Autor Invitado Especial:
El Dr. Allen Frances es Profesor Emérito de Psiquiatría y ex Presidente de la Universidad de Duke. Anteriormente fue presidente del Grupo de Trabajo del DSM IV y desempeñó un papel instrumental en la preparación del DSM III. Allen Frances es un reconocido critico del DSM V por ser un modelo que fomenta el excesivo uso de psicofarmacos. El Dr. Frances ha sido descrito por el New York Times como “el psiquiatra más poderoso en América” y es el autor del libro internacionalmente mejor vendido Saving Normal, ganador de tres premios de libros.
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ay una tendencia inherente en el ser humano a exagerar los beneficios de algo nuevo, mientras que se subestima sus riesgos a largo plazo. Esto se amplifica cuando las compañías farmacéuticas generan grandes sumas de dinero al sólo promocionar los beneficios de sus productos.
Esto nos lleva al extraño caso de la ketamina – una sustancia versátil que no sólo sirve como anestésico sino también como una popular, pero peligrosa, droga de fiesta.
Y ahora se le está dando un nuevo rol protagonista: una nueva droga milagrosa para la depresión. El tema ha generado mucho interés debido a que la FDA (Food and Drugs Administration) le concedió recientemente una aprobación de status de vía rápida para su aprobación, y está siendo considerada como una posible “terapia de avance” para el trastorno depresivo mayor, para prevenir el suicidio y se describe efusivamente como el nuevo tratamiento para estos problememas en 50 años.
Antecedentes
La ketamina es un químico muy simple que fue sintetizado en 1962, que pronto fue probada en animales y luego en seres humanos. Su primer uso clínico como anestésico, analgésico y sedante fue en soldados norteamericanos durante la guerra de Vietnam. En la actualidad, la ketamina se mantiene utiliza como anestésico y analgésico en seres humanos, pero es más utilizado con animales.
La Ketamina es una droga de acción rápida y efectos psicodélicos que la hacen especialmente popular en las discotecas y fiestas de consumo
La droga funciona produciendo un estado de trance de la disociación y la desrealización – la persona se siente separada de sí misma, de su cuerpo y el mundo se siente irreal. Para algunos, esto es una experiencia interesante y agradable. Desde principios de 1970 se ha encontrado en un lugar destacado en el mercado de drogas recreativas, donde es cariñosamente llamada “Special K”.
La ketamina es una droga de acción rápida y de efectos psicodélicos que la hacen especialmente popular en las discotecas y fiestas de consumo. Se la utiliza alrededor del mundo, a veces haciéndose pasar por el éxtasis o cómo sustituto. Los consumidores regulares pueden desarrollar adicción.
En dosis altas, provoca el llamado “K-hole” – una profunda distorsión de experiencias sensoriales y de la consciencia, que se describe como “fuera del cuerpo” o “cercana a la muerte”, y a menudo está acompañada por alucinaciones visuales y/o auditivas. Lo que a su vez puede provocar la muerte.
Puede ser inyectada, inhalada, bebida o añadida a los cigarrillos o a los porros de marihuana. Puede causar inmovilidad, amnesia, confusión, falta de juicio y dificultad para hablar, lo que la hace una droga conveniente para ser usada por los violadores.
A pesar de que es catalogada como una droga de uso restringido, la ketamina se encuentra fácilmente en el mercado negro y es producida principalmente en los laboratorios de la India y la China.
Esta droga es el clásico ejemplo de la moda comercial y de la rápida explotación antes de contar con las pruebas científicas que la avalen.
Hay muy pocos estudios sistemáticos de la ketamina y sin conocimiento real de su impacto en la evolución a largo plazo del trastorno depresivo mayor o en el riesgo de suicidio. La escasa literatura se compone sólo de pequeños estudios a corto plazo o mal diseñados y estudios no controlados.
El entusiasmo por esta droga no proviene de la ciencia, sino de los testimonios anecdóticos de algunos pacientes que dicen sentir un alivio repentino y dramático de la depresión y de los pensamientos suicidas.
La Red en Defensa de la Ketamina proporciona apoyo importante y sirve como una fuente de referencia para las dos docenas de clínicas de ketamina que se han abierto en Estados Unidos, la mayoría de ellas dirigidas por anestesistas, no por psiquiatras. El medicamento se administra fuera de indicación, en su mayoría por médicos que no tienen experiencia en el diagnóstico o en el tratamiento de la depresión. Este es un milagro comercial, no clínico ni científico.
