“Lo que más extraño de la escuela son los recreos, y mis compañeros… Bueno, y las clases también” (Nahir, 9 años).
Compartir las 24 horas del día, todos los días, con otras personas es, por lo menos, desafiante. Si estas personas son niñas y niños que toleran hace meses medidas de restricción de circulación, el desafío se potencia. Madres, padres, cuidadores y personas encargadas de la crianza lo saben. Muchos de ellos se encuentran con la responsabilidad de velar por los cuidados precisos en virtud de la pandemia que vivimos, adaptarse a nuevas formas de trabajo (y, quizás, lidiar con inestabilidad económica), y acompañar a los más pequeños en sus clases virtuales y el cumplimiento de sus deberes.
Con esta situación presente, la Dra. Andrea Bonior, psicóloga clínica, nos presenta 6 formas de incrementar la paciencia con el aprendizaje a distancia. Empezar cada día desde cero, y tomar un día a la vez son las primeras recomendaciones que debemos recordar constantemente. Veamos las siguientes:
No tenés el deber de reproducir la experiencia escolar en persona
Puede ser que adolescentes no tengan la experiencia del “viaje de fin de año” con todos sus compañeros, o que niñas y niños no participen de una feria de ciencias que comparte con toda la escuela aquello que han aprendido y preparado durante el año. Sin embargo, puede suceder que estén aprendiendo a manejar conflictos con sus hermanos, a bañar y cortar el pelo a su perrito, a lidiar con la decepción. Quizás estén descubriendo cosas nuevas que no hubieran aprendido si esto no hubiera sucedido.
Esto no significa que debes sentirte agradecida o agradecido por estar viviendo lo que estamos viviendo. Reconocer que las lecciones de vida más profundas o la oportunidad de impulsar la inteligencia emocional pueden surgir incluso en las situaciones más difíciles, y esto es muy importante.
Buscá ayuda
No estás sola. Hay muchas madres y muchos padres lidiando con esta misma situación y, de hecho, es probable que hayan muchas personas que estén lidiando con correos electrónicos confusos, aplicativos que no responden y escasez de tiempo para resolver. Una herramienta que puede ser de utilidad es crear una comunidad, un grupo de WhatsApp, un perfil cerrado en Instagram, o el medio que resulte más práctico, en el que participan otras personas que están viviendo lo mismo (quizás, madres y padres de los compañeros de tus hijos). El apoyo social puede proporcionar un gran impulso a nuestra salud mental y física.
Mantené presentes tus valores
En los momentos en que las herramientas de la tecnología no responden, las tareas son confusas o demandan que tripliques los malabares que ya tenías que hacer y te sientas abrumada por una situación que te sobrepasa, respirá, da un paso atrás y procurar visualizar el panorama general. ¿Cuál es el propósito de todo esto? ¿Qué tipo de valores desea transmitir a su hijo? ¿Qué querés que vean en vos durante este tiempo y qué tipo de madre/padre querés ser? ¿Qué te gustaría ver cuando mires hacia atrás en este momento, algún día?
Podés tener un día (o una semana) en que todo va mal, pero enfocar la atención en tus valores, en tu propósito sobre la crianza durante este tiempo, y en el hecho de que tus hijos te buscan para que les orientes a través de la incertidumbre, puede ayudarte a recordar lo que es realmente importante, y no estancarte en aquello que no lo es.
Empatía, empatía, empatía
Todos nos sentimos cansados, agotados, desgastados. Puede ser difícil ser empáticos con otras personas porque nuestras reservas están vacías. Sin embargo, la empatía puede mejorar tu paciencia a la hora de hacer frente a las frustraciones que puede traer el aprendizaje online.
Empatía por la maestra que podría estar manejando su propio caos en casa, empatía por que su hijo extrañe a sus amigos y tenga que mirar una pantalla por mucho más tiempo de lo que usted hubiera querido que lo hiciera, y empatía por los administradores que tienen que tomar decisiones (nunca podría haberlo anticipado, todo está justificado y es importante).
Cuando puedas, encontrá humor
El humor puede ser muy importante para tu bienestar emocional, es capaz disminuir la presión arterial y romper la tensión para ayudar a que todo el cuerpo se sienta mejor.
¿Cuándo fue la última vez que reíste profundamente? ¿Y qué podrías hacer para conseguirlo de nuevo? Encontrá cosas con las que puedas reír junto a tus hijos: ya sea un programa de televisión que comparten, o soltarse con movimientos de baile tontos. Esto también puede ayudar a aumentar la conexión con ellos.
Basta de perfeccionismo
Es muy importante que ajustes tus expectativas en relación a la escolaridad de tus hijos y también en cuanto a tu propio rol como madre/padre. Muchas personas se sienten fracasadas porque no son tan pacientes como les gustaría ser con sus hijos, o no están preparando las comidas perfectamente saludables que ven en las redes sociales, o no sienten una gran conexión con sus hijos a pesar de todo el tiempo que pasan juntos.
¿Con qué vara te estás midiendo? Reflexioná sobre esto. Si sos perfeccionista, planteate cómo podés empezar a darte crédito solo por sobrellevar y sobrevivir (las actividades más productivas de todas) la etapa más desafiante en tu rol parental.
Fuente: Psychology Today