María Cristina es Doctora en Psicología, investigadora, y directora del Instituto CIIPME en Buenos Aires. Ha escrito una infinidad de artículos, ha participado en la formación de libros y capítulos de libros, creadora de varios instrumentos de medición psicológicos y validación de muchos de ellos en la Argentina, siendo una de las propulsoras más importante dentro de la línea de investigación en el país. También es directora de investigación del Doctorado en Psicología en la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) y creadora del área de investigación, además de docente, en la Universidad Adventista del Plata, en Entre Ríos.
En esta entrevista, María Cristina nos abre su intimidad. Nos cuenta de su vida, de sus viajes, de su ocupada agenda, de su formación académica y laboral, como también de sus proyectos. Nos habla de la empatía, la pobreza, los niños en vulnerabilidad, temáticas que tiene muy presente en sus lecturas y trabajos dentro de la psicología, además de una crítica importantísima hacia el psicoanálisis, como la escuela que tiene más predominancia en el país.
Esta entrevista se realizó en Diciembre del año pasado (2012), en la comodidad de su despacho en el Centro interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines (CIIPCA), extensión de la Facultad de Psicología de la Universidad Adventista del Plata, en la provincia de Entre Ríos.
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Para empezar, ¿por qué decidió estudiar psicología?
Yo en realidad siempre pensé que iba a estudiar letras. Siempre me gustaron las humanidades. Y después que hice psicología en el colegio, colegio Nacional de Buenos Aires, me gustó lo que vimos, el planteo… no era un planteo psicoanalítico, más bien era una psicología general lo que se veía, y por eso es que decidí ingresar en la Facultad de Psicología. Cuando yo entré, un año antes, fue en la época de la intervención que se produjo durante el gobierno militar de Onganía, en la noche de “los bastones largos”.
Cuéntanos, ¿cómo vivió el periodo de universidad?
Cuando yo había entrado en la Facultad en el sesenta y… cuatro. No, fue en el sesenta y cinco, y lo de Onganía fue en el sesenta y seis. Estaba estudiando psicología en ese momento en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y en julio del sesenta y seis se produjo esta entrada, que en realidad entraron a la facultad de ciencias exactas. Se llamó la “noche de los bastones largos” porque entraron y le pegaron a todos los que estaban ahí, inclusive habían algunos profesores del exterior, y a partir de ahí cerraron la universidad por unos meses y la mayoría de los profesores de todas las facultades que estaban en ese momento en la universidad, renunciaron. Se produjo un vaciamiento terrible de profesores. Fue un periodo muy complejo. Después de eso se reabrió la Facultad, se hizo una cursada media breve, se realizaron exámenes para terminar el año; pero bueno, fue un “golpe”, digamos. Y después cuando se estaba reestructurando de nuevo… yo terminé en el año setenta la carrera, y en el setenta fue el “Filosofaso”. Entraron en la facultad, en esa época era Independencia, entró la policía y yo estaba muy cerca, salí de la facultad y me quedé por ahí y se produce este asunto… incendiaron la facultad, empezaron a tirar gases lacrimógenos, prendieron fuego en el hall central. ¡Woow! Después entraron los bomberos, y destruyeron lo poco que había quedado y bueno, otra vez un desastre y ahí estuvimos como un mes otra vez con la facultad cerrada. Ya después, me faltaba, bueno, nada, me quedaba una o dos materias, y las di y terminé. Pero fue como una especie (ríe) de carrera bastante accidentada.
¿Hizo tesis?
No, yo no hice tesis. Y todavía no se hace en la UBA. Es la única que da licenciatura sin tesis.
En una Argentina donde predomina el psicoanálisis, ¿por qué decidió abocarse en la investigación? ¿cuándo, cómo empezó y cuántos años lleva?
