Francisco Mora escribe para el diario El País:
Antes, es cierto, se pensaba que la belleza era un atributo inmanente a las cosas del mundo o constitutivo de la obra artística creada. La belleza tenía su existencia en sí misma, en el objeto, o en los estímulos sensoriales externos, y la persona era solo un sujeto pasivo, contemplador de esta. En otras palabras, la belleza era objetiva, con una presencia externa y eterna en el mundo. Hoy sabemos, por el contrario, que la belleza es algo subjetivo, creado por el ser humano y que no está fuera, en el mundo sensorial. Hoy entendemos que la belleza la crea el ser humano tras observar y percibir ciertas características del objeto que contempla. La belleza es, de hecho, una construcción mental hecha de percepciones, emociones, sentimientos y conocimiento.