El estudio del gen del Alzheimer ha llevado a un grupo de científicos de la Universidad de Washignton a descubrir un inesperado escenario de “buenas y malas noticias”.
La mala noticia es que, en las primeras etapas de la enfermedad, las variantes de alto riesgo del gen TREM2 (que codifica una serie de proteínas del mismo nombre) pueden afectar la capacidad del sistema inmunológico para proteger el cerebro de la beta amiloide, proteína clave asociada con el Alzheimer. La buena noticia, según los investigadores, es que en las fases posteriores de la enfermedad, la ausencia de la proteína TREM2 parece proteger al cerebro de otros daños.
De acuerdo con los científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, los ratones sin TREM2 sufren un daño cerebral mucho menor que aquellos que la tienen. Estos hallazgos hacen que la proteína TREM2 como un medio para prevenir o tratar el Alzheimer sea una alternativa tanto prometedora como compleja, ya que sugiere que los médicos podrían querer activarla de forma temprana en la enfermedad y apisonarla más adelante.
El gen TREM2 contiene mutaciones que pueden aumentar sustancialmente el riesgo de alzheimer
Las placas beta amiloides comienzan a formarse en los cerebros de pacientes con Alzheimer años antes de que aparezcan los síntomas característicos de pérdida de la memoria y confusión. Las placas en sí parecen hacer un daño mínimo, de hecho, muchas personas mayores siguen siendo mentalmente capaces a pesar de presentar placas abundantes, pero su presencia plantea el riesgo de desarrollar enredos tau, el motor real de la destrucción.
Sabiendo que tau también juega un papel clave en el desarrollo del Alzheimer, los investigadores decidieron profundizar en los efectos de TREM2 sobre tau recurriendo a ratones genéticamente modificados con una forma mutante de tau humano propenso a formar enredos tóxicos. Los científicos erradicaron el gen TREM2 en algunos de los ratones para que todos desarrollaran enredos tau, pero sólo algunos tenían la proteína TREM2 en su microglia.
A los 9 meses de edad, los cerebros de los ratones con enredos tau y TREM2 se había reducido visiblemente, sobre todo en las áreas importantes para la memoria. Hubo significativamente menos daño en los ratones sin TREM2, pero lo increíble es que los investigadores descubrieron que no había diferencia significativa en la cantidad de enredos tau en los dos grupos de ratones, en su lugar, la diferencia clave parecía residir en cómo sus células inmunitarias respondían a los enredos tau.
Las microglias en ratones con TREM2 fueron activas, liberando compuestos que en algunas circunstancias ayudan a combatir la enfermedad, pero en este caso principalmente causaron daños y muerte neuronal. Las microglias en ratones sin TREM2 fueron mucho menos activas, y sus neuronas permanecieron relativamente sanas.
Los hallazgos sugieren que las mismas células inmunitarias que ocasionan el daño neurológico y el surgimiento del Alzheimer podrían servir también en la protección contra el avance de la enfermedad.
Fuente: Science Daily; Universidad de Washington