Al momento de nacer el niño necesita de la ayuda de los adultos para sobrevivir, ya sea de la madre, padre, familiar o un cuidador (en caso de faltar las figuras principales). Ellos tratan de satisfacer las necesidades del bebé como la protección, alimentación, estimulación y emociones. Por medio de la satisfacción de las necesidades, acompañada de emociones se va dando una interacción que crea un lazo afectivo entre ambos, a este vínculo se le llama Apego.
En los años cincuenta John Bowlby, pionero en las teorías de apego, manifestaba la importancia de los vínculos primarios que el bebé formaba y mantenía con la madre, padre, familiares u otros cuidadores.
En sus artículos describía que un apego seguro era generador de una salud mental infantil adecuada. En cambio, si el niño no recibía cuidado y protección podría desarrollar sentimientos de inseguridad, agresividad y desconfianza.
Las caricias, sonidos, y ternuras que fortalecen el vínculo de apego entre el niño y sus cuidadores ayudarán al desarrollo psicoafectivo
En sus trabajos, Bowlby clasificó los tipos de apego en:
Apego seguro: Es el vínculo que le brinda al niño autonomía, flexibilidad, le permite ser capaz de pedir ayuda cuando la necesita sin necesidad de volverse dependiente. Perciben a sus padres como base segura, que pueden satisfacer sus necesidades fisiológicas y emocionales, además que ayudan y fortalecen el contacto.
Apego inseguro: Este tipo de apego se divide en:
- Apego resistente: El niño explora poco el mundo que le rodea mientras está en compañía de la madre. Se enoja ante la separación de la madre y cuando ella regresa se pone furioso o pasivo. Se muestran apáticos con los extraños. Perciben a los padres como intrusos e imprevisibles.
- Apego evasivo: estos niños no lloran ante la separación de las figuras significativas, y al reencuentro con la madre, la evitan. Ante los extraños se pueden mostrar confiados o inseguros. No perciben a sus padres como base de confianza o seguridad, los perciben como insensibles.
También existe un tipo de apego desorganizado/ desorientado que puede ser una combinación del resistente y del evasivo, estos niños se muestran confusos porque los cuidados que reciben de sus padres son inadecuados. Sus padres no le brindan seguridad y les generan ansiedad.
El cuidado primario y los vínculos influyen en el desarrollo neuronal de los niños
Los avances de las neurociencias nos confirman que el cuidado primario y los vínculos influyen en el desarrollo neuronal de los niños. Además nos indican que los buenos tratos son una inversión a largo plazo en la salud mental de nuestros hijos, y que los rechazos o maltratos pueden generar repercusiones en el cerebro del los niños.
¿Cómo podemos estimular el vínculo de apego?
- Lo principal es el contacto cara a cara, piel a piel. Los abrazos y caricias son fundamentales para el apego.
- Hablarle al niño, narrarles cuentos o sencillamente cantarles canciones.
- El juego es un factor primordial para el desarrollo del cerebro y sobre todo para fortalecer y estimular el apego seguro.
- Aplicar disciplina con el objetivo de aprender, más que aplicar un castigo.
- Evitar discusiones en presencia de los niños.
Desarrollar nuestra capacidad de empatía y poder reconocer las emociones de nuestros hijos los hará sentir seguros y contenidos.
Nota del editor: Artículo previamente publicado en Psicodv y fue modificado para su publicación en Psyciencia.
Imagen: Abdiel Rod