La capacidad de una persona para resolver problemas en situaciones nuevas y de pensar lógicamente para extrapolar lo aprendido es conocida como “inteligencia fluida”, y está ligada estrechamente a la creatividad. Por su parte, la inteligencia cristalizada es aquella que abarca la capacidad del individuo de usar información, habilidades, conocimiento y experiencias (es decir, su conocimiento de toda la vida) de una manera que podría medirse en una prueba estandarizada.
Según los investigadores, estas habilidades son tan diferentes que incluso con el objeto de mejorar una u otra son necesarias actividades bastante opuestas. Así, se ha encontrado que el sedentarismo puede, en su justa medida, favorecer a la inteligencia cristalizada y, cuando hablamos de inteligencia fluida nos encontramos con numerosos estudios que recomiendan la realización de actividad física moderada a vigorosa (Burzynska et al., 2020).
Una nueva investigación realizada con aviadores corrobora este vínculo entre entrenamientos intensos y mejoras en las capacidades de inteligencia fluida (Zwilling et al., 2020):
Metodología
El equipo de investigadores condujo un ensayo clínico controlado doble ciego de 12 semanas, para el cual reclutaron a 148 aviadores de la Fuerza Aérea en servicio activo que fueron asignados al azar a dos grupos diferentes en un experimento diseñado para ver la eficacia de un régimen multimodal de aptitud física solo, o en conjunto con una intervención nutricional, para mejorar del rendimiento físico y cognitivo.
Todos los aviadores participaron en un programa de ejercicios de 12 semanas que combinó entrenamientos de fuerza en gimnasio y ejercicios de cardio de alta intensidad en intervalos (HIIT, por sus siglas en inglés).
Dos veces al día durante este período, un grupo de aviadores (n = 70) también bebió una bebida nutricional especialmente diseñada, de la que se ha demostrado en estudios anteriores que mejora las funciones cognitivas. Esta bebida enriquecida con nutrientes contenía vitamina B12, un ácido graso omega-3 (DHA), luteína, fosfolípidos, butirato de hidroximetilo (HMB) y micronutrientes seleccionados, incluido el ácido fólico.
La otra cohorte de aviadores (n = 78), que representaba un grupo control de placebo, consumió una bebida dos veces al día que no estaba enriquecida con nutrientes. Ni los participantes del estudio ni los investigadores de campo sabían qué grupo recibió la bebida enriquecida con nutrientes o una bebida placebo.
Los investigadores también administraron una batería de pruebas cognitivas antes y después de la intervención de 12 semanas para evaluar cómo el régimen de ejercicio afectaba la cognición por sí mismo y junto con el nuevo suplemento nutricional. Se midieron seis dominios de función cognitiva: memoria episódica; memoria de corto plazo; memoria de trabajo; función ejecutiva; inteligencia fluida; eficiencia de procesamiento/tiempo de reacción.
Hallazgos
- Después de solo tres meses, los investigadores encontraron que, en promedio, los puntajes de inteligencia fluida aumentaron en un 19.5% después de iniciar este régimen de ejercicio.
- Ambos grupos mostraron mejoras en la función física y cognitiva, con ganancias adicionales entre aquellos que consumían regularmente la bebida nutricional.
- El régimen de ejercicios al que fueron sometidos los participantes aumentó la potencia física y la masa muscular magra, redujo sus porcentajes de grasa corporal y aumentó su VO2 máx.
- Las ganancias más notables relacionadas con el ejercicio en la función cognitiva se produjeron en las pruebas diseñadas para medir la inteligencia fluida.
- La intervención de ejercicio por sí sola mejoró varias dimensiones de la aptitud física y función cognitiva . Explican los autores que los participantes tenían una mejor memoria episódica y procesaban la información de manera más eficiente al final de las 12 semanas. También rindieron mejor en las pruebas que requerían que resolvieran problemas que nunca antes habían encontrado (inteligencia fluida).
- Los participantes que consumieron la bebida enriquecida con nutrientes dos veces al día además de realizar el régimen de ejercicio, presentaron mayores mejoras en su capacidad para retener y procesar información. Y sus tiempos de reacción en las pruebas de inteligencia fluida mejoraron más que los de los participantes que tomaron el placebo.
Las rutinas de ejercicio, y los nutrientes que aportamos a nuestros organismos, en consecuencia, pueden marcar grandes beneficios cuando realizamos cambios a conciencia.
Referencias bibliográficas:
- Burzynska, A. Z., Voss, M. W., Fanning, J., Salerno, E. A., Gothe, N. P., McAuley, E., & Kramer, A. F. (2020). Sensor-measured sedentariness and physical activity are differentially related to fluid and crystallized abilities in aging. Psychology and Aging. https://doi.org/10.1037/pag0000580
- Zwilling, C. E., Strang, A., Anderson, E., Jurcsisn, J., Johnson, E., Das, T., Kuchan, M. J., & Barbey, A. K. (2020). Enhanced physical and cognitive performance in active duty Airmen: evidence from a randomized multimodal physical fitness and nutritional intervention. Scientific Reports, 10(1), 17826. https://doi.org/10.1038/s41598-020-74140-7
Fuente: Psychology Today