Un nuevo estudio publicado en Biological Psychiatry Global Open Science revela que fumar tabaco está asociado con una disminución en el volumen cerebral, afectando tanto la materia gris como la blanca. La investigación destaca los potenciales efectos adversos a largo plazo del tabaquismo en el cerebro, con un mayor consumo vinculado a una pérdida significativa de volumen cerebral.
La motivación detrás de este exhaustivo estudio surge de los documentados efectos perjudiciales del tabaquismo en la salud general, incluyendo enfermedades como el cáncer, problemas cardíacos y condiciones respiratorias. Investigaciones previas han establecido una conexión entre fumar y problemas cerebrales, como la demencia y el deterioro de la materia cerebral. Sin embargo, una pregunta crucial permanecía sin respuesta: ¿el tabaquismo causa la reducción del volumen cerebral, o las personas con volumen cerebral reducido tienen una predisposición a fumar?
La Profesora Titular Emérita de Psiquiatría en la Universidad de Washington en St. Louis, Laura J. Bierut, destaca la urgencia de abordar este problema en el envejecimiento de la población: “La población mundial está envejeciendo y tenemos una ola de personas mayores que desarrollarán demencia. Este envejecimiento es un creciente problema de salud pública y debemos centrarnos en mejorar los factores de riesgo modificables para la demencia y así tener una población mayor saludable”.
El núcleo del estudio se basó en datos del Biobanco del Reino Unido, una amplia base de datos biomédicos y recurso de investigación. Utilizando la versión de 2019 de estos datos, que incluía información detallada de imágenes de los participantes, los investigadores seleccionaron cuidadosamente a 32,094 participantes, excluyendo a aquellos con condiciones neurológicas que podrían distorsionar los resultados.
“El Biobanco del Reino Unido es una base de datos asombrosa disponible para científicos de todo el mundo”, explica Bierut. “Este recurso único nos permite finalmente examinar los efectos del tabaquismo en el cerebro. Este trabajo añade evidencia a la recomendación de que dejar de fumar es una manera de reducir el riesgo de desarrollar demencia”.
Un componente crítico del estudio fue el uso de imágenes cerebrales de alta resolución. Se evaluaron los volúmenes cerebrales de los participantes mediante escaneos ponderados en T1, realizados con un escáner Siemens Magnetom Skyra 3T. Estos escaneos proporcionaron imágenes detalladas de la estructura cerebral, permitiendo una medición precisa del volumen cerebral total, volumen de materia gris, volumen de materia blanca y volumen de líquido cefalorraquídeo.
Los comportamientos de fumar se evaluaron a través de encuestas autoinformadas en dos momentos distintos. Los participantes fueron clasificados en diversas categorías según su historial de tabaquismo, incluyendo fumadores diarios y no fumadores. Además, los investigadores cuantificaron la intensidad del tabaquismo utilizando un indicador conocido como “paquetes-año”, que considera el número de paquetes de cigarrillos fumados por día y el número de años de consumo.
Los resultados revelaron que aquellos con antecedentes de tabaquismo diario tenían significativamente menor volumen cerebral total, volumen de materia gris y volumen de materia blanca en comparación con los no fumadores. La reducción en el volumen de materia gris fue especialmente pronunciada, siendo esta área crucial para el procesamiento de información en el cerebro, con implicaciones significativas para las funciones cognitivas.
Además, se estableció una relación dosis-respuesta entre el tabaquismo y la reducción del volumen cerebral. Cuanto más cigarrillos fumara una persona a lo largo del tiempo, medido en paquetes-año, mayor sería la disminución en su volumen cerebral. Este hallazgo es preocupante, ya que sugiere que no solo el acto de fumar, sino también la intensidad y duración del tabaquismo, agravan la disminución del volumen cerebral.
Los investigadores también exploraron las regiones específicas del cerebro afectadas por el tabaquismo. Descubrieron que fumar estaba asociado con cambios en ciertas áreas del cerebro, incluyendo regiones involucradas en funciones de alto nivel como la corteza frontal superior, así como en regiones subcorticales y cerebelosas. Estos cambios podrían tener implicaciones significativas para entender cómo el tabaquismo afecta funciones cerebrales específicas.
A pesar de encontrar una fuerte correlación entre el puntaje de riesgo poligénico para el tabaquismo y el historial de tabaquismo diario, esta predisposición genética solo tuvo una modesta asociación con los cambios en el volumen cerebral. Esto sugiere que los cambios en el volumen cerebral son más probablemente una consecuencia del comportamiento de fumar en sí mismo que estar impulsados por factores genéticos.
“Las personas que fuman tienen un cerebro ‘más viejo’”, comenta Bierut. “La disminución del tamaño cerebral se correlaciona con el envejecimiento (así como con el declive cognitivo y la demencia), por lo que podemos considerar los resultados de este artículo como una demostración de un envejecimiento acelerado del cerebro. Este artículo es otra pieza del rompecabezas que vincula el tabaquismo con el declive cognitivo y la demencia”.
“Dejar de fumar es una de las cosas más importantes que puedes hacer por tu salud. Esto incluye no solo la salud del corazón y los pulmones, sino también la salud de tu cerebro. Cuantos más cigarrillos fumes y más tiempo fumes, más envejecerás tu cerebro. Entonces, dado que vivimos más tiempo, es importante mantener tu cerebro lo más joven posible durante el mayor tiempo posible”.
Bierut añade: “Otra cosa que siempre digo a las personas mayores que fuman: nunca es tarde para dejarlo. Hay beneficios para la salud de dejarlo incluso en la vida adulta”.
Investigaciones futuras podrían examinar los factores que influyen en la susceptibilidad a los efectos del tabaquismo. “Una gran pregunta es si todos son igualmente susceptibles a los efectos del tabaquismo o si algunos son más (o menos) susceptibles”, señala Bierut.
“Dada la edad de esta población, los participantes fumaron cigarrillos combustibles. Sin embargo, ahora las personas están usando otros productos de tabaco, como los cigarrillos electrónicos. Preguntas importantes: ¿Está relacionado el efecto del tabaquismo en el cerebro con los miles de productos químicos tóxicos en el humo de los cigarrillos combustibles? ¿Juega la nicotina algún papel en estos cambios cerebrales?”