Cuando terminé la facultad yo ya estaba trabajando para la cátedra de Metodología de la Investigación en Estadística. Me habían llamado para ser coayudante porque siempre fui buena alumna durante toda la carrera. Me habían llamado y a mí me había interesado este rubro cuando hice metodología de la investigación. Después, cuando terminé, trabajé al poco tiempo como ayudante para posteriormente hacerme cargo de la parte práctica de la materia. Unas de las profesoras titulares de metodología era Nuria Cortada que había sido alumna del Dr. Rimoldi. Siempre se mantuvo en contacto con él, porque él estaba en Estados Unidos. En los años ’70, justo cuando yo terminé, a él lo repatriaron así que pudo volver a la Argentina para crear el Instituto en el que yo ahora soy directora (CIIPME).
Desde ese entonces ¿ya le gustaba la investigación?
Sí, claro, yo ya estaba enfocada en la investigación con una crítica importante con mi grupo hacia el psicoanálisis. Yo tuve muchas materias psicoanalíticas y eso que yo trabajé con personas importantes del área como Pichón Ocampo en Técnicas Proyectivas que era considerada una de las más importantes. Pero cuando había que interpretar la batería no había mucha prueba de lo que uno iba diciendo; uno aprendía la teoría y había que interpretar, para no decir “delirar” que es una palabra fuerte, de lo que ésta nos decía. Yo terminé en diciembre del ’70 y Rimoldi me había llamado para esa fecha. Fue así como en marzo del ’71 empecé a trabajar de forma abocada en la investigación, decidiéndome finalmente por este rubro.
Como miembro de la APA, ¿qué opina sobre las críticas de la baja confiabilidad respecto a la nueva versión del DSM (V)?
La verdad que el nuevo DSM V no lo he trabajado, no hemos hecho nada con eso. Además, no trabajo mucho desde esta línea. En realidad soy psicóloga en niños y un poco de adolescentes, y mucho más en estos momentos con variables socio-emocionales, tales como la empatía, desarrollo emocional y cognitivo. Porque se ha visto que no hay desarrollo cognitivo sin desarrollo emocional, por eso es que trabajamos y abordamos este último punto. Yo trabajo con eso, así que ¡imagínate!, el DSM para mí está medio alejado. He hecho algún trabajo con Delia Barrionuevo con los estadios de cambios de Prochaska, la relación de los estadios y el afrontamiento, unos tres, cuatro trabajos con ella y Carlos Mussi; pero no es mi línea, o sea, la más importante.
¿Qué temas son los que más les apasionan en cuanto a la investigación?
Yo trabajo con chicos hace rato. Lo digo yo, pero también lo dicen personas más importantes que yo que en los chicos vos ves el proceso en formación que en el adulto ya está cristalizado, está terminado. En cambio en el chico vos ves como justamente se van desarrollando, por ejemplo, afrontamientos desadaptativos, cuáles son las causas de que se vayan produciendo esos desarrollos más o menos eficientes, trabajo con apego, y a partir de ahí empezamos también a trabajar mucho con empatía, que son las dos variables que se consideran en estos momentos básicas para el desarrollo humano.
¿Podría profundizar en este tema?
Claro. Desde que nacen si no pueden desarrollar un apego con su mamá y dentro de ese apego tiene que estar la empatía con el padre, todo su desarrollo va a ser deficiente. Ya que el chico cuando nace, nace muy indefenso y no sólo necesita sostén físico que se les hace a través de la comida, etcétera, sino también a través del sostén emocional y eso es el apego. A partir de ahí, es que el chico puede ir autorregulándose en lo emocional y cognitivo y obtener un desarrollo apropiado. Si no logra esto, no se desarrolla de forma óptima a nivel cognitivo. Entonces vemos chicos que sufren mucho estrés, segregan mucho cortisol. Se produce, digamos, una inmadurez en el desarrollo cerebral, por lo que desarrolla más las áreas asociadas al afecto en un estado de alerta. La producción excesiva de cortisol impide su desarrollo frontal. Es cuando ves a un niño de seis años con un nivel de impulsividad tal que les es imposible atender el entorno y aprender. Y si vos no usas esas redes neuronales, no se desarrolla esa parte del cerebro que está asociada al aprendizaje cognitivo. Y eso es lo que trabajamos nosotros todos estos años, trabajamos bajando la impulsividad, logramos que el niño pueda prestar atención y empiece a desarrollarse normalmente en lo cognitivo, pero si uno no actúa rápidamente es cuando decimos que se produce la “gran poda” a los 11 años y elimina todas esas redes neuronales que no usa, y ahí ya tenemos un gran problema. Si bien hay plasticidad toda la vida, va disminuyendo. Entonces es más difícil, más limitado. Por eso el estudio en los niños es muy productivo. Eso es más o menos lo que a mí me interesa, y también el tema de la pobreza, que está muy relacionado.
