Un estudio publicado en Translational Psychiatry muestra que los pacientes suicidas presentan actividad reducida de una importante enzima que regula la inflamación y sus derivados. El objetivo general de la investigación es encontrar modos de identificar pacientes suicidas. Sus resultados se suman a otros estudios internacionales que buscan medidas efectivas para la prevención del suicidio.
Los investigadores analizaron ciertos metabolitos, formados durante una infección e inflamación, en la sangre y el fluido cerebroespinal de pacientes que intentaron suicidarse. Previamente, se había demostrado que estos pacientes tienen inflamaciones en curso en la sangre y el fluido cerebroespinal. Este trabajo ha mostrado con éxito que los pacientes que han intentado suicidarse presentan actividad reducida de una enzima llamada ACMSD, que regula la inflamación y sus derivados.
Actualmente, no hay biomarcadores para enfermedades psiquiátricas, es decir factores biológicos que pueden ser medidos y que sean capaces de proveer información sobre la salud psiquiátrica del paciente. Si una simple prueba de sangre pudiera identificar individuos en riesgo de cometer suicidio, ese sería un gran paso hacia adelante, dice Erhardt, profesora en el departamento de Fisiología y Farmacología en el Karolinska Institutet, quien dirigió el trabajo junto con la Profesora Lena Brundin.
“Creemos que las personas que tienen actividad reducida de la enzima son especialmente vulnerables a desarrollar depresión y tendencias suicidas cuando sufren varias infecciones o inflamaciones. También creemos que es probable que la inflamación fácilmente se vuelva crónica en personas con actividad dañada de ACMSD,” dijo Brundin.
Balance importante
La sustancia que la enzima ACMSD produce, ácido picolínico, se reduce considerablemente tanto en el plasma como en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes suicidas. Otro derivado, llamado ácido quinolínico, se incrementa. El ácido quinolínico es inflamatorio. Este se vincula con y activa los receptores de glutamato en el cerebro. Normalmente, ACMSD produce ácido picolínico a expensas del ácido quinolínico, y de esa manera mantiene un balance importante.
“Ahora queremos saber si estos cambios solo se ven en individuos con pensamientos suicidas o si pacientes con depresión severa también los exhiben. También queremos desarrollar medicamentos que puedan activar la enzima ACMSD y de esa forma restablecer el balance entre el ácido quinolínico y el picolínico,” dijo Erhardt.
El estudio es el resultado de una asociación de larga data entre los equipos de investigación de la Profesora Sophie Erhardt del Karolinska Institutet, la Profesora Lena Brundin del Van Andel Research Institute en Grand Rapids, Michigan (EEUU), y el Profesor Gilles Guillemin de la Universidad Macquarie en Australia.
Fuente: Psypost