Para aplacar la expansión del coronavirus, muchos Estados a lo largo del mundo adoptaron la medida del confinamiento en el lugar de residencia, sumado al distanciamiento físico y otras restricciones a la circulación de las personas. Un nuevo estudio realizado en China encontró que aquellos que trabajan durante la pandemia muestran una mejor salud física y mental que aquellos que dejaron de trabajar (Zhang et al., 2020). Con este estudio los investigadores esperan proporcionar información para otros países que experimentan variaciones de confinamiento.
Se realizó una encuesta aproximadamente a un mes del cierre de Wuhan y las ciudades circundantes, del 20 al 21 de febrero. Los participantes fueron 369 adultos de 64 jurisdicciones de China que fueron afectadas por COVID-19 en diversos grados. A cada ubicación se le asignó una puntuación por la gravedad del brote calculando el número de casos de COVID-19 por cada 10.000 personas.
La salud mental y física de cada sujeto se evaluó con la escala Short Form-12, la escala de angustia psicológica de Kessler y la escala de Satisfacción con la Vida. Para examinar ciertos factores que podrían afectar la salud y el bienestar, se preguntó a los participantes con qué frecuencia se ejercitaban y si estaban trabajando o no durante el cierre.
Los resultados revelaron tendencias interesantes cuando se trataba de trabajar durante el brote. Los sujetos que continuaron trabajando en casa mostraron una mejor salud mental que aquellos que dejaron de trabajar por completo. Aquellos que trabajaron en la oficina durante el brote mostraron beneficios aún mayores, presentando una mejor salud mental y física que aquellos que dejaron de trabajar. Específicamente, aquellos que trabajaban en la oficina mostraron niveles más bajos de angustia y mayor satisfacción con la vida que aquellos que no estaban trabajando.
Los resultados mostraron que la gravedad del brote se relacionó con una disminución de la satisfacción con la vida de las personas que tenían problemas médicos crónicos, pero no de las que no los tenían. Esto sugiere que aquellos con problemas médicos subyacentes se vieron especialmente afectados por la gravedad de la situación en la que vivían.
Sorprendentemente, la gravedad del brote también se asoció con una disminución de la satisfacción con la vida en aquellos que hicieron ejercicio más de 2.5 horas al día. Aquellos que hicieron ejercicio menos de media hora al día en realidad mostraron una mayor satisfacción con la vida en áreas con brotes más severos en comparación con las áreas menos afectadas. Los investigadores discuten estos hallazgos inesperados, sugiriendo que “tal vez estas personas podrían justificar o racionalizar mejor sus estilos de vida inactivos en las ciudades más severamente afectadas … es posible que debamos prestar atención a las personas físicamente más activas, que podrían estar más frustradas por las restricciones debido a la brote.”
Estos hallazgos no son representativos a nivel nacional debido a la forma en que reclutaron a los sujetos, advierten los autores. Aún así, ofrecen información valiosa sobre los tipos de personas más afectadas por el brote de COVID-19. Los encargados de formular políticas y los profesionales de la salud mental podrían priorizar la ayuda para quienes han dejado de trabajar y quienes tienen problemas de salud crónicos.
Referencia bibliográfica:
Zhang, S. X., Wang, Y., Rauch, A., & Wei, F. (2020). Unprecedented disruption of lives and work: Health, distress and life satisfaction of working adults in China one month into the COVID-19 outbreak. Psychiatry Research, 288, 112958. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.112958
Fuente: Psypost