¿Qué nos puede decir acerca de la pobreza? ¿Cómo está relacionada esta variable con la dificultad de un buen desarrollo cognitivo? ¿Tiene algo que ver con la formación de muchos delincuentes o es sólo un prejuicio?
La pobreza es un gran estresor que lleva a estos problemas que yo te estaba explicando. Lo que decía Perry es que se produce una discapacidad emocional en que el chico no desarrolla empatía. Si no desarrolla empatía puede pasar, te repito, puede pasar que no se reconozca a sí mismo como humano ni al otro, y pasan las cosas que vemos por televisión o en los periódicos. Aunque una persona le dé todo, ésta lo “caza”, digamos. Pero ahí está metida la droga, están metidos otros factores. Uno no puede decir que si a un chico le pasa esto, va a ser un delincuente. De ninguna manera. Además están los resilientes, ¿no?, chicos que no se sabe por qué, pero que a pesar de haber sufrido todos estos avatares, crecen bien, se desarrollan bien. También puede pasar que desarrollen mucha impulsividad, agresividad, etc. O lo contrario, estar inhibidos o paralizados. Bueno, pueden pasar muchas cosas. Pero sí, hay una mayor probabilidad de que ocurran cosas negativas. De todas maneras también hay que decir que no es la pobreza lo que únicamente genera esto en el chico. Hay chicos de clase media, clase media alta donde también si se producen los mismos problemas, porque también hay padres agresivos y sobre todo, en clases medias y clases altas, abandonos. Mucho abandono. Eso también es lo que se observa. Y genera los mismos efectos.
La pobreza no es un problema de plata, no es verdad que “porque hoy no tenías trabajo eras pobre” y que si “mañana vos tenés trabajo e ingresa plata, dejás de ser pobre”. Porque cuando estas carencias de recursos de todo tipo se han producido durante generaciones, ese chico que sus padres han sido pobres, sus abuelos han sido pobres, etcétera, se producen una serie de trastornos que no se dan vuelta de un día para otro, porque cobraste un cheque. Esto lleva a todas las definiciones de pobreza que hay: pobreza material, pobreza estructural, entre otras. Es complejo el tema, ¿no? Pero bueno, eso es lo que a uno le preocupa, que el chico ya tenga una desorganización familiar, son familias muy impulsivas, muy desorganizadas, ya el chico viene con un nivel de impulsividad alto, además va a una escuela que también es mala, ya sabemos que pasa con las escuelas de los chicos en pobreza, los maestros no quieren ir, y montones de cosas más, y de esa manera se genera un círculo vicioso.
Por lo general la pobreza está relacionada a la carencia de recursos, en todos los sentidos, materiales, psicológicos y sociales; pero, vuelvo a repetir, siempre que se de esto, o sea, mal apego, mala empatía, y por lo tanto, un mal desarrollo afectivo va a terminar en un problema cognitivo, sea la familia de situación que sea. Lo que pasa es que también ¿qué ocurre?, cuando las personas son de situaciones socioeconómicos más altas, de alguna manera, a veces, pueden estimular al chico cognitivamente de otra manera. Es decir, no va a ser un chico que encima tiene todos estos problemas en la casa, va a una escuela mala, va a una escuela carencial. Capaz lo van a mandar a una escuela de lo mejor… esto no quiere decir que van a compensar el problema, pero, es diferente como se va desarrollando en un caso o en el otro la problemática. Pero que, siempre que hayan estos problemas de abandono por parte de los padres van a haber otros problemas de desarrollo afectivo y cognitivo.
