Los niños con autismo tienen dificultades en la interacción social. Muchos de ellos sufren a diario porque no logran conectarse y entablar amistades. La BBC publicó una muy tierna historia de Kainoa, un niño de 5 años con autismo que no tolera que su madre, ni que nadie que lo abracen, lo bañen o lo vistan y que logró dar el primer abrazo de su vida no con una persona, sino con su perro de compañía.
Su madre muy emocionada y en lagrimas publicó las imágenes:
La madre escribió después de vivir esta emotiva experiencia:
“Cada empresa que contactamos para conseguir a un perro de compañía, cada dólar que gastamos, cada formulario que llenamos, cada lágrima derramada, cada paso hacia adelante y cada retroceso, valieron la pena”.
“Durante meses me he sentado con él cuando llora porque no tiene amigos, porque aunque asiste a sus terapias regularmente, no puede interactuar con nadie aparte de los miembros de la familia”.
Y termina el texto así: “Pero ayer lloré por una razón distinta. Y no tengo palabras para describir lo que se sentí”.