Por qué las personas se vuelven agresivas luego de beber un par de tragos puede que sea una de las mayores interrogantes de la vida en sociedad moderna. Se sabe que el alcohol actúa como un deshinibidor y que, después de sentirnos un poco “entonados”, somos más propensos a expresar sentimientos y conductas que normalmente no expresaríamos. Sin embargo, la agresividad entra en un plano superior, se trata de una conducta específica que mucha gente presenta luego de haber tomado unas copas y que se haya detrás de muchas decisiones equivocadas y accidentes de consideración.
Ahora, gracias a un escáner cerebral (MRI, por sus siglas en inglés), podemos saber cómo impacta la ingesta de alcohol en el flujo sanguíneo hacia el cerebro para así comprender mejor por qué las personas a menudo se vuelven agresivas y violentas después de beber.
El alcohol y la conducta agresiva: ¿una relación estrecha?
Según la mayoría de las teorías, la agresión relacionada con el alcohol es causada por cambios en la corteza prefrontal. Sin embargo, hay una falta de evidencia sustancial de neuroimágenes para corroborar estas ideas. En este estudio, un equipo de investigadores encabezado por el psicólogo Thomas Denson, de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, reclutó un grupo de cincuenta jóvenes sanos, quienes ingirieron, o dos bebidas que contenían vodka, o bien bebidas placebo sin ningún tipo de alcohol.
Mientras sus cerebros eran examinados por un escáner de resonancia magnética, los participantes tuvieron que competir en una tarea que se ha utilizado regularmente durante los últimos 50 años para observar los niveles de agresión en respuesta a la provocación. La resonancia permitió a los investigadores ver qué áreas del cerebro se activaron cuando se realizó la tarea. También pudieron comparar la diferencia los participantes que habían consumido alcohol y los que no lo habían hecho.
Sorprendentemente, se encontró que la provocación no influía en las respuestas neuronales de los participantes. Sin embargo, al comportarse de manera agresiva, hubo una caída en la actividad en la corteza prefrontal de los cerebros de quienes habían consumido bebidas alcohólicas. Este efecto de amortiguación también se observó en las áreas del cerebro que están involucradas en la recompensa. Además, se observó una actividad elevada en el hipocampo, la parte del cerebro asociada a la memoria de las personas.
“Observamos una relación positiva entre la actividad de la corteza prefrontal dorsomedial y dorsolateral y la agresión relacionada con el alcohol” (thomas denson)
Después de solo dos tragos, los investigadores notaron cambios en el funcionamiento de la corteza prefrontal del cerebro, la parte normalmente involucrada en atemperar los niveles de agresión de una persona. Estos resultados son muy consistentes en relación con un creciente cuerpo de investigación en torno a la base neuronal de la agresión, y cómo esta se desencadena por los cambios en la forma en que funcionan la corteza prefrontal, el sistema límbico y las regiones del cerebro relacionadas con la recompensa.
Los investigadores consideran importante destacar que el alcohol es el contribuyente psicotrópico más común para el comportamiento agresivo. En muchas partes del mundo, el consumo agudo de alcohol está implicado en aproximadamente del 35% al 60% de los delitos violentos.
Fuente: Science Daily; Cognitive, Affective, & Behavioral Neuroscience