¿Cuál ha sido, uno entre tantos, el trabajo que más satisfacción le ha dado? ¿Por qué?
Trabajar sobre la pobreza nos ha dado satisfacción a todo el equipo, además que estamos reconocidos como referentes en el mundo en esta temática.
Entre todos los premios y reconocimientos que ha recibido a lo largo de su trayectoria ¿Cuál ha sido el más significativo en su vida?
El premio Houssay (2005) fue súper importante, fue el primero que recibí, es un premio que entrega el presidente de la Nación. En ese tiempo estaba Kirchner, pero que en mi caso personal no estuvo ese día, por lo tanto me lo dio Filmus. Es el premio más importante que da la Argentina a los investigadores y yo fui la primera psicóloga que lo recibió. Ningún psicólogo lo había recibido antes. Ya había recibido distinciones, ¿pero premios? Éste fue el primero. Otro importante fue el Premio Ardila que es un premio Internacional a la trayectoria, después de recibir el premio Houssay, como en el 2009. Y ahora recibiré el Internacional Award, que también es súper importante, de la American Psychological Association a la contribución del desarrollo de la Psicología internacional y al conocimiento de la psicología. Me lo van a dar en Hawaii, ahora en Julio. Iremos con mi marido.
¿Cuál es la situación de la investigación en psicología dentro de Argentina y en Latinoamérica, según su experiencia?
Ha mejorado mucho en Argentina. Hay muy buenos grupos. Yo creo que Argentina es líder latinomericano en investigación, junto con México, Colombia, Brasil y Chile. Con el grupo del CONICET a decir verdad nos destacamos, realmente nos destacamos, en los congresos, etc.
¿Entonces la situación de la Argentina en investigación está dentro de todo bien? ¿O podría mejorar?
Puede mejorar muchísimo. Pero te digo que al lado de cuando yo comencé a estudiar, a trabajar mejor dicho, está muchísimo mejor. Vos pensá, para que te hagas una idea, el instituto del CONICET fue el único que se creó en el ’71 y sigue siendo el único del país, en psicología. Sin embargo, la Psicología es una carrera muy orientada a lo profesional y no tanto a la investigación. Por lo tanto, se quedó totalmente atrás. Ahora nosotros empezamos a trabajar y no sólo nosotros, sino también tratando a través de la asociación (AACC), con grupos, de impulsar, y hay muchos grupos en estos momentos que son muy buenos a partir de los cuales se puede seguir creando. De hecho yo misma hice todo esto en Entre Ríos, tengo una becaria en el área de vacancia en Jujuy, tengo otra en Formosa, después otro grupo que está armando Laura Oros en Misiones… ¿ves que nos vamos expandiendo? Por supuesto que hay mucho por hacer todavía.
¿Cómo ve la psicología en general dentro de Argentina?
Mira, la gente estudia psicología para hacer clínica y eso está potenciado por las mismas carreras. Es más, te digo, ni siquiera hablo de investigación. La psicología tiene muchas ramas. La psicología organizacional que es importantísima en todos los países menos en el nuestro, no sé si en toda Latinoamérica, pero me refiero a Europa, como España; o en Estados Unidos, es importantísima. Acá no. Todo el mundo quiere ser clínico, clínico psicoanalítico y más te digo, está favorecido por la facultad, por el tipo de materias que tienen, etcétera. Esta misma facultad (Universidad Adventista del Plata) yo la considero muy buena, porque no le ha dado tanta importancia al psicoanálisis. El psicoanálisis está, porque históricamente tiene que estar. Pero sí está más enfocada hacia la clínica. Por más que tenemos una parte de investigación súper interesante, que creo que eso fue obra de Mario Pereyra que me fue a buscar a mí, porque él le daba mucha importancia a la investigación. Entonces hay una fortaleza en investigación. Pero también se le da mucha importancia a la clínica. No obstante, se descuidan la psicología de la organización, psicología forense, psicología educacional, etc., que son súper importantes y que, en la Argentina, no tiene gran desarrollo. Otra cosa, lo importante de la investigación es que podes ser clínico, organizacional o lo que sea, y podés hacer investigación. Porque la investigación es lo que le da un sustento serio a lo que hacés. Entonces es muy importante. Y hay que desarrollarlo en todas partes.
