En un intento de mejorar el aprendizaje y rendimiento de los alumnos, las escuelas invierten recursos en charlas y talleres que le enseñen al plantel docente a diseñar sus clases para que se ajusten a los estilos de aprendizaje (kinestésico, visual, auditivo, etc.) de sus estudiantes.
Esta teoría, popularizada en las décadas de los 70 y 80, es hoy propagada como uno de los grandes descubrimientos de la educación moderna y propone que todos los estudiantes pueden aprender por igual si reciben el estilo de enseñanza adecuado.
Pero hay un problema bastante importante. La teoría de los estilos de aprendizaje es considerada uno de los mitos más grandes de la psicología 1. Si esta teoría fuera cierta el rendimiento de los alumnos debería mejorar en contextos educativos que toman en cuenta sus estilo de aprendizaje, pero las investigaciones no han encontrado tal relación.
¿Qué dicen los estudios?
Los resultados de diversos estudios demuestran, una y otra vez, que no hay evidencia que sostenga que los estilos de aprendizaje puedan mejorar el rendimiento académico. Nosotros publicamos un completo artículo que explica las deficiencias científicas de esta teoría. Puedes leerla aquí.
Por otro lado, los defensores de los estilos de aprendizaje argumentan que la falta de evidencia se debe a que estas investigaciones solo se han concentrado en el aprendizaje dentro del aula, cuando en realidad los estudiantes hacen la mayor parte del aprendizaje fuera de la escuela.
Para zanjar de una vez por todas este asunto, un grupo de investigadores desarrolló un interesante estudio publicado en la revista Anatomical Sciences Education con cientos de estudiantes universitarios de la cátedra de anatomía. Todos los participantes tomaron una encuesta online VARK, que permite conocer la preferencia del estilo de aprendizaje: visual, auditivo, escrito/lectura y kinestésico.
Con el resultado se les instó a los estudiantes a utilizar el estilo de aprendizaje dominante. Al finalizar el año académico los investigadores accedieron a las notas finales para evaluar si había o no asociación entre sus calificaciones y el estilo de aprendizaje dominante utilizado dentro y fuera del aula.
Como era de esperar, los resultados no son nada favorecedores para el concepto de los estilos de aprendizaje: el desempeño académico no se correlacionó de ninguna manera con el estilo de aprendizaje dominante de los estudiantes o ninguno de sus estilos de aprendizaje sobresalientes. De hecho, la mayoría de los estudiantes (67%) no logró estudiar en una manera consistente con el estilo de aprendizaje de su preferencia. Los estudiantes que si pudieron utilizar su estilo de aprendizaje tampoco obtuvieron mejores notas que los estudiantes que no usaron su estilo de aprendizaje de preferencia. Por otro lado, sí se encontraron técnicas de estudio especificas que no tenían que ver con el estilo de aprendizaje (apuntes de clase o practicar con el microscopio) que se relacionaban con un mejor rendimiento académico.
Es una gran pérdida de recursos intentar capacitar a los maestros y profesores para que adapten todos sus programas a las preferencias de aprendizaje de cada estudiante. En cambio los maestros y profesores deben recibir formación que les permita entrenar a sus alumnos para desarrollar habilidades de aprendizaje flexibles que puedan utilizar dependiendo de las características de los temas y materias a abordar.
Referencia del estudio original:
Husmann, P. R. and O’Loughlin, V. D. (2018), Another nail in the coffin for learning styles? Disparities among undergraduate anatomy students’ study strategies, class performance, and reported VARK learning styles. American Association of Anatomists. . doi:10.1002/ase.1777
Fuente: Digest PBS
- La teoría de los estilos de aprendizaje es el mito numero 18 en el libro de “Los 50 grandes mitos de la psicología popular” de Scott Lilienfeld, et al. 2012. ↩
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