Incluso en condiciones de uso cuidadosamente controlado, la ketamina puede tener efectos secundarios y riesgos importantes:
- Problemas de respiración y presión sanguínea
- Temblores musculares
- Laringoespamos
- Agitación
- Confusión
- Alucinaciones
Consecuencias no deseadas
Es demasiado pronto para saber si la ketamina tiene un papel significativo en el tratamiento de la depresión. Por ende, también lo es para que la FDA considere su posible indicación. Es imprudente y prematuro para que las clínicas comerciales dispensen un tratamiento experimental, como si ya se hubiera establecido su seguridad y eficacia.
Más allá de lo obvio, también hay que considerar otro peligro inherente y oculto en las indicaciones exuberantes de la ketamina y su eventual aprobación de la FDA.
Supongamos, por el bien del argumento, que la ketamina llega a desempeñar algún papel útil en el tratamiento de del trastorno del estado de ánimo persistentes y en el suicidio, y que la FDA aprueba su uso controlado para dichos fines específicos. El uso de la ketamina sería solo específico para los trastornos psíquicos resistentes al tratamiento, que suelen ser bastante raros. Y sería destinado para su uso bajo supervisión médica muy controlada.
Pero los riesgos de esta futura aprobación en el mercado serían mucho mayores de lo que parece a simple vista. Una vez que el proceso inicie no se sabe donde acabará. Mi temor es que la promoción de la ketamina anime a muchas personas a utilizarla como una fármaco de automedicación para la angustia, la cual es una práctica llena de riesgos y que está muy por encima de cualquier uso razonable.
Si esta preocupación te parece inverosímil, considera las consecuencias terribles que produjo la aprobación de la FDA de la oxicodona como tratamiento para el dolor en los pacientes con enfermedades terminales. Su uso médico pronto se amplió mucho más allá de su indicación inicial para incluir todo tipo de dolor crónico en la población general.
Es un gran error el de considerar siquiera a la Ketamina antes de que haya una investigación real en ella
La fácil disponibilidad de las píldoras de oxicodona, fomentó su venta en el mercado ilegal. Las personas adictas a la oxicodona, se hacen más tolerantes a la droga y requieren dosis más grandes, caras y difíciles de conseguir. Lo que provoca que opten por consumir heroína como una opción más barata y accesible a través de los carteles de drogas. El enorme y nuevo mercado opioide llevó al uso del fentanil y carfentanil, los cuales tienen un efecto hasta mil veces más potentes que la heroína. El resultado inesperado de la aprobación de la oxicodona para una indicación controlada fue la de una difusión de una trágica epidemia opioide que acaba con la vida de más de 20,000 personas al año en Estados Unidos.
La eventual aprobación de la FDA para la ketamina producirá similares efectos negativos no anticipados. Es un gran error considerar siquiera considerarla antes de que haya una investigación real sobre ella. Y envía un mensaje erróneo que promueve el abuso de esta droga.
La FDA se ha convertido en el zorro que cuida el gallinero. Ahora aprueba casi todos los medicamentos que se les presentan. En vez de proteger al público, ahora sirve de lacayo de las grandes empresas farmacéuticas, concediendoles el sello de aprobación inmerecida para medicamentos cuestionables.
Te recomendamos leer nuestros artículos sobre la Ketamina:
- Tratamiento farmacológico para la depresión: ¿Ketamina o antidepresivos tradicionales?
- Ketamina, ¿la nueva cura para la depresión?
Artículo cedido por Allen Frances para su publicación en Psyciencia. Traducido y adaptado por David Aparicio y Alejandra Alonso.
3 comentarios
Hola dr David bns noches,y feliz año nuevo,m gustaría contactarlo,dejo mi correo, gracias, Juan
Creo que toda información tiene que ser bien recibida. Si solo habláramos de cosas que están contrastadas y controladas hablariamos de muy pocas cosas. Somos nosotros los lectores quien tenemos la responsabilidad de saber que las investigaciones son solo eso, avances que se irán comprobando.
Gracias por compartir información
David
Haber,entre los bioquímicos y los conductistas nos están volviendo locos,unos dicen que no hay ni una sola prueba que demuestre que la depresión y la ansiedad sea por un desecrilibio químico,otros que si.Por favor aclare de porque no saben el daño que están causando.No entiendo cómo pueden vivir tranquilos sabiendo que no tienen ni idea pero siguen envenenando a la gente.
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