El Trastorno Límite de Personalidad es una condición con una breve historia pero con un largo pasado. El término fue utilizado por primera vez hacia 1930, pero no fue definido como tal hasta finalizar los años setenta y es en 1980 con la edición del DSM-lll (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, tercera edición), cuando se lo reconoce como una categoría diagnóstica definida.
Pero, ¿qué pasaba antes? ¿No existía como enfermedad reconocida? ¿Es quizás un trastorno de nuestro tiempo o es una nueva presentación de la psicopatología? ¿Se puede diagnosticar en todas las culturas? Preguntas difíciles y controvertidas a las que se puede intentar dar respuestas.
Una de las razones por las que el Trastorno Límite de la Personalidad fue ignorado es porque no existían sistemas clasificatorios como los actuales. Por este motivo, los clínicos tendían a incluir a estos pacientes en otras categorías diagnósticas diferentes (ej: esquizofrenia, trastornos del ánimo, etc.) Por otra parte, si se atiende a los síntomas considerados en el momento de la evaluación (transversalmente) y no se atiende a la perspectiva evolutiva (longitudinal) puede pasar desapercibido dada la inexistencia de un síntoma especifico que lo defina.
Hoy se acepta al Trastorno Límite de la Personalidad por consenso y su diagnóstico ha superado barreras culturales e idiomáticas y de escuelas psiquiátricas/psicológicas (cognitivo-conductual, psicoanálisis, neurobiológica, etc.) Este acuerdo facilita una mejor orientación terapéutica para los afectados y sus familias.
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Guía de Trastorno Límite de Personalidad para pacientes y familiares.
Guía de Trastorno Límite de Personalidad para profesionales.