Ashley Abramson, de The New York Times, entrevistó a varios neurocientíficos para que explicaran qué es lo que ocurre en el cerebro de los niños cuando tienen una rabieta:
Según R. Douglas Fields, neurocientífico y autor de Why We Snap: Understanding the Rage Circuit in Your Brain, una rabieta involucra a dos partes del cerebro. La amígdala procesa emociones como el temor o la ira, mientras que el hipotálamo, entre otras cosas, controla funciones inconscientes como el ritmo cardiaco o la temperatura. Piensa en la amígdala como la alarma de incendios del cerebro y el hipotálamo como alguien que está decidiendo si debe echarle agua o gasolina al fuego, pero con hormonas como la adrenalina y el cortisol.
Cuando tu hija de repente comienza a gritar porque tiene que dormir sola en su cuarto durante la noche, es probable que no quiera hacerse la difícil de manera consciente: su amígdala detectó una amenaza y su hipotálamo le detonó la corajina.
Durante la reacción de estrés, tu hijo podría presentar un ritmo cardíaco acelerado, sudoración en las palmas y músculos tensos (o simplemente unas ganas incontrolables de golpearte). Por mucho que quieras razonar con tu hijo enloquecido, no esperes que te escuche. Para empezar, la reacción de estrés puede ofuscar la capacidad de por sí limitada de un niño para autocontrolarse, una función que suele asociarse con la corteza prefrontal, o CPF.
Si bien estas explicaciones no son suficientes para explicar por qué sucedió la rabieta o cómo intervenir efectivamente, si ofrece argumentos útiles y fáciles de explicar a los padres y cuidadores.