Las circunstancias perinatales adversas han sido asociadas con un mayor riesgo de autismo en los hijos. Las mujeres que sufrieron abuso infantil experimentan más circunstancias perinatales adversas que las mujeres que no sufrieron dicho abuso, pero si aquel abuso materno está asociado con el autismo en los hijos era desconocido.
Por ello se realizó un estudio donde enfermeras aportaron datos sobre el abuso infantil sufrido por las madres y el estado del niño autista (97,0% eran de raza/etnia blanca). Los controles fueron seleccionados al azar de entre los hijos de mujeres que no reportaron autismo en ellos (los participantes incluyeron 451 madres de niños con autismo y 52498 madres de niños sin autismo). Todos ellos participantes del Segundo Estudio de Salud de enfermeras, un estudio a gran escala de la salud de la mujer que empezó en 1989.
Aquellas mujeres que sufrieron más abusos físicos y emocionales fueron un 60% más proclives a tener un niño con autismo que las mujeres que no fueron abusados.
Los investigadores también examinaron aquellos factores de riesgo relacionados con el embarazo, que han sido asociados con el autismo, elevando aún más el riesgo de TEA. Estos factores de riesgo incluyen la diabetes gestacional, la preeclampsia y el parto prematuro. Otros riesgos, como el tabaquismo, la toxemia, el bajo peso al nacer, el consumo de alcohol, el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (antidepresivos) y abuso por parte de su pareja durante el embarazo también se incluyeron en el estudio. Para determinar si habían sufrido de abuso en la niñez, se les preguntó si alguna vez habían sido golpeadas lo suficientemente duro como para presentar moretones o si fueron golpeadas con un cinturón u otro objeto, y si habían sido sometidas a castigos crueles, comentarios insultantes o gritos. Los investigadores también preguntaron a las mujeres si habían tenido alguna vez contacto sexual no deseado o forzado por un adulto o un niño mayor.
De hecho, aquellas mujeres que sufrieron más abusos físicos y emocionales fueron un 60% más proclives a tener un niño con autismo que las mujeres que no fueron abusados. La combinación más severa de abuso físico, emocional y sexual significó que la mujer presentaba 3.5 veces más probabilidades de tener un hijo autista que una mujer que no había sido objeto de abusos, dijo la autora del estudio, Dra. Andrea L. Roberts, investigadora asociada en el Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento en la Escuela de Salud Pública de Harvard.
Los resultados revelaron que, aunque las mujeres abusadas experimentaron más circunstancias perinatales adversas, estos factores fueron sólo una pequeña parte en la relación entre el maltrato infantil y el riesgo de autismo.
Los investigadores señalan que el estudio muestra una asociación, no una relación de causa y efecto, y no está claro cómo el abuso infantil podría contribuir al autismo.
Pero hay razones válidas para la asociación. Una teoría es que las mujeres abusadas pueden tener una respuesta mayor al estrés. Esto puede conducir a inflamación o altos niveles de las hormonas del estrés, que afectan al cerebro fetal.
Otra explicación posible es que los padres que abusan de sus niños podrían tener enfermedades mentales, lo que puede aumentar el riesgo de otras discapacidades mentales, incluyendo el autismo, dijo Roberts.
Un experto se preocupó porque los hallazgos podrían alimentar los temores de los padres sobre que ellos causaron la enfermedad de su hijo.
“Lo que es preocupante es el potencial efecto que esto podría tener sobre las madres”, dijo la Dra. Tanya Paparella, directora del Programa de Hospitalización Parcial en la Niñez Temprana en la Universidad de California, Los Angeles, que trata a los niños pequeños con autismo.
“Sabemos que el autismo es fuertemente genético en su origen, pero se sabe muy poco acerca de donde se encuentran los factores de riesgo genéticos y dónde se encuentran los factores de riesgo ambientales, y muy poco acerca de la combinación de riesgos genéticos y ambientales”, dijo la Dra. Paparella.
Sin embargo, el estudio añade una nueva pieza al rompecabezas del autismo. “Estamos luchando un poco con tratar de averiguar qué causa el autismo”, dijo Roberts. “Nuestro estudio apunta a una posible nueva dirección en la investigación.”
El hecho de que los factores de riesgo relacionados con el embarazo para el autismo fueron mayores en las mujeres abusadas “sugiere que el efecto del abuso puede llegar a través de las generaciones”, agregó Roberts. “Como sociedad, tenemos que centrarnos más en cómo son cuidados los niños y dar más apoyo a las familias que podrían estar en riesgo por abuso de sus hijos”.
Fuentes: Psychcentral.com; JAMA Psychiatry.