Hace sólo unos días publicamos la noticia de una investigación que dice haber encontrado las áreas cerebrales que permitirían predecir si una persona tendría problemas con el alcohol o conductas sexuales de riesgo.
Esa investigación es un ejemplo de la tendencia que empezó en los años 50 con la primera introducción de los psicofármacos y que tiene como objetivo la de encontrar las causas orgánicas de todos los trastornos mentales.
Thomas Insel es uno de los defensores más importantes de la postura biologicista en la salud mental, él es doctor y director del Instituto Nacional de Salud Mental en Estados Unidos (NIMH). Insel cree que llegará el momento en que podremos detectar cuales son las areas responsables de todas las enfermedades mentales y tratatar esa area para así evitar la aparición del trastorno mental, así como hicieras con una enfermedad estomacal, por ejemplo. Puedes ver su conferencia de TED, aquí.
¿Pero cuál es la postura de los psicólogos? la comunidad psicológica está de acuerdo con está postura? ¿cuales son sus opiniones?
El diario El confidencial publicó a finales del año pasado un importante artículo titulado: La gran batalla que enfrenta a psicólogos y psiquiatras (y qué implica para la salud)y en él entrevista algunos reconocidos psicólogos, microbiologos y psiquiatras que nos exponen sus opiniones acerca del tema:
A continuación algunos fragmentos:
Marino Pérez Álvarez, psicólogo y catedrático de la Universidad de Oviedo:
“No pueden entenderse en términos biológicos u orgánicos aunque sea el cerebro el órgano de referencia sino que tienen otro tipo de naturaleza, de contexto y de explicación. Hoy se sabe más del cerebro que nunca en la historia de la ciencia, pero no por eso se sabe más de los trastornos psicológicos. El problema lo tienen los psiquiatras que quieren funcionar a imagen de cualquier especialidad médica y toman el cerebro como un órgano, como el páncreas con relación a la hepatitis. Pero las relaciones del páncreas con la hepatitis no son las mismas que las relaciones del cerebro con la depresión, la ansiedad o la esquizofrenia”.
César Nombela, exdirector del CSIC, rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y reputado microbiólogo y farmacéutico:
“Evidentemente nuestros genes influyen en lo que somos y cómo somos pero en absoluto lo determinan totalmente”, explica Nombela. “Tenemos toda la vida los genes con los que nacemos. No podemos cambiar nuestra genética, pero eso no quiere decir que todo esté predeterminado. El propio fundamento y naturaleza de los genes hacen que estén sujetos a determinadas modificaciones epigenéticas que afectan a su propio funcionamiento de una forma bastante clara. De ahí que la genética tenga que ser complementada con los estudios epigenéticos de los que todavía sabemos bastante poco. Somos el resultado de genes y ambiente, y por ambiente podemos entender todo, desde el clima, la dieta o la educación que recibimos”.
Nombela cree que existe cierto radicalismo entre psicólogos y psiquiatras:
“Desde el punto de vista de las bases biológicas nos queda mucho por saber. Y para lograr una farmacología precisa no digamos. Yo sigo pensando que sabemos muchísimo, podemos dar un simposio entero sobre un gen y como podría influir en el alzhéimer. Y al final, ¿hemos resuelto el alzhéimer? No señor. Y no podemos prescindir de la atención psicológica a estos enfermos. El cerebro es plástico y como es plástico no sólo responde a fármacos, también responde a otros estímulos. Y ahí es donde los psicólogos tienen que trabajar”.
Luis Muiño, el psicólogo sigue teniendo el mismo papel que hace 30 o 40 años:
“Yo siempre he sentido la psicología como una tecnología, y dudo que alguien que haya trabajado mucho tiempo como psicoterapeuta no piense lo mismo. Es una cosa que tiene una utilidad determinada y te formas para buscar instrumentos para esa utilidad. Freud que es el fundador de la salud mental creía en un modelo biológico, ibas al psicoanalista como ibas al médico, te decía ‘te pasa esto esto y esto’, te lo creías y te ibas a casa. Eso ya no ocurre, ni va a ocurrir”.
¿Serán estas dos posturas reconciliables? Lee el artículo completo en el diario El Confidencial.