¿Qué es lo más difícil y gratificante de ser investigador o al menos, dedicarse a la investigación?
Lo gratificante es que generás conocimiento, que siempre es espectacular. Cuando nos sentamos con los datos y nos ponemos a interpretar y empezamos a escribir, realmente te digo… ¿viste ese sentimiento de implicación que no escuchás cuando te hablan, etcétera? Bueno, así es cuando estás haciendo una publicación, cuando estás interpretando resultados y ves lo que te está dando, curioso; a veces no da lo que estabas esperando, y te preguntás qué habrá sido, y ésto, bueno, te da pie para hacer otro estudio. O sea, es apasionante. La investigación es apasionante. Yo creo que al que le gusta… ¡no te puede no gustar!, el que dice “no me gusta” es porque nunca hizo nada en investigación y no sabe lo que es.
Quizás, es más bien un temor a todo este proceso que implica hacer investigación. Un lenguaje que se torna, a veces –para el que no ha estudiado-, incomprensible.
Puede ser, pero primero tenés que estudiar. Segundo, hacer un diseño. Es interesante, porque si haces un buen diseño, al momento de interpretar te das cuenta que debiste tomar esto, que debiste tomar esto otro. Tiene que tener un buen diseño y después viene la interpretación…
La parte más linda…
¡Es la mejor parte!
En su opinión, ¿cuál es la cualidad más importante que debe poseer un investigador?
Un investigador tiene que tener continuidad, sino no se forma. Tiene que ser muy estudioso, muy responsable y tener mucha tolerancia a la frustración. Uno puede pasar mucho tiempo detrás de un problema que después no resulta como uno pensaba. Por un lado está la disciplina propia del investigador y por el otro, el Sistema de Investigación. Es un sistema durísimo. Hay que trabajar muchísimo, hay que esforzarse un montón. Vos te conectás para abrir un e-mail un domingo y te das cuenta que todo el mundo está trabajando en sus proyectos. También hay que poseer mucha proactividad, tenés que estar todo el tiempo trabajando. A veces estoy todo el día en el instituto del CONICET, entro a las 10:30 am y salgo a las 5 pm., llego a mi casa como a las 6 y digo: “hoy no hice nada”, porque, ¿qué no hice hoy? No escribí; y entonces me pongo a escribir desde las 6 pm hasta la noche. Lo que pasa para un investigador es que el trabajo es, justamente, investigar.
¿Hay que ser un poquito obsesivo también, no? ¿Un poquito?
Y un poco obsesivo, sí. No demasiado porque muy obsesivo te paralizás y nunca terminás ni la publicación, ni la tesis, ni nada. Pero un poco obsesivo en cuanto al detalle, sí.
¿Nos puede entregar algunos consejos para todas aquella personas que quieren dedicarse a la investigación y cómo se podría motivar para que más estudiantes se interesen por este ámbito?
Hay que ser estudioso, trabajar mucho, hay que esforzarse mucho. ¿Y motivarlos? Yo creo, te digo, me parece que esto que hacemos nosotros, esta tesis de licenciatura (referida a la Universidad Adventista del Plata) es interesante; porque mucha gente cuando comienza a hacer investigación, nosotros decimos que en nuestra cátedra o nuestras cátedras, a veces son las más antipáticas, pero luego vienen los alumnos y les encanta. No sé, vos, cuál ha sido tu experiencia, pero, en general, los chicos se enganchan mucho e inclusive te dicen que es una forma de introducirse al trabajo estando tutoriados, porque vos vas a hacer encuestas, entrevistas o lo que fuese, y estás tutoriado por tu director.
