La falta de adherencia a recomendaciones médicas oficiales (como el abuso de antibióticos, la automedicación o la evitación de terapias) o el uso de prácticas alternativas o pseudocientíficas (como la homeomatía, acupuntura o régimen dietético) son prácticas de salud cuestionables que es muy importante entender debido a que ponen en peligro la salud propia y la de otras personas.
Metodología
Entre el 10 y el 22 de Abril de este año, 407 mujeres y hombres serbios completaron varios cuestionarios y evaluaciones psicológicas:
- Indicaron cuánto creían en 13 teorías conspirativas populares sobre el COVID-19.
- Seguidamente se les preguntó qué tanto creían saber sobre el COVID-19, antes de responder a 9 preguntas de verdadero o falso sobre ese tema.
- Adicionalmente, completaron un test que evalúa la tendencia a reconocer relaciones erróneamente entre fenómenos no relacionados.
- También completaron el Test de Reflexión Cognitiva, que consiste en tres preguntas de álgebra que tienden a generar respuestas intuitivas rápidas e incorrectas.
Las investigadoras e investigadores querían saber cómo se relacionaban estas variables cognitivas con:
- Adherencia a guías de salud de COVID-19.
- Voluntad de recibir la vacuna contra el COVID-19.
- Prácticas pseudocientíficas para combatir el COVID-19.
Resultados
El estudio provee evidencias de que las creencias irracionales y tendencias cognitivas juegan un importante papel en los comportamientos saludables relacionados al COVID-19, como la adherencia a guías de seguridad y el uso de prácticas pseudocientíficas.
El predictor más consistente de estos comportamientos poco saludables era la creencia en teorías conspirativas relacionadas al COVID-19. Es decir que los que creían más en teorías conspirativas, cumplían menos con las guías de seguridad, eran menos propensos a querer vacunarse y se involucraron más en prácticas pseudocientíficas como utilizar aceites esenciales o consultar a astrólogos.
La tendencia a reconocer relaciones en fenómenos no relacionados también se vinculó con las prácticas pseudocientíficas.
Una de las autoras principales, Iris Žeželj, escribe acertadamente: “Aunque típicamente se ven como inofensivas, las prácticas pseudocientíficas pueden ir desde lo extremadamente peligroso (beber metanol o inyectarse desinfectantes) a lo engañoso, llevando a las personas a descarriarse de las prácticas basadas en evidencia.”
También se encontró que las personas que sobrestimaban sus conocimientos sobre el COVID-19 y aquellos que reportaban “seguir su intuición” informaban menos adherencia a las guías para COVID-19, comparados con aquellos que tenían una percepción más acertada de sus conocimientos y eran más reflexivos.
El grupo de autoras y autores resaltan que no se encontró un vínculo fuerte entre el conocimiento sobre coronavirus y las prácticas pseudocientíficas. Seguimos sin saber cómo pelear contra las creencias irracionales que podrían causar daños durante esta pandemia. Refutar las teorías conspirativas es muy difícil, explican, ya que la creencia en ellas supone desconfiar de toda fuente oficial (incluyendo a los científicos).
Actualmente, el grupo de investigadores se encuentra probando la eficacia de señalar que la venta de “curas” alternativas también es una industria muy rentable, como complemento a desenmascarar estas teorías y creencias perjudiciales.
Referencia del estudio: Teovanović, P., Lukić, P., Zupan, Z., Lazić, A., Ninković, M. y Žeželj, I. (2020). Irrational beliefs differentially predict adherence to guidelines and pseudoscientific practices during the COVID‐19 pandemic. Applied Cognitive Psychology. DOI: https://doi.org/10.1002/acp.3770
Fuente: Psypost