El trastorno del espectro autista es una condición cuya prevalencia crece año tras año; lo cual genera preocupación en los agentes de la salud. Es por esto que hay una inminente necesidad de investigar y dar a conocer cuáles son las herramientas que demuestran ser eficaces. Es importante retomar lo que planteamos en el articulo Tratamientos para autismo basados en intervenciones conductuales: si bien podemos contar con información que garantice el acceso a los mejores tratamientos posibles, no hay intervenciones que funcionen en el cien por cien de los casos. Cada una tiene sus recomendaciones particulares en cuanto a qué dominios o habilidades se pueden aplicar, la edad del sujeto y los prerequisitos. Siempre el tratamiento debe ser global y respetando las características de cada paciente, no podemos aplicar un mismo protocolo de intervención a todos los niños o niñas con TEA.
Una de las herramientas conductuales que cuenta con investigaciones de eficacia son las historias sociales, se utilizan para complementar tratamientos globales incrementando las habilidades sociales. La primera que habló sobre esta intervención fue una estadounidense llamada Carol Gray, en 1990, quien basó su investigación y práctica profesional en una filosofía con tres pilares:
- Abandona todos los supuestos
- Considera que la perspectiva neurotipica y la de alguien con condición del espectro son igualmente válidas
- Reconoce que el deterioro social de la condición es algo compartido con su ambiente.
Ella trabajaba en una escuela con niños con TEA, y al incluir en escuela común a algunos de sus alumnos, comenzó a pensar cómo podía ayudarlos a respetar las reglas sociales, principalmente las implicadas en el contexto áulico. En una conversación con uno de ellos, con quien revisaban videos de las clases y hacían reportes de los errores sociales cometidos; nace la primera historia social.
Junto con su equipo trabajaron en diferentes historias sociales para otros pacientes, hasta que se plantearon ¿Qué tenian en común que funcionaban? y comenzaron a elaborar y documentar sus teorías.
Ahora que conocemos la historia, a qué llamamos historias sociales
Como su nombre lo indica son historias individuales, se construyen para cada sujeto, las cuales ayudan a ordenar, comprender o interpretar situaciones nuevas, desafiantes o confusas.
Implican instruir un paso a paso sobre cuáles son los comportamientos apropiados en determinada situación, podría ser explicado como un modelado por escrito o imágenes. Pueden brindan información sobre:
- Sentimientos, pensamientos y acciones de otras personas en una situación determinada,
- Secuencias de acciones a seguir
- Identificación de estímulos a tener en cuenta por el paciente (como por ejemplo expresiones faciales, tonos de voz, señales)
- Guiones de conversaciones sociales
Decimos que es un ejemplo de modelado porque la misma historia se convierte en un modelo a seguir, en una enseñanza de cómo actuar en determinado contexto y frente a determinada situación.
¿Cómo comenzamos?
Una vez que el equipo de Carol Gray pudo teorizar sus intervenciones estipularon pasos de acción para armarlas:
- Identificar la situación problema, puede ser una situación particular o una situación habitual donde el paciente presenta problemas para realizar comportamientos socialmente adecuados.
- Identificar las características concretas del ambiente (dónde ocurre, qué personas intervienen, cuánto tiempo dura la situación, cómo comienza y termina, etc.). Este momento es el ideal para recopilar información si es una situación por la que el niño o niña ya pasó y accionó con conductas disruptivas o poco adaptativas. Se puede realizar en el momento un análisis funcional y también obtener datos sobre cuáles son las fortalezas y debilidades del sujeto frente a esta situación. Si queremos obtener conocimiento sobre la eficacia de la intervención son detalles a tener en cuenta.
- Dependiendo el nivel cognitivo del paciente se puede compartir esta información relevada con él o solo con el equipo tratante, maestros o personas intervinientes en la situación.
- Se elabora la historia social especificando las habilidades específicas a desarrollar, el paso a paso necesarios para transitar la situación con éxito.
Reglas para la elaboración
Lo principal es adaptar la historia social al paciente con el nivel de lenguaje adecuado, pueden utilizarse apoyos de imágenes como mencionamos anteriormente. Pueden incluir diferentes tipos de texto, los veremos con su ejemplo en un cuadro a continuación.
Implementación
Una vez armadas, las historias sociales pueden ser leídas por el paciente o por su acompañante/terapeuta; pueden utilizarse grabadas como notas de audio o video presentadas desde el celular, tablet o computadora. Siempre se debe evaluar previo a la implementación la comprensión de la historia, sin importar el medio en el que se presenta.
Una vez que evaluamos y el sujeto comprendió la historia (se puede utilizar roleplay o check list), se implementa y se procede a una instancia de monitoreo para evaluar el procedimiento.
Conclusiones
La ventaja principal de esta herramienta es lo sencilla, rápida y bajo costo que resulta aplicarla. Pero, debemos tener en cuenta que con esta información, no podemos considerar que estemos listos para aplicar la herramienta; debemos estar informados, conocer sobre análisis conductual aplicado (ABA) y sobre manejo de conductas disruptivas en pacientes con TEA. El uso de historias sociales debe estar acompañado de un tratamiento global, con una coordinación y supervisión continua.
Referencias bibliográficas:
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Lal, R. y Ganesan, K. (2011). Niños con trastornos del espectro autista: historias sociales y autocontrol del comportamiento. Revista de Educación, Sociedad y Ciencias del Comportamiento , 36-48.
Bucholz, JL (2012). Social Stories ™ para niños con autismo: una revisión de la literatura. Revista de Investigación en Educación , 22 (2), 48-73.
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