La muerte de una persona cercano y apreciada, la exposición al consumo de drogas o alcoholismo en el círculo inmediato, una estadía en un hogar de acogida, sufrir enfermedades o lesiones graves, así como el divorcio o separación de los padres son situaciones con una gran carga emocional a las que muchos niños están expuestos, afectando aproximadamente a 1 de cada 4 niños. Investigaciones han asociado el enfrentarse a este tipo de adversidades durante la infancia con psicopatologías en la adolescencia. Pero recientemente han destacado que este riesgo es inferior en familias con menos conflictos entre padres e hijos (Dhondt, Healy, Clarke, & Cannon, 2019).
“Hay mucha evidencia que indica que la adversidad es un factor de riesgo importante para dificultades de salud mental más tarde en la vida y se ha asociado con el 25-40% de los casos de depresión y ansiedad (Bellis et al., 2019),” dijo el autor del estudio Colm Healy, candidato a doctorado en el Departamento de Psiquiatría del Royal College of Surgeons en Irlanda.
“Curiosamente (y afortunadamente), no todos los que experimentan adversidades infantiles tienen dificultades de salud mental. Entonces, teníamos curiosidad acerca de qué factores podrían aumentar o disminuir el riesgo de dificultades de salud mental si un niño ha experimentado adversidad.”
Los investigadores se enfocaron en tres factores principales: la relación padre/madre-hijo/a (conflicto y experiencias positivas), cómo se sentía el niño o niña acerca de sí mismo (también conocido como autoestima o autoconcepto) y si la niña o niño participaba en pasatiempos.
Examinaron datos de 7505 niños en el proyecto Growing Up in Ireland, un estudio longitudinal realizado por el Instituto de Investigación Económica y Social y el Trinity College de Dublín.
A la edad de 9 años, el cuidador principal de cada niño fue encuestado sobre eventos estresantes de la vida a los que el pequeño podría haber estado expuesto, como la muerte de la madre o el padre, el consumo de drogas/alcoholismo en la familia inmediata, una estadía en un hogar de acogida/cuidado residencial, enfermedades/lesiones graves y divorcio/separación de los padres.
“La adversidad infantil es común en los niños irlandeses y afecta al 28% de los niños de nuestra muestra”, dijo Healy.
Los investigadores descubrieron que la adversidad infantil se asociaba con problemas a la edad de 13 años. Pero una relación positiva entre padres e hijos parecía amortiguar esta asociación.
“Aquellos que tuvieron adversidades en la infancia tenían más probabilidades de presentar dificultades de salud mental y dificultades que persistieron desde la infancia hasta la adolescencia (esto incluía dificultades como bajo estado de ánimo y ansiedad, hiperactividad, problemas de conducta y con los compañeros),” dijo Healy.
“Para todos los niños, tener niveles más bajos de conflicto entre el cuidador principal y el niño, una mayor autoestima o participar en pasatiempos redujo el riesgo de dificultades de salud mental en la adolescencia.”
Healy explicó que si el niño ha experimentado adversidades, tener menos conflicto con sus padres reducía significativamente el riesgo asociado a las dificultades de salud mental. Por lo que destacó este como un factor importante en la prevención de dificultades de salud mental en la edad adulta.
Limitaciones del estudio
“Nuestra medida de adversidad infantil es una combinación de una serie de experiencias de vida estresantes moderadas a severas. En particular, nuestra medida no incluye información sobre experiencias traumáticas importantes como el abuso físico o sexual o la negligencia,” dijo Healy. Por esta razón queda por confirmar si la relación entre los eventos traumáticos y las dificultades de salud mental también está mediada por el nivel de conflicto entre el niño y el cuidador principal.
Además, pueden haber otros factores que median la relación entre la adversidad infantil y las dificultades de salud mental que no han sido consideradas en el estudio, como la relación del niño con sus compañeros o el ejercicio físico.
Referencia:
Bellis, M. A., Hughes, K., Ford, K., Ramos Rodriguez, G., Sethi, D., & Passmore, J. (2019). Life course health consequences and associated annual costs of adverse childhood experiences across Europe and North America: a systematic review and meta-analysis. The Lancet. Public Health. https://doi.org/10.1016/S2468-2667(19)30145-8
Dhondt, N., Healy, C., Clarke, M., & Cannon, M. (2019). Childhood adversity and adolescent psychopathology: evidence for mediation in a national longitudinal cohort study. British Journal of Psychiatry, Vol. 215, pp. 559-564. https://doi.org/10.1192/bjp.2019.108
Fuente: PsyPost