La resiliencia es un término que se utiliza en psicología para referirse a la capacidad que muestran algunas personas de sobreponerse a situaciones adversas e incluso crecer a partir de ellas. Viviendo en un mundo tan impredecible como el nuestro, no es difícil entender la importancia de dicha capacidad. Pero ¿es posible educar a nuestros niños para que sean resilientes?¿podríamos dotarlos con herramientas que les ayuden a afrontar situaciones difíciles?
A continuación presentamos algunas estrategias, basadas en investigaciones, que pueden ayudar a desarrollar la resiliencia en los niños.
No los protejas del estrés
Según Dennis Charney, un biólogo psiquiatra de la escuela de medicina Icahn (Nueva York), quien ha estudiado toda clase de personas que han pasado por experiencias traumáticas (prisioneros de guerras, víctimas de abuso, desastres naturales) pudieron identificar factores por los cuales algunas personas se recuperan y otras no (que explica en su libro titulado “Resilience” y también hay un podcast en inglés que se basa en el libro).
Ser la clase de persona que da la bienvenida a los grandes desafíos, en vez de tratar de evitarlos, fue un factor clave. Chaney recomienda ciertas estrategias para desarrollar esto:
- Darles a los niños los desafíos que puedan manejar a penas.
- Aumentar la dificultad de las tareas una vez que las haya alcanzado.
Exponerlos a experiencias estresantes controladas les permite desarrollar herramientas psicológicas de afrontamiento que utilizarán también en la adultez.
Crianza basada en las fortalezas
Consiste en identificar deliberadamente y cultivar estados, procesos y cualidades positivas, según explica Lea Waters de la Universidad de Melbourne (Australia). Según ella, un estilo parental como el descrito anteriormente agrega un filtro positivo a la forma en que un niño reacciona al estrés. Además disminuye la probabilidad de que el niño o la niña utilicen un afrontamiento evitativo o agresivo.
En 2015, Waters y colegas publicaron un estudio preliminar que exploraba el afrontamiento basado en fortalezas en un grupo de niños australianos. El equipo les presentó a las niñas y niños un conjunto de escenarios estresantes hipotéticos (por ejemplo, ser el único en toda la clase que no trajo un proyecto que había que entregar); seguidamente se les pidió que describieran cómo responderían. Los niños y niñas que dieron respuestas “positivas” (como respirar profundo) y que indicaron que sus padres conocían sus fortalezas y les animaban a utilizarlas, experimentaron menos estrés.
Unos años más tarde, en 2017, Waters y su equipo reportaron que el entrenamiento en crianza basada en fortalezas podría ayudar también a los padres. Si se les enseñaba a identificar y cultivar las fortalezas en sí mismos y en sus hijas e hijos, eran más positivos y confiados en relación a sus hijos y a su habilidad para criarlos exitosamente. Por último, en 2019, el equipo identificó un vínculo entre el afrontamiento basado en fortalezas y una mayor perseverancia académica en adolescentes. Los resultados sugieren que éste enfoque podría ayudar a ser a los chicos resilientes con los retos académicos.
Para utilizar este enfoque basado en las fortalezas con los niños, el equipo recomienda tratar de identificar y cultivar habilidades, talentos y destrezas y animarlos a utilizarlas al enfrentarse con dificultades.
Enséñales habilidades de autorregulación
Enseñarles explícitamente a los niños a regular sus respuestas a la adversidad, construye resiliencia y les ayuda a mejorar en la escuela y en la vida. Esa fue la conclusión de un estudio del 2017 que contó con la participación de 365 niños y jóvenes españoles (entre 15-21 años), todos los cuales tenían dificultades académicas.
En la tesis doctoral de Raquel Artuch-Garde se observó que la autorregulación y la resiliencia son factores clave que pueden determinar el éxito o fracaso académico. Les entregó a los participantes una escala de resiliencia y un cuestionario de autorregulación. Encontraron una relación clara entre ambos puntajes. Los participantes que son mejores para aprender de sus errores (lo que se considera un aspecto crucial para la autorregulación), tenían más tolerancia a situaciones negativas (es decir, más resiliencia).
La autorregulación involucra analizar y plantear tareas específicas, monitorear y evaluar tu desempeño, manejar tus emociones y aprender de lo que haya salido mal. Las investigaciones indican que enseñarles estas habilidades a los niños podría ayudar con la resiliencia también.
Cuida tu lenguaje
De acuerdo con Carol Dweck, famosa por sus charlas sobre mindset growth (o la creencia de que el esfuerzo afecta atributos como la inteligencia) para conducir a los niños al éxito debemos “elogiar el esfuerzo que les llevó a ese resultado o proceso de aprendizaje; atar el elogio a esto” en vez de elogiar el esfuerzo en general o el logro en sí.
Una investigación liderada por Victoria Sisk desafió la idea de que un mayor mindset aumenta los logros académicos. Sin embargo, otros estudios sugieren que enfocarse en las acciones del niño antes que en lo que ellos son les ayuda a afrontar los retos. Como notan Emily Foster y su equipo de la Universidad New York en un estudio, los retos y las dificultades son comunes en la experiencia de los niños durante el desarrollo y también en la adultez así que es importante examinar los efectos de las etiquetas como “el inteligente” o “el ayudante”.
El equipo de investigadores encontró que, en la muestra de niños de 4 y 5 años, los retos eran perjudiciales cuando al niño se le catalogaba de “ayudante” pero no cuando se le pedía que ayudara. Estos últimos eran más propensos a ofrecerse de voluntarios para ayudar en situaciones demandantes. En contraste, los niños asignados como “ayudantes” tendían a evitar situaciones demandantes y optaban por otras que requerían menor esfuerzo con altas posibilidades de éxito. Tal vez estos niños aprovechaban esta rápida y segura oportunidad de restituir su imagen de “ayudantes” que no querían poner en riesgo por aceptar desafíos. En conclusión, si quieres que tu niña o niño puedan enfrentar situaciones desafiantes, resistete a categorizarlos, por ejemplo llamándolos “mi ayudante”.
Enfocate en darles tiempo de calidad y en realizar actividades grupales
En 1998, Islandia lanzó una iniciativa nacional para disminuir el consumo de alcohol y drogas entre adolescentes. Sin embargo el programa hacía mucho más.
A través de actividades financiadas de deportes, clases de música y arte, se les daba a los adolescentes formas alternativas para sentirse bien. Entre éstas nuevas medidas, se animaba a los padres a pasar más tiempo con sus hijos y conversar más sobre su vida.
Los cuestionarios nacionales mostraron una buena adopción de ambas estrategias entre 1997 y 2012. En el mismo tiempo Islandia pasó de tener las peores estadísticas en relación a consumo de alcohol y drogas en adolescentes en Europa, a tener las mejores.
El programa tuvo tal éxito que muchos otros países (como Chile) hicieron sus versiones.
La iniciativa de Islandia no se centró como un entrenamiento en resiliencia, sino en estrechar los lazos familiares y facilitar el acceso a deportes y actividades culturales. Como resultado obtuvieron adolescentes física y psicológicamente sanos.
Sin embargo no pudo haber pasado sin el apoyo del gobierno, las autoridades, oficiales públicos y escuelas. Cuando todos se unen para apoyar a los adolescentes de una comunidad o país, los resultados pueden ser extraordinarios.
Fuente: BPS