pensemos que el efecto reforzador de la comida no será el mismo si estamos llenos (saciación) que si estamos hambrientos (privación).
- Castigo incondicionado: se refiere a un cambio estimular que puede disminuir la ocurrencia de cualquier comportamiento que le precede sin necesidad de que se haya dado una asociación con ninguna otra forma de castigo. Por ejemplo, estimulación dolorosa que puede causar daño en los tejidos. Igualmente, cualquier estímulo al que los receptores de un organismo son sensibles (temperatura o sonido, por ejemplo) puede alcanzar cierto nivel que lo haga funcionar como castigo aunque ese nivel no sea suficiente para causar daño en los tejidos.
Castigo y reforzamiento condicionados
Cuando un estímulo está presente u ocurre justo antes o simultáneamente con un reforzador (o castigo) puede adquirir la habilidad de reforzar (o castigar) la conducta si se presenta solo en el futuro. A estos se les llama reforzador condicionado y castigo condicionado, son cambios estimulares que funcionan como reforzadores o castigos por su asociación previa con otros reforzadores o castigos.
Como podemos notar, los reforzadores condicionados y castigos condicionados no se relacionan con ninguna estructura anatómica o necesidad biológica. Su efecto en nuestra conducta es el resultado de la interacción de cada persona con su ambiente. Y en ese sentido, debemos resaltar dos puntos:
- Lo que puede servir como reforzador para cada persona es idiosincrático, ya que no hay dos personas que tengan exactamente la misma experiencia.
- Aunque no haya dos personas que tengan las mismas experiencias, si pueden tener experiencias similares (por crecer en la misma cultura, por ejemplo) y ser afectadas por eventos parecidos. Consideremos los halagos sociales, que son ampliamente efectivos como reforzadores condicionados en muchas culturas.
Debemos recordar siempre que la única manera de saber si un evento será reforzador o castigo es la forma en que estos cambian la conducta (es decir, si la disminuyen, aumentan o si se queda igual). Que un evento haya modificado una conducta determinada, no significa que tendrá el mismo efecto en otras.
Las famosas contingencias de tres términos
Aparte de la relación funcional entre conducta y consecuencia, el condicionamiento operante también establece relaciones funcionales con ciertos antecedentes.
A través del reforzamiento no sólo se seleccionan conductas sino también ciertas condiciones ambientales que en el futuro harán más probable que determinadas clases de respuesta tomen lugar. Una conducta que ocurre más frecuentemente bajo ciertas condiciones antecedentes se denomina operante discriminativa. Y, dado que una operante discriminativa ocurre más seguido en presencia de determinado estímulo que en su ausencia, se dice que está bajo control de estímulo. Por ejemplo, mi perrita Penny se sube a la cama cuando mi esposo (estímulo discriminativo) está presente y no lo hace cuando solo estoy yo.
Cualquier estímulo que esté presente cuando una operante es reforzada puede adquirir control, es decir que la frecuencia de cierta respuesta/conducta aumentará cuando ese estímulo esté presente.
La operante discriminativa tiene su origen en las contingencias de tres términos, el famoso ABC (A por antecedente B por behavior/conducta y C por consecuencia). El ABC se considera la unidad básica de análisis de la conducta operante. Existen también contingencias de cuatro términos, de las que hablaremos más adelante, que involucran a las operaciones motivacionales.
Agregándole complejidad
Los humanos tenemos la capacidad de aprender una gran variedad de comportamientos. En una respuesta en cadena, los efectos producidos por una respuesta influyen en la emisión de otras respuestas. Veo el celular, lo enciendo y comienzo a hacer scrolling en instagram, veo una receta, entro en la cuenta de instagram en cuestión para ver otras recetas, veo que tienen una para hacer chipas y me acuerdo que encontré fécula de mandioca el otro día en el supermercado, pero ya no hay queso, así que me voy a comprar queso para hacer chipas.
La conducta verbal
El factor más significativo para la complejidad de la conducta humana posiblemente sea la conducta verbal, ya que es una variable controladora para conductas verbales y no verbales. Al seguir una regla verbal, logramos comportarnos efectivamente sin haber tenido experiencia directa con las contingencias. Las reglas se pueden aprender más rápido y son particularmente valiosas cuando las contingencias son complejas o poco claras. Por ejemplo, los pasos que aparecen en una máquina para comprar los boletos del tren en un país extranjero donde se habla otro idioma.
Las variables controladoras
Si bien decir que la conducta es seleccionada por las consecuencias suena extremadamente simple, su simplicidad es engañosa. Existe, por ejemplo, un fenómeno llamado control conjunto, donde dos formas diferentes pero interrelacionadas de conducta verbal de una persona se combinan para obtener control de estímulo de una respuesta que no se daría si faltara alguno de esos estímulos. Por ejemplo, cuando le mostramos a una niña una línea numérica y le pedimos que apunte el número 7 (prompt), ella escanea la línea numérica y repite 7 (ecoica), la niña puede ver el 1, 2, 3, 4, 5, 6 y descartar esos números porque no coinciden, al llegar al número 7 (respuesta textual cuya topografía coincide con la ecoica), lo apunta. La ocurrencia de ambas fuentes de control media la selección del número que se le ha pedido.
Las contingencias concurrentes también se pueden combinar para hacer que un comportamiento ocurra con mayor o menor frecuencia en determinada situación. Por ejemplo, ir a visitar a la abuela porque siempre me ofrece un rico café (reforzamiento positivo) y porque reduce la culpa de no haberla llamado toda la semana (reforzamiento negativo).
Las contingencias muchas veces también rivalizan por el control de conductas incompatibles: Sigo durmiendo para descansar o me levanto y hago ejercicio para sentirme bien y con energía.
También podríamos mencionar los efectos múltiple, como las covariaciones conductuales:
- Al bloquear una conducta problemática, ésta disminuye pero otras conductas problemáticas de la misma clase de respuesta aumentan.
- La presentación de un estímulo aversivo puede:
- Suprimir futuras ocurrencias de la conducta que le sigue
- Elicitar conductas respondientes
- Evocar comportamientos de escape y evitación
- Las emociones suelen ser una mezcla de conductas operantes y respondientes.
Todas estas interrelaciones, concurrencias y complicaciones hacen que en análisis conductual no sea simple identificar y controlar variables relevantes. Es importante tener en cuenta que un cambio significativo de conducta puede tomar tiempo y mucho ensayo y error mientras un analista conductual intenta comprender las interrelaciones y complejidades de las variables controladoras.
Las diferencias individuales
Es cierto que muchas veces las personas respondemos diferente ante un mismo conjunto de contingencias. En análisis de conducta, se cree que las diferencias individuales son producto de la compleja historia de aprendizaje de cada persona.
Al experimentar una variedad de contingencias de reforzamiento y castigo, algunos comportamientos se fortalecen mientras que otros se debilitan. El repertorio de comportamientos que trae cada persona ha sido seleccionado, moldeado y mantenido por una historia de reforzamiento particular.
Por otro lado, al diseñar programas también deben considerarse factores tales como:
- La sensibilidad a un estímulo, la cual puede variar debido a una discapacidad visual o pérdida auditiva, por ejemplo.
- Diferencias en los mecanismos de respuesta, debido a factores como parálisis cerebral.
Muchos son los aspectos de la conducta que hacen de ella un fenómeno interesante y complicado. Vale la pena estudiarla porque a través de su comprensión podemos ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida.
Fuente: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition).