Las personas con padres críticos prestan menos atención a las emociones en las caras de otras personas. Dicha habilidad, reconocer emociones en las expresiones faciales, nos ayuda a formar vínculos satisfactorios con otros.
Para el estudio que dio con dichos hallazgos, liderado por Kiera James, una muestra de 87 padres (de 24 a 71 años) completó el Five-Minute Speech Sample para determinar los niveles de criticismo hacia sus hijos. También se evaluó a los 87 hijos (de 7 a 11 años), quienes realizaron una tarea que tenía que ver con observar caras transformadas. Adicionalmente se examinó un marcador neurológico de atención sostenida.
Aunque no hubieron diferencias significativas en cuanto a la sensibilidad para detectar demostraciones faciales de emoción, si se observó que los niños de padres con altos niveles de criticismo, prestaban menos atención a todas las expresiones faciales de emoción. Esto llevó a los autores a sugerir que los hijos de padres críticos podrían exhibir un patrón evitativo de atención a estímulos afectivos interpersonales.
Según James, sabemos por investigaciones anteriores que tenemos una tendencia a evitar cosas que nos pongan incómodos, ansiosos o tristes (de hecho las personas que sufren fobias y otros trastornos de ansiedad, suelen utilizar este mecanismo).
Además se sabe que los chicos de padres críticos utilizan mecanismos de afrontamiento evitativos con más frecuencia que los chicos de padres no críticos. Esta evitación podría ayudarles a evitar la exposición a expresiones críticas y, por ende, a los sentimientos aversivos que asocian con el criticismo parental. Tristemente, también podría evitar que vean expresiones positivas de otros.
El hecho de que los niños expuestos a altos niveles de criticismo eviten observar dichas expresiones faciales, podría explicar porqué están en riesgo de desarrollar condiciones como depresión y ansiedad más tarde en la vida.
Referencia del artículo original: (2018) Parental Expressed Emotion-Criticism and Neural Markers of Sustained Attention to Emotional Faces in Children, Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, DOI: 10.1080/15374416.2018.1453365
Fuente: Psyblog