¿Qué libro está leyendo ahora y cuál recomienda leer?
¿Qué libros? Yo en realidad leo todo el tiempo de todo. Es más común que lea artículos, porque, viste, en investigación te hablo, ya lo que está en un libro forma parte de una recopilación de varias cosas… aunque hay libros que te vienen fenómeno como “Self-Efficacy”, de Bandura, que es un libro de cabecera, o “Stress and coping” de Lazarus, etc., ¿no? Pero en general nosotros lo que leemos son artículos para estar al día, porque en un artículo “lo hiciste y lo largaste”, “lo hiciste y lo largaste”, en cambio en un libro por ahí hay cosas de hace 10 años, porque, como te digo, es una compilación de todo. Pero sí, existen libros a los que siempre vuelo. Lo que estoy leyendo mucho, es sobre todo, artículos de Decety que es un neuropsicólogo que tiene un enfoque de la empatía que a mí me parece interesante, porque la empatía tiene toda una historieta. Primero se la consideraba afectiva, o cognitiva y afectiva, cognitiva por ponerse en el lugar del otro, hasta que viene Davis y las integra, dice que es multidimensional y hace su test famoso por allá en los años ’80 que es el que más se utiliza ahora, pero es un test ya viejo. El asunto es que la empatía tiene aspectos cognitivos y afectivos, pero integrados, no separados. Bueno, según la teoría de Hoffman habla más, digamos, de los estadios del desarrollo de la empatía, más que los factores así separaditos; eso lo retoma luego Decety y estudia los correlatos neuropsicológicos. Entonces, son súper interesantes los estudios de él.
¿Alguno que quiera recomendar para nuestros lectores?
A ver, todo depende a qué te dediques, porque si vos te vas a dedicar al afrontamiento, por ejemplo, yo te digo no te pierdas nunca los libros de Lazarus. Hay una cosa que sí no les recomiendo, que es leer los compendios. ¡No!, andá al original, no lo que me dice Sampieri o yo qué sé. ¡No! Andate a leer a los originales. Lo otro, te puede servir para resumir. Los reviews, por ejemplo, son interesantes; lo que sale en revistas: los reviews sobre afrontamiento, los reviews sobre empatía, porque te dan un pantallazo de la temática.
Hace poco hicimos un convenio con la UAP para hacerle publicidad al libro “Cómo inspirar emociones positivas en niños” que tuvo una muy buena recepción a nivel nacional e internacional. ¿Cómo fue el proceso de hacer este libro y qué fue lo que más te gustó?
Con respecto a este libro, forma parte de una serie que sacamos justamente para el proyecto de resiliencia en chicos con vulnerabilidad social y trabajamos muchísimas estrategias desde la estimulación cognitiva. Después de eso, pensamos con Laura en hacer un libro sobre cómo estimular las emociones cognitivas en chicos. Las emociones positivas, digamos, las lecturas sobre emociones positivas ha empezado relativamente hace poco con el asunto de la psicología positiva, y se está viendo que son importantísimas. Así que hemos trabajado muchísimo con los chicos sobre esto, la capacidad de relajarse, lo que Laura Oros llama la capacidad de serenarse, serenidad, alegría, autovalía, que más que autoestima es la percepción de autovalor; y bueno, se volcó todo sobre este libro que tiene una parte muy interesante de teoría, pero accesible a gran público, sobre todo para maestros y padres. Y luego una cantidad de estrategias expresada en una serie de juegos que aparece como un suplemento del libro. Nació del proyecto con niños vulnerables, pero este libro sirve para cualquiera, porque, las emociones positivas se pueden trabajar desde cualquier nivel socio-económico, y yo te digo, la agresividad y la falta de emociones positivas se dan en todos los estratos socio-económicos. De hecho, en la actualidad hay una gran preocupación nuestra por el nivel de agresividad que hay en la sociedad, por eso nos interesa tanto trabajar estas temáticas.
