El reconocimiento de emociones forma parte de lo que llamamos cognición social (Adolph, 2001). Borod et al. (2000) mencionan que se encuentra dentro de la comunicación social, debido a que el reconocimiento de las emociones implican la integración de señales no verbales y verbales, incluyendo expresiones faciales, gestos corporales, claves contextuales y prosodia verbal.
Desde la perspectiva del neurodesarrollo, los niños entre 4 y 7 meses son capaces de identificar emociones de alegría y tristeza, cerca de los 10 años alcanzarán un nivel de competencia equiparable al adulto y a partir de allí irá desarrollando el reconocimiento de emociones complejas.
La capacidad de inferir emociones a través de las expresiones faciales es crítica para interpretar señales sociales importantes durante la conversación. Se han encontrado diferencias en resultados en pruebas que miden estas capacidades en niños, adolescentes y adultos con TEA.
Reconocimiento de emociones en personas con TEA
Se revisaron 5 estudios sobre reconocimiento de emociones a través de expresiones faciales en personas con trastornos del espectro autista, publicados entre 2019 y 2020.
Shanok, Jones y Lucas (2019) examinaron las habilidades socioemocionales, utilizando una tarea de reconocimiento de emociones a través de expresiones faciales (FER) de personas familiares y desconocidas, en una muestra de niños con TEA, y las compararon con un grupo control. La muestra se compuso por 28 chicos de entre 4 y 8 años, de los cuales 12 pertenecían al grupo con diagnóstico de TEA y los 12 restantes fueron parte del grupo control.
Los resultados mostraron que los niños y niñas con desarrollo típico eran más competentes en el reconocimiento de emociones a través de expresiones faciales en general, mientras que los niños con TEA reconocían las expresiones familiares con mayor precisión que aquellas desconocidas. También hallaron que los chicos con TEA tenían un mejor rendimiento en el reconocimiento de emociones positivas que negativas, en comparación al grupo control.
He et al., (2019) tomaron como muestra 21 niños con TEA y 21 controles, con edades comprendidas entre los 46 y 86 meses (M = 61,10 meses, DE = 11,37 meses). Evaluaron el reconocimiento de emociones durante la observación de 20 escenas de película ecológicamente validadas, mediante el uso de la técnica de seguimiento ocular. Para la selección de ambos grupos se realizó una evaluación de desarrollo con una prueba estandarizada.
Este grupo de investigadores identificó que los participantes con TEA presentaban un patrón atípico de mirada en el reconocimiento de rostros, en comparación al grupo control. Se observó menos precisión en el reconocimiento de emociones de tristeza comparado con la alegría.
En términos de duración de tiempo de fijación en el rostro, el grupo con TEA exhibió menos tiempo en comparación con los controles.
También se observó que el grupo con TEA presentaba una tendencia a mirar menos la región del rostro, en comparación al grupo con desarrollo típico.
Las características observadas fueron correlacionadas con medidas de pruebas que indagaron el componente de desarrollo global, identificándose correlación con las interacciones sociales.
Griffiths et. al. (2019) investigaron el reconocimiento de seis expresiones faciales básicas en 8 niveles de intensidad en niños y adolescentes entre 6 y 16 años con TEA (n = 63) y controles (n = 64) a través de una plataforma de Internet. Identificaron que los participantes con TEA fueron menos precisos que los controles en el etiquetado de expresiones en niveles de alta intensidad, aunque ambos tuvieron resultados bajos en el etiquetado de expresiones en niveles de baja intensidad, debido al efecto piso de la prueba. También observaron que la precisión del reconocimiento no correlacionó con el funcionamiento social informado por los padres en ninguno de los grupos. Las emociones de miedo y ansiedad fueron las que menos se identificaron en el grupo experimental.
Jiang et al. (2019) utilizaron el reconocimiento de emociones a través de expresiones faciales para indagar si existía un patrón característicos en la muestra de chicos con TEA. Se usó como instrumento la tarea de evaluación de reconocimiento de emociones dinámicas (DARE) que requiere que un individuo reconozca una de seis emociones (es decir, enojo, asco, miedo, felicidad, tristeza y sorpresa) mientras observa una transición lenta en video de la cara. Como resultado pudieron identificar que el patrón correlacionaba con los instrumentos diagnósticos de TEA usados convencionalmente, logrando una sensibilidad del 86%. Los investigadores expresan que este patrón atípico correlaciona con la afectación social característica de este cuadro clínico. Esta investigación plantea la posibilidad de una medida adicional para el diagnóstico de TEA, el cual requiere mayor profundización y correlación con otras pruebas.
