La terapia de aceptación y compromiso (ACT) está experimentando un crecimiento significativo en su aplicación para abordar las necesidades de la población infantojuvenil en la actualidad. Investigaciones recientes respaldan de manera sólida esta tendencia, revelando resultados prometedores:
1. Según la Organización Mundial de la Salud, se puede afirmar con moderada certeza que ACT contribuye de manera significativa a la disminución de la discapacidad funcional en niños, niñas y adolescentes que padecen dolor crónico.
2. Además, el Centro de Información para el Bienestar Infantil Basado en la Evidencia de California respalda enérgicamente la eficacia de ACT, otorgándole un grado de relevancia media en la promoción del bienestar infantil a través de rigurosas investigaciones.
3. La Sociedad Australiana de Psicología establece que ACT presenta un sólido respaldo en forma de Evidencia de Nivel II para el tratamiento de trastornos del dolor en niños, lo que subraya su idoneidad en esta área.
4. De manera igualmente impresionante, ACT se ha revelado como una estrategia efectiva para reducir significativamente los niveles de ansiedad y depresión en niños, alcanzando una eficacia equivalente a la terapia cognitivo-conductual (TCC), según un metaanálisis publicado por Colmillo y Ding en 2020.
Es evidente que estos hallazgos respaldan la importancia de desarrollar recursos específicos que se ajusten a las bases filosóficas y científicas de ACT para su aplicación con la población infanto juvenil.
En este artículo, se pretende presentar una herramienta denominada “Figura Humana,” la cual se inspira en herramientas como el “Punto de elección” de Russ Harris y la “Matrix” de Kevin Polk. Esta herramienta gráfica y concreta se ha concebido con el propósito de facilitar tanto la conceptualización de casos como la labor terapéutica en el ámbito de la consulta clínica cuando se trabaja con niños y adolescentes.
Figura Humana
La primera instrucción que le brindaremos al consultante será identificar los pensamientos, sentimientos y sensaciones que se interponen en lo que les gusta y les hace sentir vitalidad. Pensando en niñxs podemos decir:
“¿Te animas a contarme cuáles son esos pensamientos y emociones que aparecen y son incómodos; esos que te hacen tomar decisiones y que te alejan de tus amigxs, familia o que se interponen a las actividades que te gustarían hacer? Hagamos un poco de espacio para que sean libres, dejemoslos un rato fluir ¿Te animas a contarme cómo se ven?”
Vamos a acompañar al consultante a ir completando esta figura humana; dibujando todo lo que pueda y completando también las actividades o los lugares a donde va cuando se deja atrapar por toda esa conversación con su mente. Generalmente nos vamos a encontrar con emociones como la ansiedad, el miedo, la culpa; también en los pensamientos pueden aparecer muchas reglas para trabajar.
En una segunda instancia vamos a conversar con nuestro consultante sobre sus valores; teniendo en cuenta que es una palabra que cuanto más joven es el consultante menos clara puede parecer; por lo que podemos hablar de vitalidad; lo que es importante; lo que lo hace sentirse vivo. La instrucción podría ser:
“Y si pensarás en todo lo que es importante para vos, tus sueños y ¿cómo quisieras ser? Las personas que son importantes para vos y todo lo que podes hacer con ellas. ¿Te animás a mostrar en tu cuerpo cómo se vería?”
Seguiremos acompañando al consultante en la construcción de esta segunda figura humana, podemos acompañar de preguntas que brinden ayuda para completar; usar la imaginación y ser curiosos en lo que resulta del ejercicio. En esta silueta pueden aparecer valores, acciones comprometidas, tactos de emociones. Información muy útil para todo el proceso terapéutico.
Para concluir el ejercicio vamos a darle al consultante la tercera instrucción:
Vamos a doblar las dos figuras humanas a la mitad y pegarlas juntas:
“Es decir que podemos ser estas dos figuras; quien a veces se deja atrapar por esos pensamientos haciendo …. y después sintiéndose ….. . Y otras veces quien puede darse cuenta de lo que es importante y hacer un montón de cosas para ser … y estar …. aunque tenga sentimientos difíciles e incómodos.”
Podemos complementar la herramienta un paso más pensando en que nos ayude a trabajar en ejercicios de defusión a futuro con preguntas como:
“¿Les ponemos nombre?, te animas. ¿Cómo son esas figuras humanas cuando aparecen en forma de pensamientos o conversaciones en tu mente?”
Y podemos concluir el uso de esta herramienta para fortalecer nuestro vínculo terapéutico con el consultante:
“¿Querés que te ayude a que cuando aparezca ………. igualmente podamos actuar como lo haría ………?”
Concluyendo con la presentación de esta herramienta, se recomienda su uso con conocimientos de ACT para potenciar su uso terapéutico y posibles ampliaciones. Es una herramienta nueva por lo que la retroalimentación de su uso nos puede brindar nuevas formas de implementarla y en conjunto con la creatividad, crear variaciones para las diferentes situaciones que se presentan en la clínica terapéutica de niñxs y adolescentes.