Hace dos años JAMA Psychiatry publicó un controversial paper que afirmaba haber encontrado un vínculo entre la anatomía del cerebro masculino y el trastorno del espectro autista, y que las mujeres con una anatomía cerebral parecida a la de los varones tenían hasta tres veces más riesgo de tener autismo que aquellas con un fenotipo neuroanatómico femenino.
Las reacciones no se hicieron esperar y el artículo fue severamente cuestionado por las deficiencias metodológicas que debilitaban el respaldo a la conclusión que habían llegado. La investigadora Emily Willingham enumeró las siguientes:
- El grupo control no fue evaluado con las mismos instrumentos estandarizados que fue sometido el grupo experimental. Por lo tanto, el equipo investigador no podía saber si en el grupo control habían participantes que tenían autismo pero que no habían sido diagnosticados. Este punto es extremadamente importante porque muchas mujeres con autismo suelen pasar desapercibidas.
- Los investigadores usaron el grosor cortical como indicador de las diferencias fenotipicas de los cerebros. Sin embargo, la literatura científica también report que el grosor cortical puede cambiar a lo largo de los años o por diferentes situaciones de la vida. Un ejemplo de ello es que las mujeres con anorexia nerviosa tienen una disminución de esta corteza.
- Las diferencias en el grosor cortical reportada en la investigación no es lo suficientemente significativa. Hay otros estudios que han demostrado una clara diferencia del grosor cortical de los pacientes con depresión.
- Los investigadores usaron un corte binario para categorizar el cerebro de los participantes como masculino o femenino, sin importar cuan cerca del centro estaban.
Nuestro hallazgo de un aumento en la probabilidad de un fenotipo neuroanatómico con características masculinas en mujeres con TEA no se cumple
Con todas estas criticas, sumado a un problema estadístico y la imposibilidad de replicar los resultados, la directora de la investigaciónChristine Ecker, doctora del Departamento de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, Psicosomática y Psicoterapia, de la Universidad de Goethe-Frankfurt, publicó una carta en JAMA Psychiatry en la que se retractan de sus conclusiones debido a un problema en el script estadístico que se utilizó para la predicción del sexo biológico de los sujetos masculinos y femeninos con TEA en función de su neuroanatomía. La carta incluye una explicación bastante detallada, pero seleccioné los puntos más sobresalientes:
Luego de la publicación de este estudio, hemos estado trabajando en replicar nuestros resultados en otras muestras independientes.Durante estos intentos de replicación, identificamos un problema con el guión que se utilizó para la predicción del sexo biológico en individuos masculinos y femeninos con TEA basados en su neuroanatomía respectiva en nuestra muestra original. Este problema fue identificado por el coautor que realizó el análisis de clasificación para nuestro estudio y que se preocupó cuando nuestro hallazgo de mayor probabilidad de un cerebro masculino característico en mujeres con TEA se replicó con mayor frecuencia de lo esperado (por ejemplo, en grupos de edad más jóvenes, A través de características morfométricas, en gemelos con la condición).
Asumimos toda la responsabilidad por este error. Sin embargo, tomamos en cuenta que la función de clasificación del proceso gaussiano que está disponible públicamente y que muchos utilizan en la comunidad científica en general no está muy bien documentada a este respecto.
Por lo tanto, después de corregir este error, nuestro hallazgo de un aumento en la probabilidad de un fenotipo neuroanatómico con características masculinas en mujeres con TEA no se cumple cuando se usan las probabilidades predictivas corregidas en mujeres con TEA.
En definitiva no se puede concluir que el “cerebro masculino” es más propenso al autismo, ni que las mujeres con un cerebro con características neuroanatómicamente masculinas – cosa que no existe – tengan más riesgo de tener esta condición.
El proceso gaussiano, que menciona Ecker, es un método estadístico utilizado para procesar datos y realizar predicciones, en este caso la neuroanatomía de los participantes. Este proceso se realizada de manera computarizada y parece que fue mal implementado por los investigadores.
Retractar una investigación puede ser el equipo de investigadores que lo desarrolló.Sin embargo, hay que reconocer la honestidad de Ecker y su equipo al explicar dónde estaba el error y reconocerlo públicamente. Los medios de comunicación y la sociedad suele darle mucho peso a todas las investigaciones que tienen la palabra neuro en sus títulos. Sin embargo, esto nos ayuda a recordar que las neurociencias todavía tienen muchas limitaciones y que sus hallazgos deben ser tomados con pinzas y esperar a que, como en todas las ciencias, los resultados sean replicados con estudios independientes.
Referencia del estudio original: Ecker C. Notice of Retraction and Replacement: Ecker et al. Association between the probability of autism spectrum disorder and normative sex-related phenotypic diversity in brain structure. JAMA Psychiatry. 2017;74(4):329-338. JAMA Psychiatry. Published online March 27, 2019. doi:10.1001/jamapsychiatry.2018.4296
Fuente: Redacción Médica
1 comentario
Muchas investigaciones actuales sobre el autismo podrían estar equivocadas teniendo en cuenta que el umbral para considerar determinados comportamientos como autismo ha descendido y eso está comprobado. Si uno mira ejemplos de la red puestos hace más de 12 años nota que hasta un “Asperger leve” tenía al menos una característica llamativa (aún cuando no pareciese un autista propiamente dicho) y no era raro que estuvieran considerados como discapacitados. Un autista de hoy en cambio cuesta ver adónde está su diferencia.
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