El estrés viene en diferentes formas y se manifiesta de maneras diversas, sin embargo, las causas más comunes de amargura y tensión cotidiana suelen estar relacionadas con problemas de salud, inconvenientes familiar y problemas financieros.
Las sociedades modernas han dejado a un lado el antiguo recurso del trueque y giran ahora en torno al intercambio de productos por dinero, lo cual se traduce en una enorme preocupación en torno a quién tiene más o menos billetes para cambiar por artículos de primera necesidad y, desde luego, también innecesarios.
Las estadísticas del grado de endeudamiento que alcanzan algunos sectores de la población puede ser realmente impresionante. De acuerdo con un artículo publicado en Psych Central, la deuda estudiantil ha llegado a cifras tan exorbitantes como el trillón de dólares americanos, lo que es, de hecho, un índice mayor que el endeudamiento por deudas de tarjetas de crédito.
Algunas personas adquieren deudas para suplir objetivos académicos; otras, por motivos de salud y, otras, por mera adquisición de productos o consumismo banal. No obstante, existe un trasfondo importante y común en todos los casos: el impacto psicológico que puede ocasionar el endeudamiento.
Algunas personas adquieren deudas para suplir objetivos académicos; otras, por consumismo banal
El estrés financiero puede desencadenar síntomas graves de depresión, ansiedad y otros problemas de salud en muchas personas, sin importar la edad o estatus socioeconómico. La angustia que derivan de la preocupación merma la productividad y la sensación de bienestar general de muchos individuos en situación de deuda, sencillamente porque terminan generando un estado de saturación mental donde abundan pensamientos repetitivos acerca de cómo obtener dinero o solventar pagos.
No es de extrañar que el estrés financiero se relacione muy estrechamente con el desarrollo de trastornos del sueño, úlceras, migrañas, problemas cardíacos, malos hábitos y bajo rendimiento cognitivo.
La buena noticia es que aprender a lidiar con el estrés vinculado con el dinero es posible, en tanto adoptemos una postura realista de nuestra situación económica y estemos dispuestos a implementar medidas para optimizarla.
Aquí hay algunas recomendaciones prácticas y fáciles de poner en marcha para evitar que el estrés financiero nos amargue la vida.
Identifica la causa de tu endeudamiento y córtala de raíz
Esto aplica especialmente para las personas que resultan verse endeudadas por motivos que pudieron evitarse, o bien por la adquisición compulsiva de artículos innecesarios.
Por supuesto, las razones detrás de este comportamiento no son nada superficiales, de hecho suelen remitirnos a un trasfondo lleno de matices. Puede que la razón por la cual gastamos de más o invertimos en cosas que no necesitamos es que realizamos el intento infértil de llenar algún vacío emocional, sentirnos más a gusto con nuestra imagen corporal o construir una apariencia externa que nos haga sentir cómodos ante los demás.
Profundizar en las motivaciones de nuestra conducta consumista vale la pena al cien por ciento, no solo porque podría librarnos por completo del estrés financiero, también es una oportunidad para mejorar nuestro estilo de vida.
Toma responsabilidad por tus gastos
Dramatizar las cosas o victimizarnos por decisiones que nosotros mismos hemos tomado solo empeora los síntomas de ansiedad y depresión que pudiéramos experimentar por el endeudamiento.
En lugar de esto, elige hacerte responsable de tus gastos, amo de tus propias acciones. “Sí, he gastado todo este dinero en aquello por esta razón”. Es una forma de minimizar el malestar, ya que nos aclara la razón por la cual invertimos una suma de dinero determinada.
Elige ser más organizado
Muchas veces, la causa principal de endeudamiento de las personas es la tendencia a evadir el proceso de planificación de gastos. Les resulta incómodo sentirse limitados así que prefieren comprar compulsivamente sin detenerse a mirar un momento sus cuentas bancarias, el estado de sus tarjetas de crédito o su balance de ingresos y egresos.
El resultado natural e inevitable es que el desorden los lleva a graves endeudamientos de los cuales no es nada fácil salir.
Infórmate, divide tu capital por categorías o traza un plan de ahorros de manera que puedas comprar lo que quieres y necesitas sin quedarte corto de dinero. Contar con una planificación evitará que te pongas a ti mismo contra las cuerdas.
No pienses solo en gastar, identifica oportunidades de ganar más dinero
Si te enfocas en todo el dinero que debes gastar para suplir necesidades básicas o antojos, te perderás de las oportunidades que ya hay ahí afuera de generar más ingresos. Lo mismo sucede si inviertes toda tu energía en atormentarte por las deudas que tienes.
Lo más inteligente es enfocarse siempre en las soluciones y no en los problemas, de lo contrario, terminamos cavando aún más nuestra propia fosa. Así que pase lo que pase, mantén la calma, no entres en pánico y observa todo a través de un túnel de claridad que te permita ser visionario, mirar más allá de las dificultades.
Establece prioridades
Es muy probable que no necesites realmente todo lo que hay escrito en tu lista de compras pendientes. Todos tenemos antojos y deseos acumulados de conseguir cosas distintas, pero es mucho más probable que logremos obtenerlo todo siguiendo un plan de adquisición progresivo y estratégico que obsesionándonos con la idea de tenerlo todo al mismo tiempo.
En realidad, definir que todo lo que queremos en el momento presente es una auténtica prioridad solo nos llevará a adquirir un montón de cosas que no necesitamos a corto plazo y a poner nuestra cuenta bancaria en números rojos.
De manera que comienza por distinguir entre necesidades y deseos, establece prioridades con base en esta definición y sigue un plan organizado para cumplir tus objetivos. Tu salud mental y física serán la recompensa.
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Por supuesto, elegir educarnos financieramente es también una excelente forma de curarnos en salud y aprender a invertir nuestro dinero de forma inteligente. Este vídeo del empresario y autor Robert Kiyosaki es una buena manera de comenzar a adentrarnos en el mundo de la inteligencia financiera.
Fuente: Psych Central