Dejar que los niños descubran el porno por sí mismos es como hacerlos manejar en una autopista la primera vez que están detrás del volante: pueden encontrar su propio camino, pero antes de que aprendan a tomar el control, pueden lastimarse a sí mismos y a otros durante el proceso. Necesitan lecciones de manejo desde el principio.
Muchos estudios sugieren que la falta de comprensión sobre educación sexual en general lleva a los adolescentes y jóvenes adultos a ver a la ponegrafía como un recurso educacional (Wallmyr & Welin, 2006) (Laws, 2013). Esto nos lleva, inevitablemente a reflexionar para qué sirve la educación sexual, y la importancia de abordar esta temática desde las escuelas.
Un análisis realizado por por la Universidad de Middlesex para el comisionado de niños y el NSPCC en el 2016 encontró que al menos el 56% de los niños y el 40% de las niñas habían estado expuestos a la pornografía online a la edad de 16 años. El estudio también descubrió que no solo los niños tienen más probabilidades de seguir buscando pornografía después de verla por primera vez (59%, en comparación con el 25% de las niñas), sino que tienen más probabilidades de ser positivos al respecto. Aunque hoy existen nuevos controles de verificación, la pornografía gratuita crecerá de otras maneras; ya aparece cada vez más en plataformas que los niños usan desde una edad temprana, como Snapchat e Instagram.
Los efectos de la pornografía son profundos: el 53% de los niños y el 39% de las niñas en el estudio de la Universidad de Middlesex lo vieron como “una representación realista” del sexo. Y el 50% de los padres subestiman la cantidad de pornografía que sus adolescentes han visto.
Los adolescentes informaron que miraban pornografía para entretenerse, con fines de estimulación sexual, como de instrucción y para aliviar el aburrimiento; muchos copiaron lo que vieron en la pornografía durante sus propios encuentros sexuales. Además, la presión para hacer o imitar escenas de pornografía era un elemento de algunas relaciones de citas poco saludables (Rothman, Kaczmarsky, Burke, Jansen, & Baughman, 2015).
Los sitios pornográficos reciben más visitantes cada mes que Netflix, Amazon y Twitter combinados. Entre ellos, Pornhub, autodescrito como “el sitio porno gratuito líder en el mundo,” recibió 33.500 millones de visitas en 2018
En un análisis de contenido de las películas porno más vendidas y alquiladas, los investigadores encontraron que el 88% de las escenas analizadas contenían agresión física: náuseas, asfixia, nalgadas y bofetadas (Bridges, Wosnitzer, Scharrer, Sun, & Liberman, 2010).
Por su parte, un metaanálisis de 22 estudios entre 1978 y 2014, de siete países diferentes, concluyó que el consumo de pornografía se asocia con una mayor probabilidad de cometer actos de agresión sexual verbal o física, independientemente de la edad. También halló”una asociación positiva general significativa entre el uso de pornografía y las actitudes que apoyan la violencia contra las mujeres” (Wright, Tokunaga, & Kraus, 2016).
En un estudio de hombres universitarios de EE. UU., Los investigadores descubrieron que el 83% informó haber visto pornografía convencional, y que aquellos que lo hicieron tenían más probabilidades de decir que cometerían violación o agresión sexual, si sabían que no serían atrapados, que los hombres que no habían visto pornografía en los últimos 12 meses (Foubert, Brosi, & Bannon, 2011).
Treinta estudios revisados desde 2011 revelan que el uso de pornografía tiene impactos negativos y perjudiciales en el cerebro.
Cómo hablar sobre pornografía online con niños y adolescentes
No esperes. Comenzá desde una edad temprana y, sin mencionar la pornografía específicamente, dejá en claro que hay algunas partes de Internet que no son para niños.
Hablá sobre la diferencia entre hacer el amor y “hacer el odio”. A medida que comienzan a comprender más sobre el sexo, explicales que hay un espectro, desde la vida real hasta lo que ocurre en Internet. En la vida real, está el acto íntimo y mutuamente placentero de hacer el amor. Y en el otro extremo, existe lo que la profesora Gail Dines describe como “hacer el odio,” que a menudo es de lo que se trata el porno online.
Explicá el negocio del porno. Este negocio gana dinero captando su atención, cuestión que logra al mostrar las prácticas más extremas, a menudo perfeccionadas, muchas de las cuales tienen poco que ver con la realidad. Aprender cómo funciona el comercio sexual y darse cuenta de que algunas de las mujeres son abusadas, menores de edad o víctimas del tráfico sexual puede darles una razón lógica para dejar de mirar.
Hablá sobre el consentimiento. La pornografía fomenta la idea de que el sexo siempre está disponible y nadie dice que no. La psicóloga Lisa Damour sugiere que cuando llegue el momento de que los jóvenes tengan intimidad sexual, deberíamos entrenarlos hacia un acuerdo mutuo y entusiasta.
“The Porn Conversation” es un proyecto que ofrece herramientas para padres, para hablar sobre pornografía con sus hijos. Podés acceder a sus materiales y recursos (en inglés) ingresando a su página: thepornconversation.org
Referencias:
Bridges, A. J., Wosnitzer, R., Scharrer, E., Sun, C., & Liberman, R. (2010). Aggression and sexual behavior in best-selling pornography videos: a content analysis update. Violence against Women, 16(10), 1065-1085. https://doi.org/10.1177/1077801210382866
Foubert, J. D., Brosi, M. W., & Bannon, R. S. (2011). Pornography Viewing among Fraternity Men: Effects on Bystander Intervention, Rape Myth Acceptance and Behavioral Intent to Commit Sexual Assault. Sexual Addiction and Compulsivity, 18(4), 212-231. https://doi.org/10.1080/10720162.2011.625552
Laws, I. (2013). Better sex education for children is needed to combat dangers of pornography. BMJ , 347, f5764. https://doi.org/10.1136/bmj.f5764
Rothman, E. F., Kaczmarsky, C., Burke, N., Jansen, E., & Baughman, A. (2015). «Without Porn … I Wouldn»t Know Half the Things I Know Now’: A Qualitative Study of Pornography Use Among a Sample of Urban, Low-Income, Black and Hispanic Youth. Journal of sex research, 52(7), 736-746. https://doi.org/10.1080/00224499.2014.960908
Wallmyr, G., & Welin, C. (2006). Young people, pornography, and sexuality: sources and attitudes. The Journal of School Nursing: The Official Publication of the National Association of School Nurses, 22(5), 290-295. https://doi.org/10.1177/10598405060220050801
Wright, P. J., Tokunaga, R. S., & Kraus, A. (2016). A Meta-Analysis of Pornography Consumption and Actual Acts of Sexual Aggression in General Population Studies. The Journal of communication, 66(1), 183-205. https://doi.org/10.1111/jcom.12201
Fuente: The Guardian