Se habla mucho de la adicción a las redes sociales como una patología que simplemente ocurre, sin embargo, como todo en salud mental, los problemas emocionales, cognitivos o conductuales no son algo que nos pasa o en lo que nos encontramos de algo, sino que es algo que hacemos de manera más o menos activa, más o menos consciente en función de nuestra historia de aprendizaje y nuestro posicionamiento íntimo ante aquello que nos ocurre en la vida. Hemos de entender, que no son algo como la gripe, en la que hay un patógeno externo que nos infecta y de pronto nos vemos en ese cuadro.
Más allá de las etiquetas diagnósticas, hemos de plantearnos desde dónde estamos consumiendo y relacionándonos con las redes sociales. Qué dice de nosotros las necesidades que estamos intentando cubrir con su uso, ya que no es lo mismo hacerlo para proyectar una imagen atractiva de nosotros, que intentar estar en contacto con personas conocidas con las que es difícil encontrar tiempo para hablar o quedar. Sin entrar en un mensaje fácil de demonización de las redes sociales, debemos entender que, como toda herramienta, puede ser usada de forma adecuada o inadecuada. Lo importante no es lo que consumimos o hacemos, sino desde dónde lo hacemos.
https://youtu.be/sko7t3CAsNE?t=654
Fenómenos populares como “el postureo” (forma en la que se hace referencia en España al hecho de subir a redes sociales información de las partes atractivas de nuestra vida: estética, planes y actividades, logros…) o alterar nuestra imagen a través de filtros para que parezca más atractiva, muestran un déficit de autoestima, y una necesidad de la aprobación de otros a través de los famosos “likes”.
La continua conectividad y muestra de nuestra vida, así como poder asomarnos a la “realidad” de otros, o más bien, a la realidad alterada y manipulada que el otro quiere mostrarnos donde se suele mostrar sólo los lados positivos de la experiencia, hace que en la comparativa, nuestras experiencias siempre parezcan peores, lo que genera una sensación de frustración y falta de valía personal y vital.
Las redes sociales no son el problema, son las carencias de autoestima, de validación y de contacto honesto que tienen las personas. Es la continua autoexigencia y evaluación de todos los aspectos de la vida, en lugar de aceptarlos tal y como son y tratar de vivirlos por lo que nos parecen a nosotros mismos y no en base a la opinión externa.
Si estás preocupado por tu consumo de redes sociales o el de los tuyos, te recomiendo que mires qué pasa contigo mismo, qué dice de ti y de la relación que construyes contigo cómo usas redes sociales. Que te preocupes por tu autoestima y autocriterio o el de tu ser querido en lugar de contar con un cronómetro el tiempo invertido en redes sociales.
El problema no es el uso de las redes, es desde dónde las usas.
Información: Canal de Facebook: Psicólogo Buenaventura del Charco Olea. Web: www.buenaventuradelcharco.es