Clotilde Sarrió continua con la segunda parte del artículo sobre la vida y obra de Fritz Perls, padre de la Terapia Gestalt y datos pocos conocidos:
En 1923 Perls tomó la decisión de viajar a Nueva York para convalidar su doctorado en Medicina, algo que resultó ser un fiasco imposible por su desconocimiento del idioma inglés, una circunstancia que le obligó a regresar a Europa, frustrado y resentido con la cultura estadounidense.
En esa época, Perls aun vivía en el hogar materno. El fracaso consiguiente a la fallida experiencia americana, no hizo más que acentuar los complejos que le agobiaban, motivo por el cual entró en una crisis y en 1926 decidió someterse al psicoanálisis a manos de Karen Horney, un encuentro que acabaría convirtiéndose en un rica influencia ya que, fascinado por esta disciplina, se planteó por vez primera la posibilidad de convertirse en analista.
En 1927, Fritz Perls se trasladó a Frankfurt, donde encontró trabajo como asistente de Kurt Goldstein, un psiquiatra y neuropsicólogo de origen prusiano especializado en el trabajo gestaltista con personas afectadas de lesiones cerebrales. Fue en esta etapa de su vida cuando Fritz conoció a Lore Possner (que más tarde se convertiría en su esposa, Laura Perls), una joven estudiante de Psicología que preparaba su doctorado en Psicología de la Gestalt. Todo ello mientras Fritz continuaba sus sesiones de psicoanálisis, ya no con Karen Horney sino con Clara Happel.
Perls residió un año en Viena donde comenzó a tratar a sus primeros clientes bajo la supervisión de Helen Deutsch.
Ya de vuelta a Berlín, en 1928, se estableció como psicoanalista al tiempo que comenzó un nuevo psicoanálisis personal, esta vez con el psicoanalista húngaro Eugen Harnick, un ortodoxo acérrimo.