Es de conocimiento general que las gaseosas se relacionan con una alta probabilidad de sufrir de obesidad. Sin embargo, una nueva investigación añade otro posible efecto nocivo relacionado con problemas conductuales en los infantes.
Específicamente, se encontró que los niños de 5 años de edad que tomaban más gaseosas presentaban un incremento en la agresión y, a su vez, más dificultad para prestar atención, en comparación con aquellos niños que consumían menos gaseosa o que no consumían gaseosa. Dichos hallazgos fueron presentados en el Journal of Pediatrics.
Los niños de 5 años de edad que tomaban más gaseosas presentaban un incremento en la agresión.
Estos descubrimientos reflejan tendencias similares encontradas previamente en adolescentes, que fueron publicadas en el 2011 en la revista Injury Prevention. El mencionado estudio encontró que los adolescentes que bebían más de 5 latas de gaseosa por semana fueron significativamente más propensos a portar un arma y actuar violentamente contra sus pares, familiares y parejas. Otro estudio de los mismos autores reportó que un alto consumo de bebidas azucaradas se asoció con una serie de comportamientos agresivos o de lucha, además de sentimientos de tristeza o desesperación e incluso con el suicidio.
Para evaluar la relación entre las gaseosas y los problemas de conducta, los investigadores les pidieron a las madres de los 2929 niños de 5 años de edad, que reportaran las conductas de sus hijos, a través de la escala Child Behavior Checklist. También se ajustaron varios factores que podrían influenciar la conducta de los niños, tales como la depresión materna o la dieta del niño. Incluso luego del ajuste, se encontró una relación significativa entre un mayor consumo de gaseosa por parte de los niños y la conducta agresiva, que incluyó destrucción de la propiedad de otras personas, participación en peleas y ataque físico a otros.
¿Qué tienen las gaseosas que hacen a los niños tan rebeldes?
Según los autores:
Los refrescos son productos altamente procesados que contienen agua carbonatada, jarabe de maíz alto en fructosa, aspartamo, benzoato de sodio, ácido fosfórico o cítrico y, con frecuencia, cafeína, cualquiera de los cuales puede afectar el comportamiento.
Sin embargo, podemos denotar dos compuestos:
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La cafeína es un posible culpable, ya que otros estudios han conectado este compuesto con cambios en los niveles hormonales que podrían alterar la forma en que el cerebro, todavía en desarrollo, percibe y evalúa los riesgos. No obstante, todavía hay muy poca información sobre cómo ésta puede afectar a los niños más jóvenes. La FDA (Food and Drugs Administration), referente mundial en la regulación de alimentos, está actualmente investigando cuán seguro es el consumo de cafeína, ingrediente que se añade a los alimentos consumidos por niños y adolescentes, tales como bebidas y golosinas.
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El azúcar en las gaseosas también podría afectar la conducta. Un reciente estudio realizado con ratones reportó que incluso las dosis consideradas promedio para el consumo humano (cerca de 4 latas de gaseosa en un día) tienen efectos tóxicos sobre estos animales, reduciendo así su habilidad de marcar territorios y reproducirse.
Es cierto que todavía hacen falta más estudios que nos ayuden a entender plenamente el rol que estos “alimentos” juegan en la conductas agresivas de los niños. Pero, creo que como adultos responsables podemos “curarnos en salud” y prevenir posibles problemas conductuales y fisiológicos, al ofrecerles a nuestros niños bebidas más sencillas y sanas como el agua y jugos naturales.
Fuente: Healthland
Imagen: Lance Shields (Flickr)