Como una forma de prevención…
Totalmente.
¿Y cómo está su agenda actualmente?
¿Cómo está mi agenda? Muy ocupada ( se ríe ).
¿Muchas cosas? ¿Congresos?
Sí, mira, yo te dije que empezaré a ir a menos congresos porque este año pasado fue terrible, con muchas invitaciones, con lo cual ya decidí bajarme uno en marzo, porque me voy en mayo a trabajar con G. V. Caprara, él es un investigador italiano de Personalidad importantísimo, a la Sapienza de Roma, una universidad de Roma muy importante. Voy a pasar una semana con él para hacer un proyecto, él tiene un proyecto internacional de prosocialidad, que lo tiene también en Chile. Entonces voy a ir allá a trabajar con él para intercambiar opiniones y ver cómo hacemos para hacerlo también en Argentina. Después en Julio tengo un congreso de la CIP en Brasilia y no sé todavía porque está el congreso de la AIEP –Asociación Iberoamericana de Evaluación Psicológica–, que la van hacer en Maceio, ahí mismo en Brasil. Después tengo el 31 de Julio la convención de la American Psychological Association donde me van a dar el premio y por ahí presento algo ya que voy estar allá. Así que ya ves, que de aquí a julio ya tengo por lo menos tres viajes internacionales y después el congreso de la AACC –Asociación Americana de Ciencias del Comportamiento–, en Córdoba. Y ya comenzaré a venir una vez por mes acá ( Entre Ríos) y lo voy a dedicar solamente a trabajar en investigación, no más docencia. Lo de tesis lo mantengo y a lo mejor dar una que otra clase que las chicas necesiten que dé; pero en principio, no. Y bueno, después la dirección del CIIPME, soy la directora de la UCA y también están todas las publicaciones, así que tengo para divertirme un buen rato.
Por último, además de agradecerle por acceder a dar esta entrevista con nosotros, qué mensaje podría dar para la página, lo que usted quiera, a todos los lectores que nos están siguiendo en Psyciencia.
Me gustaría que la Psicología en Argentina, sobre todo en la enseñanza de la Psicología, fuera más seria, más exigente y más pluralista. Es decir, que, bueno, yo no comparto, pero el que quiera hacer Psicoanálisis que haga Psicoanálisis, pero también que se permita estudiar Cognitiva, Sistémica, y todas las tendencias que hay hoy en día, y que cada uno decida libremente cuál es el modelo que más le satisface y que lo trabaje con seriedad. Lo más importante es trabajar fuerte y con seriedad, y para eso hay que estudiar, hay que dedicarse, y bueno, tratar de pelear por nuestra ciencia, que es lo que vengo haciendo toda la vida. Lo que pasa es que yo soy peleadora ( se ríe ) y hay gente que no es tan peleadora. Lo mismo con los clínicos. Algunos se quedan en el consultorio y nunca más estudian y nunca más crecen, ¿viste?
¿Entonces su consejo es que salgan más del consultorio y se dediquen hacer investigación?
Que sigan en el consultorio, pero que se sigan formando permanentemente; porque la ciencia sigue avanzando permanentemente. Es más, te diría que alguien que se recibió hace 20 años y nunca más estudió nada, es como que no sabe Psicología. Entonces hay que ir a congresos, y hay que leer journals, aunque no sea investigador, pero tiene que saber lo que hay, lo nuevo que hay, al menos en su rubro. Entonces hay que seguir trabajando todo el tiempo.
Nos quedó muy claro, Doctora, muchas gracias por la entrevista.
A vos.
2 comentarios
Excelente :) actualmente me encuentro interesada en emociones positivas y he leído trabajos de Minzi y Oros, son admirables.
Realmente dos Personitas que admiro por su trabajo y dedicación, además de su gran talento, son seres maravillosos. Mi GRAN CONSEJERA DE TESIS CRISTINA MINZI Y MI AMIGA -COMPAÑERA LAURA OROS ;)
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