Los padres quieren lo mejor para sus hijos. Hacerles la vida más fácil y solucionarles cada problema que les presenta la vida, es la peor forma de prepararlos. Rachel Simmons escribe para The New York Times en Español, cinco excelentes recomendaciones para ayudar a controlar ese impulso:
Deshazte de tu adicción a ayudar
Si tu hijo pide ayuda constantemente, enséñale cómo buscar apoyo de manera productiva: no accedas a todas sus peticiones. Cuando pida tu ayuda, pregúntate: ¿es capaz de resolverlo solo? ¿Mi ayuda contribuirá a su aprendizaje y crecimiento? ¿Qué lecciones podrían enseñarle las dificultades? ¿Puedo identificar un pequeño paso que podría dar solo que sea estresante mas no abrumador?Si tu hijo suele sufrir en silencio, piensa si tú mismo has mostrado una conducta similar en la que quieres superar todas las dificultades por tu cuenta. Trata de ser más transparente respecto a tu vulnerabilidad o las ocasiones en las que le has pedido ayuda a un amigo o colega. Deja que tu hijo sepa que pedir ayuda cuando la necesita es un acto de respeto propio.
Y concluye:
En vez de preocuparnos tanto por allanar el camino al éxito para nuestros hijos, ¿qué tal si pasamos ese mismo tiempo preparándolos para el fracaso? La lección del escándalo de las admisiones en la universidad no se reduce a dejar de proteger a tu hijo de cualquier desafío, sino que, al tratar de protegerlo de cualquier daño, podrías estar convirtiéndote en quien más daño le causará.
Las recomendaciones incluyen varios principios que usamos los psicólogos en la psicoterapia para ayudar a los consultantes a generar a encontrar y generar sus propios recursos.