La infancia es una etapa crucial para el desarrollo personal de las personas, y las adversidades durante este período, como el abuso, la negligencia y la disfunción familiar, han sido reconocidas como factores de riesgo importantes para el desarrollo de problemas de salud mental.
La evidencia es contundente: existe un vínculo directo entre las experiencias adversas en la infancia y una amplia variedad de problemas psicológicos, como los trastornos del estado de ánimo, el abuso de sustancias y el riesgo de suicidio, entre otros.
A pesar de la abundante evidencia en la población adulta, existen escasos datos sobre cómo esto puede afectar la salud mental de los adultos mayores. Considerando que esta población enfrenta desafíos únicos, como el aumento de la discapacidad, la disminución de la calidad visual y el aumento de los costos de salud asociados con los problemas de salud mental.
Para explorar los efectos de la adversidad infantil en los adultos mayores, los investigadores utilizaron datos de 2,500 participantes de entre 60 y 68 años que habían completado el Personality and Total Health (PATH), un estudio longitudinal australiano.
En este estudio, los participantes proporcionaron información sobre una amplia variedad de adversidades en su infancia, incluida la negligencia emocional y física, los problemas de salud parental y el abuso.
Más del 52.5% de los participantes informaron no haber experimentado ninguna adversidad durante su infancia. Casi una cuarta parte (23.8%) enfrentó alguna forma de adversidad durante ese período, mientras que el 12.1% enfrentó dos adversidades. Una parte más pequeña pero significativa de la muestra, el 18.1%, informó haber experimentado tres o más experiencias adversas durante la infancia.
Sin embargo, esta tendencia parece haberse estabilizado en cierto punto, alrededor de tres o cuatro adversidades. Esto sugiere que una vez que un individuo ha experimentado un cierto número de adversidades, el impacto adicional de más adversidades disminuye, lo que podría indicar un efecto de “techo” en el impacto psicológico del estrés acumulado.
Por otro lado, el análisis del contenido latente proporcionó información sobre cómo diferentes patrones de adversidad afectan los resultados de salud mental. El análisis identificó cuatro clases distintas de experiencias adversas:
- Alta disfunción parental: Comprendiendo el 27.68% de la muestra, este grupo reportó niveles significativos de problemas de salud mental parental, conflictos, divorcio, pobreza y ser víctimas de abuso familiar.
- Alta adversidad: Este fue el grupo más pequeño (4.83% de la muestra) y se caracterizó por una alta probabilidad de experiencias adversas.
- Disfunción parental moderada: el 32% de la muestra reportó un tiro de experiencia menos severa que los primeros grupos con menos riesgo de sufrir algún tipo de adversidad.
- Baja adversidad: El grupo más grande 35.45% de la muestra y fue el que reportó los niveles más bajos de experiencias adversas.
Los resultados muestran que las personas con alta adversidad reportaron peor estado de salud mental en comparación con aquellos que sufrieron menos adversidad. Menos del 7% de los participantes en el grupo de baja adversidad y disfunción parental moderada cumplieron los criterios para depresión mayor, mientras que el 13% y el 20% de las personas en el grupo de alta disfunción parental cumplieron con los requisitos para depresión.
Los resultados fueron similares para los trastornos de ansiedad, Menos del 6% de los grupos de baja adversidad y disfunción parental moderada cumplieron con los criterios para el trastorno de ansiedad generalizada, en comparación con el 11% y el 15% en los grupos de alta disfunción parental y alta adversidad, respectivamente.
El director de la investigación James Lian enfatizó el efecto duradero de las adversidades infantiles, sugiriendo que podrían aumentar la probabilidad de ansiedad y depresión a lo largo de toda la vida. Esto subraya la importancia de intervenciones y prevención tempranas para abordar estas adversidades. Además, integrar evaluaciones de estresores de la infancia en las evaluaciones de salud mental para adultos mayores podría resultar beneficioso.
Referencia: Lian, J., Kiely, K. M., Callaghan, B. L. & Anstey, K. J. (2024). Childhood adversity is associated with anxiety and depression in older adults: A cumulative risk and latent class analysis. Journal of Affective Disorders, 354, 181-190. https://doi.org/10.1016/j.jad.2024.03.016