Existe evidencia de que para alcanzar cierta jerarquía social las personas seguimos uno de dos caminos: la dominación o el prestigio. La dominación se describe como el uso de la fuerza e intimidación para producir miedo; el prestigio, por otro lado, se trata de compartir la experiencia (conocimientos y/o habilidades) para ganar respeto.
Sin embargo, la mayoría de los estudios sobre el tema han sido realizados utilizando situaciones sociales artificiales: se examinaron grupos de extraños que se juntaron por un período corto de tiempo en un laboratorio.
Charlotte Brand y Alex Mesoudi quisieron observar cómo la jerarquía social basadas en dominación o prestigio afectaba a grupos sociales reales. Para eso reclutaron 30 grupos que realizaban actividades tan diversas como cantar en un coro o participar de un club de ajedrez. Eran de Cornwall, Reino Unido, y cada uno de los grupos estaba formado por 5 individuos.
Los participantes debían completar un cuestionario de 40 items que cubría temas como arte y geografía, primero solos y luego con su grupo. Se les pedía a los grupos que llegaran a un acuerdo para cada respuesta. El grupo que obtuviera el puntaje más alto ganaría una recompensa. También debían elegir un representante que contestara preguntas de bonificación.
Por último, los sujetos calificaban de forma anónima a todos sus compañeros en escalas de prestigio, dominación, simpatía e influencia en la tarea.
Los participantes calificados con mayor influencia tenía más probabilidades de ser calificados como altamente prestigiosos o dominantes. Para los autores, esto sugiere que ambas estrategias pueden ser utilizadas para obtener un estatus en los grupos, coincidiendo con resultados de estudios previos. La dominación y el prestigio no se relacionaron entre ellas, indicando que cada estrategia es muy distinta.
Un resultado interesante fue el hecho de que ninguna de las dos estrategias determinaron si alguien sería elegido para tomar las preguntas de bonificación. Los candidatos elegidos fueron aquellos que habían puntuado más alto en el cuestionario individual, sugiriendo que otros miembros del grupo habían notado su pericia en este contexto específico y habían tomado una decisión práctica.
Este último detalle contrasta con otras investigaciones que han concluido que el prestigio tiene mayor influencia sobre la conducta del grupo. Los científicos creen que esto demuestra una de las desventajas de hacer investigaciones solamente en el laboratorio: en grupos naturales, donde los integrantes han tenido tiempo de interactuar y las jerarquías se han formado, la dinámica puede ser diferente a la de extraños que recién se han conocido.
Otro resultado muy interesante tiene que ver con la edad y el sexo de los participantes. La edad se relacionó con el prestigio y también con la dominación.
En cuanto al sexo, era menos probable que las mujeres fueran nominadas para la ronda de preguntas de bonificación, incluso aunque sus cuestionarios individuales y calificaciones de simpatía no eran diferentes a las de los hombres. Los autores creen que tal vez se deba a que las mujeres demuestras una confianza menor en promedio.
Para el grupo de investigadores, sus resultados sugieren que el prestigio y la dominación existen en los grupos sociales que se forman naturalmente, pero que dichas jerarquías podrían ser más específicas a cada dominio y menos flexibles de lo que se pensaba.
Finalmente, ellos sugieren algunas recomendaciones para futuros estudios:
- Utilizar muestras más diversas demográficamente.
- Explorar el vínculo entre prestigio y conocimiento.
- Profundizar sobre la especificidad de dominio y la generalidad del prestigio y la dominación.
Referencia del estudio original: Brand, C. O., & Mesoudi, A. (2019). Prestige and dominance-based hierarchies exist in naturally occurring human groups, but are unrelated to task-specific knowledge. Royal Society Open Science, 6(5), 181621. doi:10.1098/rsos.181621
Fuente: BPS