Yeung, Lee y Chan (2019) buscaron conocer la especificidad del deterioro del reconocimiento de emociones en adolescentes con TEA, examinando expresiones faciales y habilidades de percepción facial en estas personas. Para ello seleccionaron 22 adolescentes con TEA y 22 con desarrollo típico, con edades comprendidas entre los 11 y 18 años. Se utilizó la prueba el Karolinska Directed Emotional Faces, con 70 estímulos. Como resultado encontraron que los adolescentes con TEA tenían dificultades para reconocer las expresiones faciales negativas, lo que se correlacionaba tanto con los dificultades de percepción facial como con las de interacción social.
Conclusión
Los estudios en los últimos dos años reflejan que existen diferencias estadísticamente significativas en personas con TEA en relación a la precisión con la que pueden identificar emociones (He et al., 2019; Griffiths et. al., 2019), puntos de fijación de la mirada (He et al., 2019), tiempos de respuestas (He et al., 2019) e identificación de emociones positivas vs negativas (Yeung, Lee y Chan, 2019; He et al., 2019; Griffiths et. al., 2019). También se logró conocer un patrón de seguimiento ocular que permite tener un perfil de desempeño y logra tener un 86% de sensibilidad para identificar características asociadas al autismo (Jiang et al., 2019).
Limitaciones
Una limitación de las pruebas reportadas por varios de los autores, especialmente Griffiths, fue el bajo interés de los participantes en continuar con la tarea. A diferencia de los otros autores, como se ha visto, este equipo de investigadores utilizaron la revisión de fotografías con expresiones faciales diferentes, mientras que otros utilizaron escenas de películas y videos (Jiang, 2019; He et al., 2019). Si bien el equipo de Yeung utilizó también fotografías a través de computadora, la cantidad de estímulos (70) fue significativamente menor que en el estudio de Griffinths (192).
Otra limitación que informan los autores es el tamaño de la muestra (con excepción de Griffiths, la mayoría de las investigaciones fue realizada con 14 a 25 personas con TEA).
Tomando los resultados de Shanok, Jones y Lucas (2019), se podría ahondar sobre la diferencia hallada en el reconocimiento de rostros familiares vs desconocidos en personas con TEA y si podría generalizarse al aumentar el tamaño de la muestra y de franja etaria. También investigar en más detalle los resultados obtenidos por Jiang et al. (2019) en relación a la sensibilidad y especificidad de los patrones de fijación, con el fin de identificar población con TEA con esta tecnología, sumando a los instrumentos convencionales de uso clínico.
Referencias bibliográficas
Adolphs, R. (2001). The neurobiology of social cognition. Current opinion in neurobiology, 11(2), 231-239.
Borod, J. C., Pick, L. H., Hall, S., Sliwinski, M., Madigan, N., Obler, L. K. & Morrison, C. (2000). Relationships among facial, prosodic, and lexical channels of emotional perceptual processing. Cognition & Emotion, 14(2), 193-211.
Griffiths, S., Jarrold, C., Penton-Voak, I. S., Woods, A. T., Skinner, A. L., & Munafò, M. R. (2019). Impaired recognition of basic emotions from facial expressions in young people with autism spectrum disorder: Assessing the importance of expression intensity. Journal of autism and developmental disorders, 49(7), 2768-2778.
He, Y., Su, Q., Wang, L., He, W., Tan, C., Zhang, H. & Yan, N. (2019). The characteristics of intelligence profile and eye gaze in facial emotion recognition in mild and moderate preschoolers with autism spectrum disorder. Frontiers in psychiatry, 10, 402.
Jiang, M., Francis, S. M., Srishyla, D., Conelea, C., Zhao, Q., & Jacob, S. (2019, July). Classifying Individuals with ASD Through Facial Emotion Recognition and Eye-Tracking. In 2019 41st Annual International Conference of the IEEE Engineering in Medicine and Biology Society (EMBC) (pp. 6063-6068). IEEE.
Shanok, N. A., Jones, N. A., & Lucas, N. N. (2019). The Nature of Facial Emotion Recognition Impairments in Children on the Autism Spectrum. Child Psychiatry & Human Development, 50(4), 661-667.
Yeung, M. K., Lee, T. L., & Chan, A. S. (2019). Impaired Recognition of Negative Facial Expressions is Partly Related to Facial Perception Deficits in Adolescents with High-Functioning Autism Spectrum Disorder. Journal of autism and developmental